La violencia en Irak: duro revés para el mandatario norteamericano. Limitan los poderes de Bush para la guerra
Deberá presentar en el Congreso un presupuesto anual de gastos para el conflicto y evitar financiarlo con leyes de emergencia
WASHINGTON.- Sólo una semana después de confirmarse la mejor noticia de los últimos meses para la Casa Blanca en su batalla diaria por Irak, el presidente George W. Bush sufrió un nuevo y duro golpe a su autoridad. Ayer, el Senado aprobó una partida de emergencia de 65.800 millones de dólares que exigía el Pentágono para la guerra, pero por primera vez le fijó límites precisos para diseñar, financiar y ejecutar sus planes de guerra a partir de ahora.
El golpe de efecto que representó la muerte del líder en Irak de Al-Qaeda, Abu Mussab al-Zarqawi, sumado al sorpresivo viaje de Bush a Bagdad, se diluyó cuando los senadores aprobaron por unanimidad límites explícitos al modo en que la Casa Blanca financia su presencia en Irak y Afganistán.
Republicanos y demócratas aprobaron por unanimidad una ley que obliga a Bush a incluir sus proyecciones de gastos para la guerra en el presupuesto anual que remite todos los años al Congreso en febrero. También deberá aportar una previsión de cómo podrían solventarse las operaciones militares, en lugar de financiarlas con leyes de emergencia -como la ahora en ciernes, por 65.800 millones dólares- que pasan por el Congreso con un análisis mínimo.
El límite es sólo presupuestario, pero constituyó un claro eco de los límites que décadas atrás el Congreso también le fijó a la Casa Blanca cuando la guerra en Vietnam empezó a empantanarse.
Ayer, la votación ocurrió, además, mientras los medios de comunicación del país anunciaban que la cifra de soldados estadounidenses muertos en Irak había superado la barrera psicológica de los 2500.
Otros 300 murieron en Afganistán, 18.500 fueron heridos -de los que más de 8500 quedaron con lesiones permanentes-, junto con más de 30.000 civiles iraquíes muertos.
El vocero de la Casa Blanca, Tony Snow, dijo que Bush "siente profundamente el dolor de las familias" de los soldados caídos, pero también buscó minimizar el impacto. "Es sólo un número", afirmó.
El impacto real del anuncio sobre la administración republicana se combinó, sin embargo, con la difusión de tres nuevas encuestas de imagen pública en un año que incluirá elecciones legislativas en noviembre próximo.
La muerte de Al-Zarqawi alivió a Bush, cuyo índice de aprobación subió un punto porcentual y actualmente quedó en 37%, de acuerdo con un sondeo de The Wall Street Journal y NBC News, o en 38%, según USA Today y Gallup, mientras que la cadena Fox, cercana a la Casa Blanca, lo eleva al 40%, pero con un respaldo a su guerra de Irak de un 37% contra un 52% que la desaprueba.
La confusión que domina la política sobre Irak también se reflejó en el sentir de los norteamericanos. El 53% dijo que la muerte de Al-Zarqawi fue un "logro sustancial", según USA Today y Gallup. Pero mientras que el 20% cree que su muerte llevará a una reducción de los ataques insurgentes, el 30% cree que aumentarán.
Sensible a esos temores, el Senado también debatió ayer un proyecto del ex candidato presidencial demócrata John Kerry, que exigía el retiro de las tropas estadounidenses de Irak para fin de año, pero éste fue rechazado por 93 votos contra 6.
La propuesta establecía el regreso de los soldados de Irak, con la sola excepción de las fuerzas que sean críticas "para completar la misión de erigir las fuerzas de seguridad iraquíes" a lo largo de 2007. Pero los senadores optaron por no adoptar un cronograma estricto y prefijado para la retirada, mientras crecen los costos bélicos. "Es un voto de confianza para nuestras tropas", se congratuló el congresista John Cornyn, del Partido Republicano.
En tanto, la bancada demócrata del propio Kerry se mostró profundamente dividida ante la posibilidad de una retirada de Irak en el corto plazo.
Incluyendo la última ley de emergencia aprobada ayer por el Senado, la guerra en Irak insumirá más de 420.000 millones de dólares, recordó el senador republicano John McCain, actualmente el principal candidato del partido para disputar la presidencia en 2008. "Estamos sumando cientos de miles de millones [de dólares] a los convenientemente llamados gastos de emergencia", afirmó McCain. Esos gastos no deben ser contabilizados en el presupuesto general, aunque sí se suman a la ascendente deuda federal.
La Casa Blanca se resiste a incluir los costos de la guerra en el proceso regular del presupuesto, argumentando que la incertidumbre de ambos teatros de operaciones (Irak y Afganistán) implica que hay muchos gastos que no se pueden prever.
"Grosero error"
Casi en simultáneo, la Cámara de Representantes protagonizó ayer uno de los debates más contundentes sobre la guerra en Irak, con las principales espadas del oficialismo defendiéndola y criticando a los demócratas, que se muestran divididos ante Bush y los principales impulsores de la ofensiva contra Saddam Hussein, como el vicepresidente Dick Cheney y el jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld.
La invasión de Irak fue "un grosero error", acusó la titular de la bancada opositora, Nancy Pelosi. "La administración continúa cavando un pozo. Se niegan a levantar la vista y ver la verdad", lamentó.
Armados con respuestas preparadas por el Pentágono, que incluso distribuyó libros de 74 carillas con ideas para réplicas, datos y cifras, los republicanos se concentraron en el eje que más los favoreció en las últimas elecciones: la seguridad del país, fronteras adentro. Así, el republicano Charles Norwood planteó: "¿Es Al-Qaeda o es Estados Unidos? Dejemos que los votantes tomen nota de este debate". El legislador llamó derrotistas a los críticos de la guerra, que, insinuó, no merecen preservar su banca en noviembre.
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