La infanta Cristina cambia de estrategia: declarará ante el juez
La hija del rey Juan Carlos accedió a ser interrogada en el caso de evasión fiscal y lavado de dinero, en el que está imputada junto con su marido; la indagatoria será el 8 de marzo
MADRID.- Después de pasar casi dos días encerrada en el Palacio de la Zarzuela, la infanta Doña Cristina Federica de Borbón y Grecia se resignó a enfrentarse con su destino de ciudadana en problemas con la Justicia.
Sus abogados anunciaron ayer que la hija del rey renuncia a su derecho de apelar la citación que dictó el juez José Castro para interrogarla por supuestas maniobras de lavado de dinero y evasión fiscal . Y para potenciar el gesto reclamaron que se anticipara "todo lo posible" esa indagatoria, fijada para el 8 de marzo.
Es un giro drástico en la estrategia legal de la infanta , que hasta ahora se había resistido a sentarse frente al juez. En mayo logró que el tribunal de alzada la "desimputara", cuando Castro la llamó por el presunto tráfico de influencias en relación con la trama de corrupción por la que está acusado su marido, Iñaki Urdangarin. En los meses posteriores, la defensa hizo todo lo posible por evitar la nueva convocatoria -por delitos aún más graves- del mismo modo que lo hicieron el fiscal del caso, la Abogacía del Estado y la Agencia Tributaria del gobierno.
Pero la sangría en la popularidad de la Corona que provoca el escándalo del matrimonio Borbón/Urdangarin requería alguna señal de la infanta en sintonía con la promesa de "ejemplaridad" e "igualdad ante la ley" que proclama el rey en estas horas difíciles.
Los abogados lo dejaron por escrito en el texto que entregaron ayer en el juzgado de Castro en Palma de Mallorca. Señalaron que la "respuesta natural" hubiese sido interponer un recurso de apelación porque no consideran que haya fundamentos jurídicos en la imputación, pero admitieron que a la infanta "no se le escapan los efectos colaterales que tendría" un eventual triunfo.
No hacía falta que dijeran cuáles serían: si la Audiencia Provincial tumbaba el auto de imputación del juez, la causa contra la infanta hubiese sido archivada, pero con el precio de transmitir una peligrosa sensación de impunidad y de trato de privilegio. Por otra parte, si convalidaba la diligencia, duplicaba el costo político para la monarquía.
Castro considera que hay indicios para pensar que Cristina lucró a conciencia mediante la participación en la sociedad Aizoon, cuya propiedad compartía con su marido. Hacia esa "empresa fantasma" se desviaron millonarios fondos públicos que Urdangarin había obtenido con el Instituto Nóos para supuestas obras de beneficencia.
"Doña Cristina no tiene nada que ocultar ante el Ilustrísimo Señor Juez Instructor ni ante el conjunto de la sociedad española", añadió el texto firmado por el catalán Miquel Roca, uno de los abogados más prestigiosos de España que además integró el reducido grupo de redactores de la Constitución.
Dejó sentado que ella "está convencida de que su actuación ha sido siempre confiada, transparente y respetuosa con el derecho", y por eso pide cumplir "voluntariamente" cuanto antes con la requisitoria, "consciente de su vocación de servicio".
El cambio de planes se decidió entre el jueves y anteayer en la Zarzuela, la residencia oficial de los reyes. Cristina pasó los dos días en el Palacio, a donde llegó proveniente de Ginebra, su ciudad de residencia desde el año pasado, donde se enteró el martes de la imputación.
Roca y sus socios estuvieron anteayer allí. Aunque no se informó oficialmente, se descuenta que Juan Carlos participó de las discusiones. La Casa del Rey declaró ayer que valoraba "muy positivamente" la decisión de la infanta.
La semana pasada, el jefe de esa institución, Rafael Spottorno, había calificado la investigación del caso Nóos como "un martirio".
El príncipe Felipe era quien más presionaba para que su hermana hiciera un gesto de transparencia.
Sin embargo, Cristina había descartado desde un principio renunciar a sus derechos dinásticos (es séptima en la línea de sucesión del trono) o a sus títulos reales, una medida sin efectos prácticos, pero que la hubiera mostrado ante la opinión pública equiparada al resto de los mortales.
Menos aceptaba divorciarse de Urdangarin. De hecho, el abogado Jesús Silva, socio de Roca, dijo a la prensa el viernes que la infanta "actuó por fe y amor a su marido". Y, al borde de la poesía, completó: "Cuando una persona está enamorada de otra, ha confiado, confía y seguirá confiando contra viento y marea".
Eso sí, evitó aclarar si él creía en la inocencia de Urdangarin. Es altamente improbable que el yerno del rey pueda evitar el juicio por presuntas actividades corruptas cuando era presidente del Instituto Nóos -dada la magnitud de las pruebas en su contra, respaldadas por el juez, el fiscal y las instituciones que actúan en la causa-. En algún momento la defensa de la infanta deberá tomar abiertamente el camino de la "separación de responsabilidades".
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