La odisea de los ocho extranjeros liberados de una cárcel talibana
Los trabajadores humanitarios habían sido acusados de difundir el cristianismo
ISLAMABAD.- Soportaron más de tres meses de cautiverio, una apresurada huida de Kabul junto a las fuerzas talibanas, una gélida noche encerrados en un contenedor de metal y una mañana en la cárcel bajo un bombardeo ensordecedor de artillería.
Pero los ocho voluntarios extranjeros detenidos por el régimen talibán bajo cargos de propagar el cristianismo fueron rescatados ayer de un campo en Afganistán, en mitad de la noche, por helicópteros estadounidenses que los llevaron a Paquistán.
"Fue como un milagro", dijo uno de los recién liberados, el alemán George Taubmann, al llegar a la embajada de su país en Islamabad.
Taubmann fue detenido por la milicia integrista en agosto último junto a siete colegas del grupo humanitario alemán Shelter Now International (SNI). Los occidentales -cuatro alemanes, dos norteamericanas y dos australianos- enfrentaban la posibilidad de ser ahorcados por los talibanes si eran hallados culpables de propagar el cristianismo.
Los ocho rehenes estuvieron detenidos en Kabul durante más de un mes de devastadores bombardeos estadounidenses, que forzaron a frenar indefinidamente el juicio que en septiembre último se había iniciado en su contra.
Esperanzas truncas
Justo cuando sus esperanzas de ser liberados renacían el lunes último ante las noticias de que las fuerzas de la oposición se aprestaban a tomar Kabul, los extranjeros fueron arrojados hacia una nueva odisea: las fuerzas talibanas, que huían hacia su reducto de Kandahar, en el sur afgano, se los llevaron con ellos.
"Sabíamos que si terminábamos en Kandahar probablemente no sobreviviríamos", dijo Taubmann.
Pero a mitad de camino los talibanes parecieron cambiar de opinión. Al llegar a Ghazni, a unos 80 kilómetros al sur de la capital, donde encerraron a sus prisioneros en un contenedor de acero durante toda la noche -donde casi mueren congelados-, y luego, por la mañana, los arrojaron en una cárcel.
"Era un lugar terrible -recordó Taubmann-. Creo que fue el peor lugar. Llegamos justo antes de que las fuerzas opositoras lanzaran un feroz bombardeo."
Poco después, relató emocionado el ex prisionero, los combatientes de la Alianza del Norte irrumpieron en las prisiones, sorprendiéndose de ver a los extranjeros detenidos.
"Tuvimos mucho miedo porque creímos que se trataba de talibanes y que iban a llevarnos a Kandahar", explicó Taubmann.
"Pero salimos de la cárcel, y en las calles la gente nos aplaudía y nos abrazaba", prosiguió.
"No sabían que había extranjeros en la prisión, de modo que fue como una gran fiesta. Creo que fue uno de los días más importantes de mi vida", agregó Taubmann.
Rescate exitoso
Tras el sorprendente e inesperado hallazgo, las fuerzas de la Alianza del Norte se pusieron en contacto con el Comité Internacional de la Cruz Roja, hasta que tres helicópteros de las fuerzas especiales norteamericanas recogieron a los extranjeros cerca de Ghazni antes del amanecer de ayer y los llevaron a Paquistán.
Los ocho fueron recibidos en Islamabad como verdaderos héroes por una caravana de vehículos acompañada por embajadores y funcionarios de sus respectivos países.
El presidente estadounidense, George W. Bush aplaudió la buena noticias desde Crawford, Texas -Estados Unidos había exigido la liberación de los extranjeros en reiteradas oportunidades -, en tanto el Pentágono aseguró que los ex cautivos "lucen buena salud".
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