La oposición armenia paraliza el país con marchas y cortes de ruta contra el gobierno
La fallida designación de un nuevo primer ministro sacó a las calles a miles de manifestantes
EREVÁN.- Miles de manifestantes tomaron ayer las calles de Ereván, la capital armenia, tras la fallida designación de un nuevo primer ministro y en el marco de una crisis política que tiene convulsionada a la república del Cáucaso.
Convocadas por la oposición, las protestas incluyeron bloqueos de las rutas principales, piquetes en las estaciones de subte, tomas de edificios públicos y una movilización hacia el centro de la ciudad.
Las movilizaciones en este país de 2,9 millones de habitantes, bautizadas como "la revolución de terciopelo", se dirigen desde hace semanas contra la corrupción y el nepotismo del gobierno. Ayer cobraron fuerza tras el fracasado nombramiento el día anterior del líder opositor como primer ministro, pese a ser el único candidato.
Los manifestantes ya obligaron a renunciar la semana pasada al primer ministro, Serzh Sarkisian, que había sido elegido en el cargo seis días antes con el respaldo de los diputados de su partido tras haber sido presidente durante diez años.
El oficialista Partido Republicano, con mayoría en el Parlamento, había echado por tierra las aspiraciones de la oposición y de su líder, Nikol Pashinian, de ser designado jefe de gobierno, tras una votación en la que sólo obtuvo 45 de los 53 votos que necesitaba.
"Queridos amigos, el subte y los trenes fueron paralizados", dijo Pashinian ante sus seguidores, y agregó que varias universidades y escuelas se habían sumado a la protesta, Poco después, de todos modos, pidió que se despejara el camino al aeropuerto.
Pashinian venía multiplicando las demostraciones de fuerza al reunir casi todos los días a sus partidarios en la céntrica Plaza de la República, que ayer volvió a ser el escenario elegido para el encuentro principal de las marchas.
"Se están discutiendo varios escenarios. Cada escenario desemboca en la victoria del pueblo", clamó Pashinian en medio de un ambiente de protesta, que sin embargo tuvo un tono festivo. Los manifestantes, en su gran mayoría jóvenes, formaban cadenas humanas y ondeaban banderas nacionales, con los colores rojo, azul y naranja. Mucha gente cantaba y bailaba.
Sobre el final de la jornada, Pashinian pidió a sus seguidores hacer una pausa durante el día de hoy en las protestas, luego de haber recibido señales de que el gobierno podría ceder a las demandas populares y aceptar su candidatura.
El jefe de la bancada del Partido Republicano dijo que ellos darían su visto bueno, en una nueva ronda de votación parlamentaria el 8 de mayo próximo, a cualquier candidato a primer ministro apoyado por una tercera parte de los diputados. El anuncio representaría un puesto casi seguro para Pashinian, que contaría con el respaldo de otros partidos minoritarios para alcanzar el número necesario.
Según la legislación armenia, si en esa votación parlamentaria de la semana que viene tampoco se configura una mayoría necesaria, la Asamblea Nacional se debe disolver hasta la celebración de nuevos comicios generales.
Muchos opositores guardan en la memoria la muerte de diez manifestantes en 2008 en enfrentamientos con la policía, cuando Sarkisian acababa de obtener su primer mandato presidencial. Pashinian pasó a la clandestinidad durante meses antes de entregarse. Fue encarcelado, pero en 2011 quedó en libertad gracias a una amnistía.
Los partidarios de Pashinian les reprochan al gobierno no haber hecho retroceder la pobreza y la corrupción, y haber dejado a los oligarcas el control de la economía de esta exrepública soviética.
Rusia, que mantiene una base militar en Armenia, observa mientras tanto la situación con cierta desconfianza, ya que rechaza los cambios de poder impulsados desde la presión de las calles.
Agencias AFP, DPA y AP
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