La pelea de dos exlíderes de las FARC hace tambalear los acuerdos de paz

BOGOTÁ.- Los dos máximos líderes de las antiguas guerrillas de las FARC , desmovilizadas a la vida civil, se enzarzaron en una disputa verbal que siembra nuevas dudas sobre la viabilidad de los acuerdos de paz que pusieron fin a más de medio siglo de violencia.

El número uno de la organización, Rodrigo Londoño, alias Timochenko, se distanció de su ex número dos, el exjefe negociador con el gobierno colombiano y ahora ardiente crítico de los acuerdos de paz Iván Márquez, que se dijo arrepentido de haber dejado las armas debido a la "mala fe" del gobierno.

Molesto con sus reiteradas críticas al pacto negociado con el entonces presidente Juan Manuel Santos, Timochenko rechazó en una dura carta abierta la posición de Márquez, cuyo paradero se desconoce desde hace meses. "Que un pequeño grupo de antiguos mandos de la organización afirme ahora que fue una equivocación cumplir nuestra palabra solo significa que ellos, individualmente, se apartan de las grandes decisiones adoptadas por el colectivo", señaló.

El exlíder rebelde aseguró además que cuando Márquez renunció al escaño como senador que le reservaba el acuerdo, alegando razones de seguridad, dejó "acéfala" la representación parlamentaria de la FARC "en el momento que más requería su presencia".

"No podemos echar a perder lo ganado hasta hoy, por compleja que pueda ser la tarea que nos resta", dijo sobre la postura de Márquez. Y rechazó las "actitudes y comportamientos como los adoptados por Márquez y quienes lo siguen", que "apuntan a pisotear la autoridad moral del partido".

"Con hondo pesar, debo reconocer la necesidad de marcar distancias con ellos. Somos un partido para la paz, nunca seremos un partido para la guerra", agregó.

En una carta difundida en las redes sociales el lunes pasado, Márquez había denunciado la recaptura por la fiscalía del antiguo negociador de paz Jesús Santrich, detenido con fines de extradición a Estados Unidos. El incidente pareció colmar la paciencia de Márquez, que cuestionó el "grave error" que significó dejar las armas por la supuesta traición del gobierno al texto negociado en La Habana.

"En nombre de los comandantes militares del antiguo Estado Mayor Central de las FARC, comandantes de frentes y columnas, impactados por la traición del Estado al Acuerdo de Paz de La Habana, les reiteramos autocríticamente, que fue un grave error haber entregado las armas a un Estado tramposo, confiando en la buena fe de la contraparte. Qué ingenuos fuimos al no recordar las sabias palabras de nuestro comandante en jefe Manuel Marulanda Vélez (alias Tirofijo) cuando nos había advertido que las armas eran la única garantía de cumplimiento de los acuerdos. La triste realidad es que nos pusieron conejo [nos engañaron]", escribió en la carta.

Apoyado por la ONU, el acuerdo que condujo al desarme de unos 7000 combatientes prevé beneficios penales para los responsables de delitos atroces siempre que contribuyan a la verdad, justicia y reparación de las víctimas. Sin embargo, deja sin efecto el blindaje contra la extradición para quienes hayan reincidido tras la entrada en vigor de los compromisos de paz.

Eso sucedió con Santrich, capturado cuando intentaba sacar de contrabando un embarque de diez toneladas de cocaína con destino a Estados Unidos.

Según recordó el diario colombiano El Tiempo, las diferencias entre los dos fueron evidentes después de que se selló la negociación y comenzó la conformación del partido político, en agosto de 2017. Pero habían comenzado antes. Y ahora, dos años después de haber cerrado la etapa de las armas, su desencuentro señala la falta de convencimiento de que la paz era irrevocable.

Al día de hoy siguen en circulación en zonas rurales pequeñas partidas de exrebeldes de las FARC.

Agencias AFP, AP, y diario El Tiempo