La odisea del diario que no dejó de salir a pesar del desastre
NUEVA YORK.- Jim Amoss, editor del diario The Times-Picayune, afrontó una ardua decisión en la madrugada del martes pasado. Unos 240 empleados y algunos miembros de sus familias, incluido un bebe de seis meses, habían pasado la noche en los pasillos del edificio del diario, en la avenida Howard 3800, de Nueva Orleáns. Parecía que habían sobrevivido al huracán: el edificio había resistido, aunque algunos ventanales se hicieron añicos.
Sin embargo, afuera, la playa de estacionamiento estaba inundada y el agua subía por las escalinatas de la entrada. Y había versiones de una fuga de presos en una cárcel cercana. Mientras el agua subía, Amoss tomó la decisión. "Teníamos que evacuar el edificio mientras podíamos hacerlo", dijo.
Lo que sobrevino fue una odisea para el personal del Times-Picayune mientras buscaban una nueva vivienda fuera de Nueva Orleáns y se las arreglaban para publicar el diario, al principio en versión electrónica y luego en papel.
El diario, cuya circulación asciende normalmente a 270.000 ejemplares, debió cubrir la mayor noticia de su historia sin servicio eléctrico, sin acceso a los teléfonos y sin un lugar de trabajo. Con sus lectores diseminados por todo el sur norteamericano, el diario recurrió a www.nola.com, su sitio en Internet, y lo convirtió en una válvula de difusión de los cada vez más copiosos relatos de penurias de la ciudad, suministrando noticias, información crucial y un foro de personas desaparecidas que contiene más de 17.000 avisos.
El peregrinaje ya forma parte de la tradición de The Times-Picayune, fundado en Nueva Orleáns en 1837 y cuya historia incluye a escritores como William Faulkner y William Sidney Porter, más conocido como O. Henry.
Otros diarios de la zona también debieron luchar denodadamente para publicar sus ediciones. El Mississippi Press, de Pascagoula, se refugió en las oficinas el diario The Mobile Register, en Alabama, y utilizó sus rotativas. El Sun Herald, de Gulfport, Mississippi, logró imprimir el diario todos los días de la semana pasada con ayuda del Columbus Ledger-Enquirer, del estado de Georgia. Pero el Times-Picayune se convirtió en ejemplo de una empresa privada que pudo funcionar, e incluso prosperar, durante la catástrofe en Nueva Orleáns. Mientras tanto, sus periodistas afrontaban la pérdida de sus hogares y la reubicación de sus familias, igual que sus vecinos.
"Fluctuamos entre una profunda desesperación por lo que le había sucedido a nuestra ciudad y nuestra vida y cierto alborozo por lo que estábamos haciendo y por la manera en que nuestros lectores respondían", afirmó Amoss.
Según relató, el lunes de la semana pasada, tras el embate inicial de Katrina, la idea de la evacuación no había sido considerada. No había electricidad, pero el diario tenía un generador que le permitió mantener en funcionamiento algunas computadoras.
James O´Byrne, editor de notas especiales, y Doug MacCash, un crítico de arte, se aventuraron, en bicicleta, a observar el barrio de Lakeview, donde vivía O´Byrne. En las casas inundadas había ya más de dos metros de agua.
Esa noche, mientras otras fuentes noticiosas informaban que la ciudad se había salvado de la destrucción, Mark Schleifstein, cronista de temas ecológicos del diario, confirmó que había cedido un dique cercano al canal de la calle 17. El artículo fue titulado: "Cedió el dique de Lakeview y las aguas amenazan con inundar la ciudad".
Ese diario no llegó a imprimirse. Un apagón afectó las impresoras y sólo salió en su versión en Internet.
Al subir las aguas, Amoss y el director, Ashton Phelps Jr., concibieron al día siguiente un plan para evacuar el edificio por las plataformas de carga, utilizando los camiones de distribución. A las 9.30, el sitio del diario en Internet difundió el siguiente mensaje, hecho a las apuradas: "El personal del diario The Times-Picayune está evacuando su edificio de Nueva Orleáns. El agua sigue subiendo gradualmente por todo el edificio, como en toda la región. Queremos evacuar a nuestros empleados y familiares mientras podamos hacerlo dentro de un margen de seguridad". Quince periodistas se quedaron para cubrir lo que pasaba en la ciudad.
No se sabe si el diario volverá a tener una tirada de 270.000 ejemplares. Por ahora, utiliza las plantas impresoras del diario The Courier, de Houma, Louisiana. Pero Amoss se esperanzó al enterarse de que los lectores se abalanzan sobre el diario "como lobos hambrientos" tan pronto como lo reciben.
Traducción: Luis Hugo Pressenda
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