La terrible historia de tres generaciones de una familia que murieron en el accidente de Etiopía
BRAMPTON, Ontario.- Se suponía que iban a ser unas vacaciones familiares de ensueño.
Un abuelo inmigrante ansioso por pisar tierra africana en la que había estado hacía treinta años. Una madre decidida a mostrarles a sus hijas canadienses su lugar de origen. Y dos adolescentes embelesadas con la idea de ver animales en un safari en Kenya.
En lugar de eso, tres generaciones de una familia india-canadiense fallecieron cuando el avión de Ethiopian Airlines se estrelló el pasado domingo; los 157 pasajeros a bordo murieron, incluyendo a 18 de Canadá .
"No estoy enojado, sino devastado; perdí a toda mi familia", dijo Manant Vaidya, de 41 años, cuyos padres, hermana, cuñado y dos sobrinas murieron en el accidente en el que también perdieron la vida personas de 25 países, entre ellos Kenya, Etiopía, China y Estados Unidos.
En Brampton, Ontario, una ciudad suburbana multicultural a las afueras de Toronto donde el panyabí es el segundo idioma con más hablantes después del inglés, la comunidad surasiática que es muy unida quedó conmocionada por la muerte de la madre de Vaidya, Hansini Vaidya, de 67 años; su padre, Pannagesh Vaidya, de 73; su hermana Kosha Vaidya, de 37; su cuñado Prerit Dixit, de 45, así como de sus dos sobrinas: Ashka Dixit, de 14, y Anushka Dixit, de 13.
Están de luto por una familia que representaba el sueño canadiense, dijo Vaidya.
Pocas horas después del accidente, el alcalde ordenó izar las banderas del ayuntamiento a media asta en honor a la familia, y en las escuelas de las chicas hicieron lo mismo.
Este martes, un flujo continuo de vecinos y familiares pasaron por la casa de Brampton donde Vaidya y su familia habían vivido con sus padres, para ofrecer sus condolencias y algunas provisiones.
El lunes, Sushma Swaraj, ministra de Asuntos Exteriores, también de origen indio, llamó por teléfono para dar el pésame.
Mientras tanto, la familia analizaba cómo obtener muestras de cabello o registros dentales de sus familiares fallecidos para realizarles pruebas de ADN. Afirmaron que les angustiaba la posibilidad de no ser capaces de identificar los cadáveres para poder cremar a la familia en su natal Guyarat, de acuerdo con la tradición hindú.
"La última vez que los vi fue el sábado por la mañana, cuando los dejé en el aeropuerto", recordó Vaidya.
Fue un amigo de Nairobi quien llamó al día siguiente para darle la noticia.
"Al principio no podía creerlo", afirmó Vaidya, y agregó que la familia tenía miedo de darle la noticia a su madre de 90 años, quien vive en India.
Vaidya comentó que los miembros de su familia eran típicos migrantes indios de primera generación, y tenían cinco grupos de familiares que vivían a pocos minutos de distancia entre sí en Brampton..
Pannagesh Vaidya, un hombre amable de voz suave y sonrisa relajada, había sido director ejecutivo de una compañía consultora en ingeniería, relató su hijo, disfrutaba ayudando a sus nietos con sus tareas de matemáticas y hacía las operaciones mentalmente.
En las reuniones familiares semanales, en las que abundaba el pan naan y el dal, además de la pizza, Ashka cantaba y Anushka interpretaba danzas tradicionales indias. Anushka soñaba con ser ingeniera en robótica.
"Las dos chicas nacieron aquí y eran canadienses", dijo Vaidya. "Toda la familia creía que Canadá era una tierra de oportunidades".
Los abuelos Vaidya se conocieron en su matrimonio arreglado en Guyarat, pero el amor entre ellos surgió pronto. Manant Vaidya afirmó que su padre financió la educación de su madre, quien estudió para ser arquitecta. "Él era parte de la vieja generación, pero apreciaba el hecho de que su esposa tuviera una carrera", narró.
La familia era la personificación de la ética laboral de los nuevos migrantes.
Vaidya comentó que cuando su cuñado, un fotógrafo apasionado, llegó a Canadá, tenía dos empleos y trabajaba siete días a la semana, incluyendo un trabajo como técnico de laboratorio en el Ministerio de Salud de Canadá.
Su hermana, una mujer extrovertida apasionada por los viajes, trabajó en el Departamento de Recursos Humanos de la Sociedad Canadiense del Oído, que provee servicios a personas sordas.
Nikita Joshi, una de sus amigas más cercanas, afirmó que Kosha Vaidya estaba decidida a visitar tantos países como le fuera posible antes de que sus hijas entraran a la universidad.
Ya había visitado Alaska, México y Hawái, y estaba ansiosa por mostrarles a sus hijas Mombasa en Kenia, donde había nacido cuando su padre trabajó allí hacía décadas.
Después de Kenia, había planeado llevar a la familia a Londres para ver un partido de críquet, a India para visitar a su familia, y a Dubái.
Las chicas nadaban, eran aficionadas al fútbol, escuchaban grupos musicales de moda entre las adolescentes y compartían con la familia las noches de cine de Bollywood.
"La cercanía de la familia era extraordinaria", dijo Pramesh Nandi, profesor de música de Ashka. "Parecían estar hechos el uno para el otro, los cuatro".
The New York Times
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