Los chiitas instan a crear un Estado islámico
El ayatollah Al-Hakim, el líder religioso más importante, regresó del exilio en Irán y convocó a un gobierno sin extranjeros
BASORA.- En un retorno clave que podría complicar a Washington en la reconstrucción de Irak, Mohammed Baqir al-Hakim, uno de los líderes chiitas más importantes de la región, regresó ayer triunfante al país después de 23 años de exilio en Irán y, recibido por una fervorosa multitud, instó a formar un "Estado islámico moderado" en el que no participen extranjeros.
El ayatollah Al-Hakim, abierto opositor a la ocupación militar estadounidense, exhortó a la formación de un gobierno elegido sólo por iraquíes para reemplazar al del derrocado Saddam Hussein. "Este gobierno ha de ser escogido por iraquíes y debe ser completamente independiente", dijo en su primer discurso.
Como mayor líder espiritual de los chiitas, que componen el 63% de la población iraquí, Al-Hakim tendrá un rol prominente en el futuro político de Irak. Apenas pisó por primera vez en 23 años Irak, se dirigió a Washington, rodeado por una multitud que esperó su regreso durante semanas.
"No aceptaremos que nos impongan un gobierno", advirtió, pero también añadió que no buscará un gobierno fundamentalista sino uno que incluya a todos los grupos iraquíes.
"Soy un soldado del islam, pero no queremos un islam extremista sino un islam de independencia, justicia y libertad", dijo Al-Hakim.
Desde ahora, sus movimientos seguramente serán seguidos de cerca por oficiales de la administración norteamericana de Irak, preocupados de que pueda promover un Estado islámico.
Los partidarios de Al-Hakim ondearon banderas y cantaron consignas cuando su caravana cruzó a Irak procedente de Irán, donde el influyente ayatollah ha liderado el Consejo de la Revolución Islámica en Irak (Sciri, en inglés) desde 1980.
Muchos de ellos trataron frenéticamente de tocar su auto y otros se golpearon el pecho, en un gesto chiita tradicional. Algunos derramaron lágrimas de alegría en el área fronteriza, donde se esperaba que Al-Hakim se dirigiera a miles de sus partidarios.
"Tengo una gran fe en que Dios todopoderoso liberará al pueblo iraquí y volverá a colocar a Irak en su antigua posición en la región y en el mundo", dijo Al-Hakim a sus seguidores.
Poco después de su arribo a Basora, alrededor de 100.000 personas se congregaron en un estadio de la ciudad para escuchar sus palabras. "Esto es una jihad (guerra santa) hacia la reconstrucción después de la destrucción de los opresores", dijo Al-Hakim, de 63 años.
"Esto tiene que ser una marcha por la independencia", añadió.
Las tropas británicas, que ocupan Basora, vigilaban de cerca aunque con discreción el multitudinario evento. "Sí al islam", "Sí a Al-Hakim" coreaba la muchedumbre. Aunque en Irán declaró que no alberga ambiciones políticas personales, el ayatollah se ha mostrado favorable a la instauración de una república islámica en Irak.
Puja por el poder
El líder chiita ha tratado de disipar temores enfatizando que no busca reconstruir a Irak a imagen y semejanza de la República Islámica de Irán. Sin embargo, en declaraciones al canal de televisión Al-Arabiya, de Dubai, dijo que la presencia de fuerzas extranjeras en Irak es "un problema muy grave con el que se debe lidiar".
El regreso triunfal del ayatollah a Irak es también una señal de la pugna por el poder entre los fragmentados grupos iraquíes de la oposición, en medio del vacío de gobierno que sobrevino en el país tras la caída del régimen.
Su hermano menor, Abdelaziz al-Hakim, regresó el 16 de abril a Irak y representa al Sciri en el Consejo de los cinco grupos políticos iraquíes de la ex oposición llamados a formar el núcleo de la futura autoridad interina.
El ayatollah, que en la década de 1970 fue encarcelado y torturado por oponerse a Saddam, tiene previsto viajar hoy a Najaf, en el centro del país, previa escala en Nasiriya.
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