La invisibilidad de la célula de EI, evidencia del desafío de un monstruo de mil cabezas
MADRID.- Salvo que en los próximos días se demuestre lo contrario, los 12 terroristas que integraban la célula que protagonizó los ataques en Barcelona y Cambrils no figuraban en el extenso catálogo confidencial de más de 3000 sospechosos que manejan las fuerzas de seguridad de España. De ser así, estaríamos ante un grupo casi invisible y más difícil de detectar.
Desde los ataques en 2004 en Madrid y en 2005 en Londres, hasta los recientes atentados en Bruselas o París, algunos de los autores de estas células locales integradas por varios miembros y bien organizadas, estaban en el radar policial, habían sido detenidos con anterioridad o monitorizados de forma intermitente. Un hecho que pone siempre en evidencia la eficacia policial y muestra la dificultad de combatir a este monstruo de mil cabezas, durmiente, silencioso y desestructurado. Ninguno de estos terroristas había retornado de Siria o Irak, las zonas de conflicto a las que acuden los jihadistas de todo el mundo para unirse a las filas de Estado Islámico (EI), lo que no significa que no hayan viajado a esos países, según reconoce un responsable de la Comisaría General de Información de la Policía Nacional. Es otro dato peculiar si se tiene en cuenta que son, por lo menos, 12 personas.
Desde España han viajado hasta allí alrededor de 150 salafistas y regresado una veintena, la mayoría detenidos o monitorizados por los servicios de información. Una cantidad pequeña en comparación con los centenares de franceses, ingleses y alemanes que se han unido a la jihad siria e iraquí.
Pero los responsables policiales reconocen en privado que desconocen el número exacto de los mujahidines que desde España se unieron a las filas de Abu Bakr al-Baghdadi, el califa de los jihadistas, por lo que todavía no hay una evidencia de que el grupo no lo lidere un emir formado en los campos de entrenamiento próximos a Aleppo. Células tan numerosas suelen dirigirlas uno o dos jihadistas que ya han recibido el bautismo de la jihad.
El objetivo de los terroristas no era un atropello masivo en La Rambla de Barcelona. La explosión fortuita de varias garrafas de gas en Alcanar demuestra que el grupo preparaba desde hace meses un ataque mucho más letal y profesional al viejo estilo de los protagonizados hace años por Al-Qaeda. Los Mossos hallaron en la casa trazas de TATP, el explosivo casero usado por EI y conocido como "madre de Satán".
"Lo que estamos viendo es una célula de muchas personas y con una ambición fuera de la común. El atropello ha sido algo improvisado tras el suceso de Alcanar. Querían hacer algo muy, muy grande", asevera un alto mando de la lucha antiterrorista.
¿Cómo pudo escapar al control de los servicios de información e inteligencia un plan tan diabólico urdido por 12 personas en Tarragona, una de las cunas más confortables del salafismo en España? En Salou y Cambrils se reunieron en 2001 Mohammed Atta, el jefe del comando que protagonizó en 2001 el ataque contra las Torres Gemelas, y Ramzi Binalshibh, el yemení con el que convivía de estudiante en Hamburgo. Allí comunicó el primero al segundo la fecha y los objetivos del ataque más grave que sufrió Estados Unidos desde Pearl Harbor para que huyera de Europa, viajara a Afganistán y se los comunicara a Osama ben Laden.
La respuesta de los expertos coincide: "No tenían antecedentes vinculados a la jihad. Son gente nueva. Carecían, en general, del perfil delincuencial habitual". Javier Zaragoza, el ex jefe de la Fiscalía de la Audiencia Nacional, y asesor del Fiscal General del Estado en materia de terrorismo internacional, lo confirma: "No tenían antecedentes por jihadismo".
Localizar a la "gente nueva" es la principal tarea a la que se dedican los servicios de información mediante centenares de "manipuladores" que meten la nariz en los nichos del salafismo, Cataluña es uno de los principales, e intentan descubrir qué jóvenes tienen inclinaciones hacia la jihad.
La presunta "invisibilidad" de los 12 terroristas ha hecho muy difícil la tarea de las fuerzas de seguridad que desde hace años trabajan en coordinación permanente con los Mossos de Escuadra en la lucha contra el terrorismo. "Salvo pequeños detalles recuerdo una coordinación más que aceptable entre los Mossos y las fuerzas de seguridad del Estado", comenta Zaragoza.
José María Irujo
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