Liberales y comunistas, favorecidos
Los dos polos opuestos se convirtieron en las grandes sorpresas
BERLIN (DPA).– La irrupción en la escena política alemana de la izquierda ortodoxa y el notable avance del Partido Liberal en las elecciones de ayer restaron fuerza a los grandes partidos populares: las uniones Demócrata Cristiana y Socialcristiana (CDU/CSU) y el Partido Socialdemócrata.
El flamante Partido de Izquierda, formado por los neocomunistas del Partido del Socialismo Democrático (PDS), disidentes de la socialdemocracia y sindicalistas frustrados por la política reformista del jefe de gobierno Gerhard Schröder, obtuvo cerca del ocho por ciento de los votos, lo que permite el regreso de la izquierda ortodoxa como bloque al Parlamento alemán.
El retorno de la izquierda se debió a la reaparición de dos históricos y populares dirigentes: Gregor Gysi, ex líder del neocomunista PDS, y Oskar Lafontaine, ex presidente de la socialdemocracia y miembro del primer gabinete de su antiguo amigo y hoy enemigo declarado Gerhard Schröder.
Los liberales, que en los últimos comicios parlamentarios obtuvieron 7,4 por ciento, fueron la gran sorpresa de la noche al erigirse como la tercera fuerza política, con cerca de un diez por ciento de los votos. “Es uno de los mejores resultados de nuestra historia”, dijo un eufórico Guido Westerwelle, presidente del Partido Liberal.
Los liberales reiteraron sus recetas para reformar el país a través de la iniciativa privada y la reducción de la participación estatal. A menudo calificado como “el partido de los que cobran mejor”, tuvo la responsabilidad de gobierno como socio minoritario de coaliciones encabezadas tanto por democristianos como socialdemócratas.
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