Los argumentos del magnate para no ir a Vietman, bajo la lupa
Tras criticar a la familia de un soldado muerto, hay dudas sobre las razones para no combatir
NUEVA YORK.- Allá por 1968, cuando tenía 22 años, Donald J. Trump parecía un dechado de salud.
Medía casi 1,90 m y era de contextura atlética. Había jugado fútbol americano, tenis y squash, y ya practicaba golf. Más allá de la apendicectomía que le habían practicado a los 10 años, su historia clínica estaba impoluta.
Pero cuando se graduó de la universidad, en la primavera de 1968, y ya podía ser reclutado y enviado a la guerra de Vietnam, recibió un diagnóstico que cambiaría el rumbo de sus pasos: osteofitos en los talones.
Como consecuencia de ese diagnóstico, recibió la tan codiciada prórroga médica 1-Y, que lo exceptuaba de prestar cualquier servicio militar, justo en un año en el que Estados Unidos realizó enormes despliegues de tropas en el sudeste asiático y reclutó a más de 300.000 hombres. Esa prórroga fue una de las cinco que obtuvo durante la guerra. Las otras cuatro fueron por razones académicas.
Esos años de la vida de Trump han quedado ahora bajo la lupa, después de que los padres musulmanes del soldado norteamericano que fue asesinado en Irak cuestionaran si alguna vez Trump había hecho algún sacrificio por su país. La semana pasada, en un emotivo discurso durante la convención demócrata, el padre del soldado, Khizr Khan, se dirigió directamente al candidato republicano diciendo: "Usted no ha hecho ningún sacrificio ni ha perdido a nadie".
Las declaraciones públicas de Trump sobre sus experiencias de reclutamiento a veces no coinciden con su historial de Servicio Selectivo, y el candidato suele mostrarse esquivo sobre los pormenores del caso.
El mes pasado, Trump dijo que los "espolones" en sus pies habían sido "temporarios": una dolencia "menor" que no le dejó secuelas. Dijo haber visitado a un médico que le dio un certificado para presentar ante los oficiales de reclutamiento, quienes lo exceptuaron por razones médicas. Trump dice no recordar el nombre del médico en cuestión. "Fui a un médico, que me dio una carta, una carta muy determinante sobre mis talones", dijo Trump en la entrevista.
Cuando le pidieron si podía mostrar copia de esa carta, que había obtenido después de cuatro prórrogas previas por estudios, Trump dijo que la buscaría. Pero luego sus voceros no respondieron a los insistentes pedidos para que exhibieran la copia.
Los registros de Servicio Selectivo que se conservan en el Archivo Nacional no especifican las razones médicas por las que Trump fue exceptuado del servicio militar.
El candidato ha dicho que sufría de "espolones en los talones", que son calcificaciones que se forman en el hueso del talón y que se tratan con estiramiento, ortopedia y a veces cirugía. Trump dijo no recordar exactamente cuándo esos espolones dejaron de ser una molestia, pero nunca fue operado por esa dolencia.
En la biografía de 2015 The truth about Trump (La verdad sobre Trump), el autor Michael D'Antonio describe que durante sus entrevistas con Trump en determinado momento el actual candidato se descalzó y le mostró un pequeño bulto en un talón. Trump, que se jacta de una salud "perfecta", ha dicho que los sobrehuesos de sus pies no fueron "un gran problema", pero sí "un problema suficiente". "Eran espolones -dijo-. Era difícil para las largas guardias de parado."
Durante años, Trump, que ahora tiene 70 años, también aseguró que fue "la suerte" de la lotería que define el reclutamiento, y no las prórrogas médicas, la que lo salvó de ir a la guerra. Pero los registros de Servicio Selectivo, obtenidos en el Archivo Nacional, sugieren otra cosa. Cuando se realizó el sorteo en diciembre de 1969, Trump ya había sido exceptuado más de un año antes por razones médicas, mucho antes de obtener ese número "fenomenalmente alto", como él mismo describió.
Vale decir que, como ya había sido exceptuado por razones médicas, el número del sorteo resultaba irrelevante, como lo afirma Richard Flahavan, un vocero del Sistema de Servicio Selectivo que trabaja en esa dependencia desde hace tres décadas.
Trump ha dicho que durante sus años en Wharton tenía poco tiempo para los deportes, pero que de todos modos hacía actividad física.
Tanto en la Universidad de Pensilvania como en otras universidades, el tema dominante de debate era la guerra de Vietnam. Pero Trump dice que en Wharton, por el enfoque empresario de esa casa de estudios, las cosas eran un poco diferentes. Y aunque "odiaba la idea de la guerra", dijo, nunca se manifestó en contra de ésta. "Nunca estuve muy a favor de la guerra -dijo-. Pero tampoco nunca llegué a manifestarme en contra."
Muchos hombres de la edad de Trump buscaban por entonces la forma de escaparle a la guerra, dice Charles Freehof, consejero de reclutamiento del Brooklyn College en aquellos años, y señala que conseguir un certificado médico era un método especialmente efectivo.
"Eran pocos los que volvían diciendo que les habían rechazado el certificado médico", dice Freehof.
El caso de Trump fue clasificado como 1-Y, una excepción temporaria. Pero en la práctica sólo una emergencia nacional o una declaración oficial de guerra -algo que Estados Unidos evitó a toda costa durante el conflicto bélico- hubiesen resultado en un reclutamiento efectivo.
Nada de eso ocurrió y Trump siguió siendo un 1-Y hasta 1972, cuando su estatus fue reclasificado como 4-F, quedando exceptuado definitivamente. Pero en diversas entrevistas aseguró que si su número de sorteo hubiese sido convocado, habría tenido que someterse a un nuevo examen de los pies. "Tarde o temprano me habrían reclutado igual, porque era una dolencia menor", aseguró.
Lo cierto es que los registros públicos de reclutamiento de Trump consignan las letras DISQ ("no apto") junto a la fecha de la revisión, sin indicación alguna de que debería ser reevaluado.
Traducción de Jaime Arrambide
Dave Philipps y Steve Eder
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