Las víctimas de esta crisis no estarán en el mundo desarrollado
PARÍS.- El tifón que sacude las plazas bursátiles chinas amenaza con paralizar bruscamente el ciclo de crecimiento ininterrumpido que conoció el país en los últimos 34 años y luego podría provocar un efecto dominó que arrastraría a Estados Unidos y Europa, según el pronóstico alarmante que formulan economistas y futurólogos.
La sensible recuperación de los mercados financieros occidentales ayer, después de un lunes negro, no disipó esos temores, porque las bolsas chinas volvieron a perder más de 7%, arrastradas por una ola de pánico ante el espectro de un aterrizaje forzoso de la economía del gigante asiático.
Un día después de la mayor caída de las acciones europeas en siete años, las plazas bursátiles terminaron en neta progresión en el Viejo Continente, alentadas por el anuncio de una nueva flexibilización de la política monetaria china.
El motivo de ese retorno a la razón reside en la decisión del Banco Popular de China de disminuir nuevamente sus principales tasas de interés -por segunda vez en un mes- y reducir las reservas obligatorias impuestas a los bancos a fin de sostener la economía tras varios días de caída brutal de las plazas bursátiles del país. Para los economistas, esa intervención del Banco Central demuestra que las autoridades chinas están dispuestas a intervenir enérgicamente para canalizar la evolución de los mercados financieros. Aunque ciertos analistas se muestran prudentes en cuanto a la duración de esa recuperación.
Según Terry Sandven, responsable de estrategia del US Bank Wealth Management, el optimismo de ayer se debió "a los cazadores de buenos negocios que regresan poco a poco al mercado a niveles de valorización juzgados razonables". Como varios de sus colegas, Sandven señala, sin embargo, "el muro de incertidumbre" que rodea las perspectivas de crecimiento mundial.
Los más pesimistas no dudan en calificar el derrumbe de los mercados asiáticos de los últimos días de crash. Un término que técnicamente es apropiado: una caída brutal y precipitada de las acciones (más de 20% en pocos días), que afecta a una o varias plazas financieras. ¿Acaso hay razones para temer un efecto dominó sobre la economía real? ¿Quiénes serían sus principales víctimas?
Para el ministro de Economía francés, Emmanuel Macron, los primeros afectados serán "los chinos de clase media. Aquellos que, sin ser los mejores informados del país, invirtieron todos sus ahorros y se endeudaron". Según la agencia Bloomberg, hay actualmente más particulares chinos que invierten en los mercados financieros que miembros del Partido Comunista.
Alrededor de 90 millones de personas, en efecto, apostaron a la bolsa para constituir una reserva que les permita financiar la salud, la educación y la jubilación, que el Estado no toma a cargo.
Por otra parte, si el crecimiento sigue disminuyendo, el éxodo rural cesará, reduciendo la demanda de viviendas y provocando el derrumbe de ese sector. Este fenómeno destruirá el resto del ahorro de la clase media. "Y nada es más peligroso, para cualquier régimen, que arruinar a la clase media, columna vertebral de todo orden social", advierte el futurólogo Jacques Attali.
Para los analistas del grupo Swiss Life, "habrá dos consecuencias inmediatas: el consumo se resentirá y los bancos se sentirán fragilizados y, en consecuencia, menos dispuestos a acordar nuevos préstamos, incluso para otro tipo de operaciones".
La segunda víctima del aterrizaje de la economía china será el país mismo, pues estos episodios bursátiles costarán caro: a las empresas cotizadas, que tendrán problemas de financiación debido a la pérdida de confianza de los inversores; y al Estado, que debe intervenir inyectando miles de millones de yuanes en el sistema financiero para aplacar las tensiones sobre las liquideces disponibles.
"Esto, sin contar con las consecuencias del crash bursátil sobre la economía real, en la medida en que las cifras oficiales no son fiables", advierte Wang Tao, jefa economista del banco suizo UBS. Muchos analistas estiman que el gigante asiático no alcanzará ni siquiera el 7% de crecimiento del PBI fijado para este año, sino que apenas rondará en torno al 2%.
Los especialistas acostumbran a decir que "cuando China vacila, el mundo tiembla". Para ellos, si la recesión se confirma, provocará la de Brasil, que arrastrará la de Estados Unidos y después la de Europa.
"Esa amenaza, que muchos prefieren ignorar, se concretará en poco tiempo", afirma Attali. A su juicio, los dirigentes del G-7, que se reunirán en Estambul en septiembre, "deberán analizar un eventual plan de reactivación".
"El problema -agrega- es que los Estados han dejado de disponer, como en 2008, de márgenes de maniobra presupuestaria. Y los bancos centrales ya no tienen la posibilidad, como en 2010, de disminuir sus tasas de interés."
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