La ola migratoria de venezolanos superó la barrera de los cuatro millones
La OIM y Acnur advirtieron en un informe que el aumento es "asombroso"; el colapso energético, disparador del alza
CARACAS.– La diáspora venezolana prosigue su huida imparable , batiendo récords y saltando barreras. La última es la de cuatro millones de migrantes y refugiados que ya se han fugado del derrumbe revolucionario, según los datos que hicieron públicos ayer la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
La última oleada, provocada por el colapso energético y de los servicios públicos, sumó medio millón de desplazados hasta convertir a los venezolanos en los protagonistas de la "mayor crisis de la historia en el continente y la segunda actualmente en el mundo", detrás de Siria, señaló a LA NACION David Smolansky, coordinador de la Organización de los Estados Americanos (OEA) para la emigración venezolana.
Para expertos locales e investigadores como el sociólogo Tomás Páez, al frente del Laboratorio Internacional de Migraciones, la cifra de cuatro millones de migrantes es conservadora, ante la ausencia de estadísticas oficiales del gobierno chavista.
Antes de la última oleada de marzo, Páez ya elevaba su listón por encima de los cuatro millones y medio de emigrantes en una población que en 2017 se acercaba a los 32 millones de personas.
Esta última salida de miles de personas antecede a otra que ya se prepara y que solo está a la espera de que el curso escolar termine a lo largo de este mes. Entre ellos se encuentra Yasunary Bolaño, de 32 años, a quien su hermana espera, con trabajo incluido, en Avellaneda, la localidad vecina a la ciudad de Buenos Aires. La caraqueña se convertirá en la encargada de un restaurante con la intención de ayudar a sus tres hijos, que deja en Caracas al cuidado de su padre y de la abuela. Uno de ellos sufre trombositosis reactiva, una compleja enfermedad de la sangre que obliga a su familia a constantes malabarismos para conseguir medicinas y reactivos para los análisis.
"Dejar a sus hijos es el dolor más grande que pueda tener una madre y más en la situación que tiene el país", confirma Bolaño a LA NACION. El pediatra familiar les aconsejó llevar a los chicos al psicólogo antes de que se produzca el viaje, que se realizará por tierra hasta Brasil y desde allí en avión hasta la Argentina.
La joven caraqueña forma parte del nutrido grupo (32%) que asegura que desea abandonar el país en los próximos meses, según los números aportados por Vivo Play. Frente a ellos, el 56% sostiene que se quedarán en Venezuela. Y, en el medio, un 9% dice que tomará su elección dependiendo de la situación. El 96% de los encuestados que se declararon chavistas en este sondeo confirmaron que no tienen la intención de emigrar.
Según las últimas estadísticas de la ONU, el continente acoge a la gran mayoría de los fugados, comenzando por la vecina Colombia, que no solo es ruta obligada de paso para la mayoría de los que emigran, sino también el principal territorio de acogida. El país que comparte una extensa frontera con Venezuela ya reúne cerca de 1,3 millones de emigrantes, seguido por Perú, con 786.000. A la Argentina llegaron 130.000, según el informe presentado ayer.
"El ritmo de salidas de Venezuela ha sido asombroso", señalaron la OIM y Acnur al informar los datos. En solo siete meses, contados desde noviembre pasado, el número de refugiados y migrantes venezolanos aumentó en un millón, según datos de las autoridades nacionales y de otras fuentes creíbles, utilizadas por ambos organismos de la ONU.
Precisamente Perú, que mantuvo sus puertas abiertas de par en par desde el comienzo del fenómeno migratorio en 2015, acaba de imponer la necesidad de contar con pasaporte y visa humanitaria, expedida por los consulados peruanos en Caracas y Puerto Ordaz, para ingresar desde el día 15 de este mes. "Serán expulsados los que han ingresado de manera irregular", enfatizó el presidente peruano, Martín Vizcarra, cuyo gobierno denunció la llegada de grupos de delincuentes desde Venezuela, entre ellos, integrantes de la temible banda del Tren de Aragua.
Las restricciones peruanas adelantan las que se teme que van a tomar otros países ante lo que parece una fuga que no tiene pausa. Los mismos cálculos de Naciones Unidas apuntan a que al final del año ya habrán escapado de la debacle chavista más de cinco millones de personas.
De momento, Estados Unidos reaccionó ayer con una nueva medida de apoyo incondicional al presidente encargado, Juan Guaidó, al anunciar el reconocimiento de la extensión por cinco años de los pasaportes vencidos, previamente decretada por el Parlamento democrático. De esta forma, los pasaportes, cuya renovación es un auténtico vía crucis para los venezolanos, serán válidos para la emisión de visas y con fines consulares, además de ser reconocidos en Aduana y Patrulla Fronteriza.
"La decisión de Perú es un mal precedente que será repetido por otros países de la región. La ausencia de instituciones en el país hace muy difícil cumplir con los requisitos", advirtió Rafael Uzcátegui, coordinador de la ONG Provea, de derechos humanos. "La visa no detendrá la migración forzada. Hará más precaria la situación de quienes son condenados a mantenerse al margen de la realidad", añadió.
Tras Colombia y Perú son Chile (288.000 emigrantes), Ecuador (263.000), Brasil (168.000), la Argentina (130.000) y Panamá (94.400) los otros grandes países de acogida en la región. Más al norte, Estados Unidos estima que medio millón de venezolanos han emigrado a su país y en España al principio de año se contaban más de 300.000 personas; se convirtió en la primera emigración en el país europeo.
"La alerta es para la comunidad internacional de la catástrofe que se avecina si no le ponemos freno a la crisis venezolana", insistió ayer Guaidó, algo que comparte la caraqueña Bolaño: "Me da miedo que por la crisis empeoren aún más las cosas, pero mantengo la esperanza en el cambio. Lo primero que debe pasar para que Venezuela reviva es que salga el actual gobierno".
La oposición no planea volver a Noruega
- El presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Juan Guaidó, dijo ayer que la oposición no tiene planeado asistir a una supuesta cita en Oslo con delegados del gobierno del presidente Nicolás Maduro. Noruega, mediador por la crisis entre enviados del gobierno y la oposición, informó el 29 de mayo pasado la culminación de una segunda ronda de conversaciones.
- Hasta ahora no se han conocido detalles de esos encuentros entre funcionarios chavistas y delegados de Guaidó, que dijo entonces que la reunión había finalizado sin acuerdo. El líder opositor, que en enero se autoproclamó presidente encargado, señaló que la versión sobre otro encuentro de las partes en Oslo la semana próxima provenía de un funcionario de la cancillería de Rusia.
- "Preguntan si íbamos o no a Oslo. ¿A qué vamos? Cese de usurpación", agregó Guaidó, al hacer referencia a que la agenda opositora aún se basa en la salida de Maduro del poder. El joven dirigente considera al presidente venezolano un "usurpador" del cargo porque fue reelegido en mayo de 2018 en comicios vistos como un fraude por críticos y parte de la comunidad internacional.
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