La izquierda regional, ante otra prueba electoral en Uruguay
El oficialista Martínez lidera las encuestas para la primera vuelta, pero iría a un ballottage con Lacalle Pou, que sumaría el apoyo del arco opositor
MONTEVIDEO.- El Frente Amplio (FA) pone hoy en juego su poder en Uruguay frente a una oposición que tiene decidido coaligarse para la segunda vuelta, en una elección presidencial que la izquierda regional mira con especial atención.
La izquierda uruguaya va por su cuarto gobierno consecutivo, lo que no se daba en el país desde la primera mitad de los años 50, y los partidos fundacionales Nacional y Colorado, asociados con dos partidos chicos, van por el cambio de la mano de una coalición inédita que abarca expresiones de centro, derecha y centroizquierda.
Los principales protagonistas son los dos candidatos presidenciales a los que todas las encuestas ubican en el ballottage del 24 de noviembre. Daniel Martínez, por el FA, es un ingeniero de 62 años que fue ministro de Industria y Energía (2008-2009), senador (2020-15) e intendente de Montevideo (2015-19).
Por el Partido Nacional el aspirante es Luis Lacalle Pou, un abogado de 46 años, hijo del expresidente Luis Alberto Lacalle y que fue diputado en tres períodos seguidos y candidato presidencial en 2014. El candidato blanco tiene comprometido el apoyo de los otros tres partidos que, según los sondeos, le seguirán en cantidad de votos.
Otros candidatos son el economista Ernesto Talvi (62 años), por el Partido Colorado, y el general retirado Guido Manini Ríos (60), que fue cesado como comandante en jefe del Ejército en marzo pasado.
La elección nacional comprende al presidente, a los 30 senadores y a los 99 diputados, con un plebiscito adicional sobre seguridad pública de aumento de penas y una guardia de militares para el orden interno.
El FA llegó al gobierno por primera vez en las elecciones de 2004, cuando Tabaré Vázquez ganó en primera vuelta, y siguió de largo en 2009 con José Mujica y en 2014 con Vázquez, que derrotó a Lacalle Pou.
La principal preocupación de los uruguayos es la seguridad pública, y el primer semestre de este año dio un récord histórico de rapiñas, aunque los hurtos dieron leve baja contra el récord de 2018.
La economía jugó a favor de las reelecciones de 2009 y 2014, pero ahora eso cambió. Tras años de fuerte crecimiento (2004-2014), la economía uruguaya está estancada desde abril de 2018 y la inversión privada cae desde hace años, lo que se tradujo en baja del empleo desde 2015. Pese a que el salario real creció todo los años, la desocupación y los malos resultados de cuentapropistas y comercios chicos hicieron bajar el poder de compra de los hogares en 2018 y en lo que va de 2019.
La elección presidencial de un país "chico" se agranda para la mirada de la izquierda latinoamericana, que tiene la expectativa de regenerar la "ola progresista". Las dos organizaciones continentales de izquierda, el Foro de San Pablo, creado por el Partido de los Trabajadores de Brasil en 1990, y el Grupo de Puebla-Progresivamente, creado en México en julio pasado, pusieron tres fichas en el mapa sudamericano para las jugadas de octubre: por una victoria de Evo Morales en Bolivia (que está objetada por la comunidad internacional), del kirchnerismo en la Argentina y del FA en Uruguay.
Eso serviría para mostrar que los partidos de izquierda tuvieron algunas batallas perdidas entre 2015 y 2018, pero el repliegue fue acotado y están de vuelta. Para el FA, la victoria demostraría además una fuerza a prueba de golpes fuertes, como la caída del vicepresidente Raúl Sendic, enredado en casos de corrupción durante su gestión en la petrolera estatal Ancap bajo el gobierno de Mujica, entre otros escándalos.
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