Son los sextos comicios desde 1982. Los hondureños elegían presidente en un clima de tensión
El opositor Ricardo Maduro era favorito
TEGUCIGALPA.- Asediados por la inseguridad y la pobreza, más de 3,4 millones de hondureños acudieron ayer a las urnas para designar un nuevo presidente para los próximos cuatro años.
Aunque la primera magistratura fue disputada por cinco candidatos, sólo dos de ellos, el opositor Ricardo Maduro, del Partido Nacional (PN, derecha), y el oficialista Rafael Pineda, del Partido Liberal (PN, derecha), tenían posibilidades reales de triunfo.
Estas serán las sextas elecciones presidenciales que celebran los hondureños desde que los militares entregaron al poder a los civiles en 1982, tras gobernar durante casi dos décadas. De los cinco comicios anteriores, el PL ganó cuatro y el PN únicamente triunfó en 1989.
Además del presidente, los hondureños escogerán a tres vicepresidentes, 128 diputados del Congreso Nacional y 20 del Parlamento Centroamericano, así como a las autoridades de 298 municipios.
Según la encuestadora Gallup, Maduro, un empresario de 55 años que aboga abiertamente por la reforma económica, encabezaba las intenciones de voto con 45 puntos, seguido de Pineda, un maestro de 71 años que pese a su retórica populista seguiría con el modelo económico de mercado, y que contaba con 35 puntos. Los tres candidatos menores apenas reunían en forma conjunta el 5 por ciento.
Los primeros resultados oficiales estaban previstos para pasada la medianoche argentina, informó el presidente del Tribunal Nacional de Elecciones (TNE), Heriberto Lagos.
Todos los contendientes centraron sus programas de gobierno en el combate a la delincuencia, un flagelo que se manifiesta a diario en el país mediante una incontrolable ola de secuestros y asaltos.
Maduro, una víctima directa de la delincuencia en 1997, cuando uno de sus hijos fue asesinado en un intento de secuestro en la norteña ciudad de San Pedro Sula, prometió "tolerancia cero" ante la delincuencia, principalmente contra el crimen organizado y las pandillas juveniles, al tiempo que propuso aumentar las penas y reforzar el sistema penitenciario.
Pineda, en tanto, propuso también una llamada "seguridad democrática", que además de abatir la delincuencia pretende suprimir lo que describió como las causas sociales del fenómeno.
El último crimen
El último asesinato en cobrar relieve en este país centroamericano ocurrió en la madrugada del sábado, cuando un grupo de desconocidos acribilló a un candidato opositor a diputado cuando ingresaba en su casa en la ciudad de Nacaome, al Sur.
Si bien en un principio se sospechaba de un acto de delincuencia común, la policía arrestó anoche a cuatro militantes del Partido Liberal en relación al crimen. Pero a pesar de los frecuentes hechos de violencia, la votación de ayer transcurría en un clima de completa tranquilidad, según afirmó el ministro de Seguridad, Gautama Fonseca, quien desplegó 7000 policías en todo el territorio.
La inseguridad y la pobreza, que golpea al 80 por ciento de la población, serán los retos monumentales del sucesor de Carlos Flores.
El nuevo presidente de Honduras, de hecho, recibirá un país postrado económicamente, con una deuda externa de más de 4200 millones de dólares, un desempleo que alcanza el 35 por ciento y las secuelas del devastador paso del huracán Mitch, hace tres años, que dejó más de 5000 muertos y pérdidas por 5000 millones de dólares.
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