Declaran la alerta. Lluvias y evacuados, otro desafío para Piñera
Dos temporales ayer golpearon el país.
SANTIAGO, Chile.- Dos fuertes temporales azotaron ayer de manera simultánea el norte y el sur de Chile, abriendo un nuevo frente de problemas para el gobierno de Sebastián Piñera, que enfrenta reclamos y protestas en ambos extremos del país.
Las autoridades declararon la alerta amarilla en Arica, 2051 kilómetros al norte de Santiago, y alerta roja en Punta Arenas, 2400 kilómetros al Sur, después del desborde de los ríos San José y Las Minas, respectivamente.
En el extremo norte del país, junto a la frontera con Perú, el ejército definió zonas de seguridad frente a la posibilidad de que el agua haya arrastrado de nuevo minas antipersonales y antitanques, como ocurrió hace tres semanas, cuando la ruta que une a ambos países debió ser cerrada por una situación similar. Se trata de minas sembradas en la década del 80, debido a tensiones entre las dictaduras que entonces regían los dos países.
Las lluvias fueron acompañadas de tormentas eléctricas y causaron el desbordamiento del río San José y otros cursos de agua, inundaciones y el corte de algunos puentes, según las autoridades de emergencias, que ordenaron evacuaciones.
El alcalde en funciones de Arica, Osvaldo Abdala, calculó en "más de 300" los damnificados y anunció la suspensión de clases en el valle de Azapa, cerca de la ciudad. También en Azapa, informó Andrea Rivera, directora de los servicios de emergencia de la región, muchos agricultores perdieron tierras y animales.
En Punta Arenas, en tanto, las lluvias provocaron el desborde del río Las Minas, cuyas aguas inundaron el centro de la ciudad, arrastraron automóviles y provocaron un corte de electricidad que afectó a unos 5000 hogares.
"Estamos absolutamente sorprendidos, ésta no es una ciudad de lluvias, es de mucho frío y nieve, pero de poca lluvia", dijo el alcalde de Punta Arenas, Vladimiro Mimica. El promedio anual de lluvias ha sido de 400 milímetros, y esta vez en apenas 22 horas cayeron más de 120, dejando medio centenar de damnificados.
La tormenta le costó el cargo a Erika Canales, la directora de la Oficina Nacional de Emergencia (Onemi) en la región de Magallanes, que fue despedida por no haber anticipado medidas cuando era inminente el desborde del río.
Los temporales intensificaron la presión sobre el gobierno en momentos en que enfrenta una agitada protesta en la región austral de Aysen en reclamo de mejoras sociales y económicas. Los mismos reclamos fueron lanzados en la desértica ciudad minera de Calama, en el norte del país.
Agencias DPA, EFE y AP
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