La seguridad, un problema excepcional
CIUDAD DE MEXICO.– Ante la coyuntura electoral y lo que parecería un agravamiento de la situación de seguridad en algunas partes de México, hay que poner sobre la mesa de discusión el tema de cómo definir una amenaza a la seguridad nacional. Es importante porque implica, de no enfrentar esta amenaza, poner en riesgo la gobernabilidad o la viabilidad del Estado mexicano, y también podría implicar la muerte de muchas personas o la reducción de su calidad de vida.
Por eso, el declarar una amenaza a la seguridad nacional lleva implícita la decisión del Estado de usar todas las herramientas a su disposición, incluyendo mecanismos excepcionales para enfrentarla.
Usar la frase "mecanismos excepcionales" puede poner nerviosos a muchos y con justa razón. Pero estamos hablando de problemas excepcionales para los que se requieren soluciones excepcionales. En una democracia, este tipo de soluciones se implementan protegiendo los derechos humanos y dentro de los límites permitidos por las leyes. La mayoría de las democracias del mundo, al enfrentar grandes amenazas, tuvieron que legislar en su Constitución herramientas a todas luces inaceptables.
Por ejemplo, en Estados Unidos existen juicios militares para individuos acusados de terroristas o simplemente el presidente puede firmar una orden ejecutiva para el asesinato de una persona por considerarla un peligroso terrorista. En Colombia, el ejército puede invadir otro país, usar helicópteros artillados en contra de un campamento de guerrilleros. En ese país también se puede imponer un alcalde militar en caso de extrema necesidad. Muchos países europeos tienen una legislación especial para investigar y detener posibles actos terroristas, incluyendo interceptar líneas telefónicas, sin necesidad de una orden judicial. No promuevo estas herramientas, pero sí creo en la necesidad de preguntarnos si el Estado mexicano puede con los actuales parámetros constitucionales y jurídicos enfrentar a los grupos criminales considerados entre los más violentos del planeta.
Cualquier estrategia efectiva requiere una buena coordinación de las instituciones mexicanas y su debida implementación. Si no existen los mecanismos legales para perseguir las grandes amenazas a la seguridad nacional, el Estado tendrá dos opciones: claudicar ante las amenazas o diseñar una guerra sucia e ilegal.
Por eso es tan importante entender por qué el Estado mexicano ha tenido dificultades al enfrentar a las organizaciones criminales: ¿es falta de capacidad o falta de legalidad? Es importante tomar en cuenta la seguridad nacional como un proceso, el cual permite identificar prioridades en el corto y largo plazo, así como la posibilidad de que el pueblo acepte o rechace la existencia de una amenaza y el costo de enfrentarla, y definir estrategias.
No debe confundirse la promoción y la protección de los intereses nacionales con las estrategias de seguridad nacional. Estas buscan apoyar los procesos por medio de los cuales el Estado persigue sus metas primordiales o críticas y cuyo incumplimiento podría acarrear graves consecuencias.
El nuevo presidente mexicano deberá responder varias preguntas. ¿Cuáles son las amenazas a la seguridad nacional que más lo preocupan? ¿Qué mecanismos excepcionales se requieren para enfrentarlas? ¿Son suficientes la legislación y las estructuras actuales? Problemas difíciles requieren soluciones difíciles.
Ana María Salazar
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