Italia, a las urnas / El impacto de la votación. La necesidad de trabajar juntos
Por Sergio Romano Del Corriere della Sera
ROMA.- En un artículo publicado anteayer por el Corriere della Sera , Pierluigi Battista escribió que los dos partidos mayoritarios de Italia deberían terminar de considerarse enemigos y aprender a tratarse como partes complementarias de un mismo país. Durante la campaña electoral hubo, al principio, señales positivas. Luego, sobre todo en los últimos días, se llegó a una desagradable recaída en los vicios de la política concebida como una guerra entre enemigos irreconciliables.
Retomo el hilo de los argumentos de Battista y agrego algunas consideraciones sobre los motivos por los cuales los dos principales partidos, sean cuales fueren los resultados del voto, tienen en realidad una agenda común y deberían comportarse en consecuencia.
El primer punto es la emergencia institucional. No es posible que un país, ya por muchos motivos federal, siga siendo gobernado por las dos cámaras, que hacen con extenuante lentitud las mismas cosas, y por un primer ministro que no tiene los poderes de sus colegas europeos. No es posible que las cámaras continúen siendo elegidas con una ley que favorece la proliferación de pequeñas agrupaciones políticas, constituidas para gestionar pequeñas concentraciones de poder y destinadas a sobrevivir sólo a expensas de la coherencia y de la eficiencia del Estado.
Luego de 15 años de tentativas que fracasaron, sabemos que ninguna reforma constitucional y ninguna buena ley electoral serán adoptadas mientras las pequeñas agrupaciones estén en condiciones de presionar en el Parlamento a los partidos mayoritarios.
El PD y el PDL tienen, por lo tanto, intereses comunes. Y tendrán en la próxima legislatura, si no cometen el error de acentuar las propias divergencias, la ocasión de hacer juntos, en materia de reforma institucional y leyes electorales, lo que ninguno de los dos podría hacer por sí solo.
El segundo punto es la emergencia económica. Quien tenga el deber de gobernar Italia, heredará un país agotado, estancado, sin estructuras modernas, cargado con una enorme deuda pública y con una alta presión fiscal, acosado por muchas crisis (la de los préstamos y de la inflación agroalimentaria) que se abaten sobre la economía mundial.
Espero que el próximo gobierno no pierda su tiempo, como ha sucedido en los últimos años, alegando que la culpa es de los gobiernos precedentes. No es verdad. La responsabilidad es de todos nosotros: gobierno, partidos, sindicatos, sociedad civil.
Muchos de los problemas que nos afligen son importados del exterior y muchas palancas del poder económico han sido transferidas a Bruselas y Francfort. Pero existen problemas, desde la construcción de infraestructuras hasta la reducción de la deuda pública, que sólo nosotros podemos resolver. Este también es un campo en el cual cada gobierno, sin excepción, se ha mostrado inferior a las exigencias de la nación.
Hoy, el PD y el PDL tienen la posibilidad de hacer, trabajando juntos, algunas de las cosas que el país necesita de manera urgente para recomenzar a producir y crecer. Los sacrificios serán más soportables y los obstáculos, más fáciles de superar si el país tiene la sensación de responder a un plan nacional, compartido por las dos mayores fuerzas políticas.