La guerra fría terminó, pero la lucha entre espías de Rusia y EE.UU. sigue
El arresto de un supuesto agente de la CIA en Moscú sacó a la luz las intensas persecuciones entre los servicios secretos de ambos países
WASHINGTON.- El bochornoso arresto de un supuesto agente de la CIA en Moscú es el más reciente recordatorio de que por más que haya terminado la Guerra Fría, Estados Unidos y Rusia siguen enganchados en una batalla sin fin de espionaje con tácticas secretas, dispositivos de vigilancia y un entrenamiento que no siempre les ayuda a evitar ser descubiertos.
En el más reciente incidente, los servicios de seguridad rusos arrestaron a un diplomático de 29 años mientras, según ellos, intentaba reclutar a un espía local.
Los rusos dicen que Ryan Fogle fue capturado con las manos en la masa, con una carta de reclutamiento, una brújula, dos pelucas y un fajo de billetes.
Los servicio de seguridad publicaron las fotos de su arresto y desplegaron ante el mundo todos sus supuestos elementos de espionaje, con el propósito de demostrarle a la opinión pública que el joven diplomático trabajaba de hecho para la CIA: lo pescaron.
Estas tácticas no son ninguna novedad. Humillar y desenmascarar al otro bando es una tradición que se remonta a décadas . En 1977, la KGB arrestó en Moscú a una rubiecita llamada Martha Peterson, mientras intentaba dejar un mensaje para un espía importante, cuyo nombre clave era Trigon. Al igual que en el caso de Fogle, a la hora de atrapar a Peterson, los rusos tenían listas las cámaras de televisión.
La idea es no ser atrapado. Los rusos son famosos expertos en identificar y atrapar espías, y según un ex agente de la CIA, a lo largo de los años, ellos atraparon a por lo menos una docena de funcionarios de la agencia que realizaban actividades clandestinas.
Para reducir su exposición, la CIA se esfuerza mucho en el adiestramiento de sus agentes y evitar que les ocurra lo que le sucedió a Fogle, suponiendo que estuviese haciendo lo que dicen los rusos.
Los agentes de la Agencia deben atravesar un intenso entrenamiento en la escuela de espionaje de la CIA, en Virginia, donde toman un curso conocido como "Aspecto de competencia técnica". Se trata de una clase básica de espionaje en el que los agentes aprenden a advertir si están siendo seguidos.
En la jerga de la CIA, se les enseña a hacer rondas de detección de vigilancia. Se supone que deben realizarlas antes de cada misión. La regla general: si un agente ve dos veces lo mismo en distinto tiempo y lugar, es probable que lo estén vigilando.
Los que son destinados a lugares lejanos como Moscú, reciben mayor entrenamiento, que incluye un curso de competencia técnica en un entorno hostil. Los agentes del FBI de Washington y Nueva York, que son quienes más experiencia tienen en el seguimiento de espías, ponen a los novatos a intentar seguirles los pasos. Antes, el curso era conocido como "Operaciones internas" para los oficiales de la CIA que vivían detrás de la "cortina de hierro".
Pero Moscú es un caso aparte. Ex espías de la agencia hablan de las "reglas de Moscú", por la complejidad de ese juego del gato y el ratón. En el pasado, la paranoia hizo estragos en la base de la CIA en Moscú.
A fines de la década de 1980, aún en plena Guerra Fría, la base de la CIA en Moscú estaba prácticamente paralizada, ante la creencia de que los agentes eran vigilados todo el tiempo. No había manera de que pudieran dejar la base y reclutar agentes sin ser vistos. Las operaciones se detuvieron casi por completo. Hacia principios de la década de 1990, tras la caída del Muro de Berlín y la disolución de la Unión Soviética, la CIA encontró el modo de volver a hacer su trabajo en Moscú.
Los agentes de la agencia en Moscú elaboraron una lista de extravagantes indicios para determinar si estaban siendo seguidos. Un ex agente de la CIA que no reveló su nombre por no estar autorizado a hablar de operaciones de inteligencia, contó que los rusos solían usar autos tan poco llamativos que resultaban sospechosos. En el interior de esos autos, siempre había dos agentes rusos, para el caso de que uno de ellos debiese seguir a pie. En una luz roja, hacían como si estuvieran estacionando, y no como quien se detiene ante un semáforo.
Un ex espía de la agencia dijo que en Moscú realizaba rondas de detección de vigilancia que duraban horas. La etapa final era abandonar el auto y subirse al transporte público. Entonces y sólo entonces, y generalmente a pie, se encontraban en secreto con su informante. Otro agente usaba a su esposa como señuelo para distraer a la KGB cuando iba a dejar un mensaje secreto.
Para convencer a los rusos de que dejaran de seguirlos, a veces recurrían al aburrimiento. Si los rusos creían que era un día rutinario -paseos con el perro, compras y visitas a las plazas con los chicos- tal vez abandonaban la vigilancia.
Para vencer a los rusos, también recurrían a la tecnología. El gobierno de Estados Unidos había logrado decodificar muchas de las frecuencias encriptadas que los soviéticos usaban en sus operaciones de vigilancia. Un agente con un audífono a veces podía determinar si lo estaban siguiendo y en ese caso abortar la misión.
No queda claro por qué los rusos hicieron un show del arresto de Fogle, aunque ya ha sucedido otras veces.
¿Será un mensaje a Estados Unidos para expresarle su malestar diplomático? La CIA se negó a comentar la detención de Fogle.
Fotos AFP y EFE
Adam Goldman
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