Los indecisos, el talón de Aquiles de Keiko
Después de cuatro días de tensión, las autoridades electorales incorporaron casi todas las actas faltantes de los lejanos rincones de los Andes, de los valles y sierras inaccesibles de Perú, tierras de peligrosos narcos y de guerrilleros jubilados que cada tanto se hacen notar con alguna irrupción salvaje.
Pero no estuvo ahí la exigua diferencia que le dio el triunfo a Pedro Pablo Kuczynski sobre Keiko Fujimori. Quienes cambiaron la historia a último momento fueron los votantes indecisos, que según los encuestadores dejaron de serlo sobre la hora para apoyar mayoritariamente a PPK.
Keiko nunca logró sembrar un mínimo de confianza en ellos o en quienes hasta una semana antes querían votar en blanco o anular su voto. Sólo el 20% del 50% y monedas que obtuvo PPK era un apoyo genuino a un candidato que consideraban admirable, razonable o al menos aceptable para la presidencia del país. Esa base de leales confiaba plenamente en su capacidad técnica de economista internacional y en su aire democrático y liberal en cuestiones de instituciones políticas.
Lo demás era un conglomerado de votantes de un abanico ideológico donde había sitio para todos, de izquierda, derecha y del centro, unidos contra un nombre, por no decir un apellido que forma parte de la historia negra del país por sus desafueros, y que de sólo enunciarlo hace erizar la piel.
Según explicó a LA NACION el analista político Alfredo Torres, una investigación de la DEA contra el secretario general del partido por lavado de activos, seguido de un audio trucado con el que se pretendió desmentir la información, "hizo ver en muchos votantes que algunas prácticas de los años de Alberto Fujimori seguían vigentes" en el partido de Keiko. Los indecisos bajaron de 12% a 5% en una semana. Se levantaron del sillón y fueron a votar. Quizá contra su voluntad, pero sobre todo contra los audios truchos, los malos recuerdos y por las dudas.
Con tanto apoyo disperso, PPK no tiene suficiente fuerza política propia. Según el economista Jorge González Izquierdo, lo esperan seis duros meses en el Congreso, donde el fujimorismo es mayoría. También puede enfrentar resistencias en la calle, donde los movimientos sociales pueden ventilar sus reclamos. Pero esas fuerzas tendrán que ceder, hacer un gobierno viable, "porque en juego está el país".
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