Los Panamá Papers sacan a la luz un estudio que vivió de los secretos
Mossack Fonseca tiene 500 empleados, filiales en el mundo y clientes poderosos, a veces infames
CIUDAD DE MÉXICO.- Se unieron cuando en Panamá cundía la incertidumbre política y económica. Uno era un discreto inmigrante alemán cuyo padre había servido en el ala armada del partido nazi. El otro, un aspirante a novelista muy sociable y miembro de una familia opositora a la dictadura panameña.
Ambos decidieron fusionar sus pequeños estudios jurídicos en 1986 y crearon una firma que se convertiría en una usina para las operaciones bancarias secretas offshore de la elite mundial. Durante tres décadas, Jurgen Mossack y Ramón Fonseca ampliaron su personal hasta ocupar a 500 empleados, con filiales en todo el mundo y una lista de clientes poderosos, famosos y a veces también infames.
Basa su éxito en brindar a sus clientes privacidad a prueba de balas
Los socios se hicieron inmensamente ricos y Fonseca usó el éxito de la firma para ocupar un influyente rol en la política. Les dijo a sus aliados que quería limpiar el gobierno y ocupó un cargo de asesor del presidente Juan Carlos Varela hasta este año, cuando el escándalo en Brasil lo obligó a renunciar.
El estudio Mossack Fonseca cimentó su éxito sobre la garantía de brindarles a sus clientes una privacidad a prueba de balas. Pero esta semana las operaciones de la firma quedaron al desnudo.
La filtración también puso aún más bajo la lupa a los sectores financieros y legales de Panamá, justo cuando los dirigentes del país intentaban dejar atrás su larga reputación de caja fuerte para el botín de los delincuentes y corruptos del mundo. En febrero, Panamá logró salir de la lista de vigilancia de una agencia internacional que fija los estándares para combatir el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo, pero sigue bajo escrutinio como paraíso de los evasores.
Mossack Fonseca ha negado haber cometido delito alguno. Pero quienes conocen a Fonseca en Panamá dicen que el contenido de los Panamá Papers contradice la imagen que Fonseca ha querido dar de sí mismo y del rol que ocupa en su país. Carlos Guevara Mann, correligionario de Fonseca y ex funcionario, dijo que una vez le preguntó, cuando ya era un exitoso novelista, por qué se tomaba el trabajo de meterse en política. Mann recuerda que el abogado le contestó que quería mejorar el historial de derechos humanos de su país.
Los Panama Papers contradicen la imagen que Fonseca quiso dar de sí mismo
"Cuando confrontás esa conversación con el hecho de que su estudio daba servicios a todos esos violadores de los derechos humanos -Khadafy, Mugabe, Al-Assad y Putin-, uno siente asco", dijo Mann.
Entre los documentos filtrados hay un intercambio de mails entre los socios de la firma donde queda claro que se han dado cuenta de que hace años vienen trabajando para clientes de Irán que figuran en la lista de sancionados por Estados Unidos y la ONU. "¡Esto es peligroso!", escribió Mossack a Fonseca. "Habría que levantar un banderín rojo de inmediato."
El éxito de Mossack Fonseca coincidió con el ascenso de Panamá como capital mundial de la industria de la banca offshore durante las décadas de 1970 y 1980. El estudio es apenas una de las incontables firmas del mundo dedicadas a una industria global que da refugio a billones de dólares y que despoja a los países de hasta 200.000 millones de dólares en impuestos al año.
Varios ex empleados de Mossack Fonseca hablan de la cultura de la disciplina que reinaba en el estudio y aseguran que, en apariencia, los socios llevaban adelante un negocio ético. "Había que cumplir con infinidad de procedimientos internos", dice Mileidy Castillo, que trabajó en la firma ente 2011 y 2013.
Para los expertos, sin embargo, tildar casilleros no es sinónimo de cumplimiento procedimental. Un verdadero cumplimiento implica presionar a los clientes para que revelen la verdadera identidad de quienes realizan transacciones offshore y el origen de su dinero.
La filtración abre la ventana a un mundo mucho más amplio
En los últimos diez años, la transparencia internacional fue avanzando. Pero Panamá quedó muy atrasado en relación con esos nuevos estándares internacionales.
En 2014, la Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) incluyó a Panamá en su lista de países donde la transparencia y los sistemas de control estaban tristemente ausentes, lo que significó un duro golpe para el país. El presidente Varela impulsó rápidamente la aprobación de leyes para atacar el problema, y en febrero de este año Panamá fue quitado de esa lista.
Pero Panamá se ha mostrado reticente a seguir el proyecto de transparencia impulsado desde 2009 por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). "Panamá es el último gran foco de resistencia que permite que se siga ocultando dinero de los ojos de las autoridades legales y tributarias", dijo el lunes el secretario general de la OCDE, Angel Gerri.
Pero muchos expertos señalan que Panamá, en su negativa a adecuarse a esos estándares, tiene un compañero de prestigio: Estados Unidos. Son muchos los países que tienen problemas para que Estados Unidos les brinde datos sobre las cuentas que sus ciudadanos tienen en los bancos norteamericanos.
"La verdadera noticia no es Panamá", dice Matt Gardner, director del Instituto de Tributación y Políticas Económicas de Washington. "La filtración abre la ventana a un mundo mucho más amplio, sobre todo, a lo que ocurre en Estados Unidos."
Traducción de Jaime Arrambide
A. Ahmed, E. Lipton y K. Semple
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