Los piratas del mar vuelven al ataque
Se están convirtiendo en la peor pesadilla de los marinos mercantes; ya hubo 161 incidentes este año, 40% más que en 1999
¿Piratas a las puertas del siglo XXI? Sí, pero sáquese de la cabeza la imagen de corpulentos personajes que, vestidos con grandes sombreros y coloridos trajes -parche en el ojo y loro al hombro incluido-, robaban el oro saqueado de América por galeones españoles. Si esos legendarios hombres de mar alimentaron sus sueños infantiles, los piratas de hoy son oscuros criminales que se están convirtiendo en una de las peores pesadillas de los marinos mercantes.
Tan sólo en la primera mitad del año se han registrado 161 ataques de piratas, la mayoría en aguas del sudeste asiático, por donde pasa un tercio del comercio marítimo mundial. La cifra, recogida por la Oficina Marítima Internacional (OMI), representa un aumento del 40 por ciento con respecto al mismo período del año pasado. Con un total de 285 incidentes, 1999 ya había pasado a la historia como un año récord en actos de piratería.
Uno de los casos más dramáticos fue el del Alondra Rainbow, un buque de bandera panameña que el 22 de octubre último fue atacado por un grupo de enmascarados armados con pistolas y machetes cerca de Indonesia. Su capitán, australiano, y la tripulación, 17 marinos, fueron atados, vendados y arrojados al mar en una balsa, mientras que los piratas huyeron con el barco y su cargamento de lingotes de aluminio, valuado en 8 millones de dólares.
Afortunadamente, un par de días más tarde, un pesquero tailandés encontró a la tripulación a la deriva y luego se lanzó un alerta en toda la región. El 14 de noviembre, tras una intensa persecución en alta mar, la guardia costera de la India capturó el Alondra Rainbow (rebautizado Mega Rama y registrado en Belice) frente a las costas de Sri Lanka. Los 14 piratas indonesios encontrados a bordo están siendo enjuiciados.
Menos suerte tuvo la tripulación del Cheung Son, de China, que fue abordado en las afueras del puerto de Hong Kong en septiembre de 1998. Sus 23 ocupantes fueron asesinados a balazos y los cadáveres arrojados por la borda.
"Aunque este año no se ha registrado ninguna muerte como consecuencia de los asaltos en alta mar, el incremento de los ataques armados confirma que la piratería moderna se está volviendo más violenta, sanguinaria y despiadada", subrayó a La Nación el capitán indio Jayant Abhyankar, subdirector de la Oficina Marítima Internacional, con sede en Londres.
La forma de actuar
El modus operandi de estos piratas se diferencia bastante del que mostraba Errol Flynn en sus películas. Operan de noche, en equipos de tipo comando. Se acercan a los barcos por la popa con lanchas rápidas, provenientes de alguno de los innumerables islotes que bordean las costas del sudeste asiático o de una nave nodriza, a la que regresan tras el ataque. Los piratas, jóvenes y encapuchados, trepan al buque con ganchos y cuerdas. Una vez a bordo, amenazan a los marinos con sus armas: machetes, cuchillos, pistolas y fusiles.
La mayoría son simples ladrones que se contentan con el dinero de la "caja chica" y las pertenencias de la tripulación, señaló el capitán Abhyankar. Pero en los últimos tiempos la piratería ha dado un salto de calidad muy significativo: cada vez más, grupos organizados, con tecnología sofisticada, atacan barcos no sólo para quedarse con el dinero o parte del cargamento, sino también con la nave.
Los barcos son repintados y se les da otro nombre, con documentos comprados fácilmente en lugares como Honduras, Belice o Myanmar (ex Birmania). Los buques adquieren así otro origen, antes de ser vendidos en el mercado negro. El año pasado, una decena de naves fue secuestrada y en los primeros seis meses de este año ya hubo dos casos registrados.
Aguas peligrosas
Según los expertos, las responsables de estos secuestros de barcos son cuatro o cinco mafias que operan desde Hong Kong o Indonesia.
Están dotadas de una importante estructura logística y financiera (poseen radares, fusiles de asalto tipo Kalashnikov, M16 o metralletas de 50 mm). Además, se sospecha que tienen agentes infiltrados dentro de las grandes compañías navieras que trabajan en la zona, por donde anualmente navegan unos 30.000 barcos.
"Sin duda, las aguas del sudeste asiático siguen siendo las más peligrosas -reconoció a La Nación Noel Choong, director del Centro para la Denuncia de Piratería (Piracy Reporting Center), en Kuala Lumpur, Malasia-. El mar del sur de China y el estrecho de Malacca son los escenarios de la mayor cantidad de ataques perpetrados por los piratas, junto con las costas de Bangladesh y la India."
En una segunda categoría, Choong apunta a la entrada del mar Rojo, las costas del Cuerno de Africa y el golfo de Guinea. Y, por último, las aguas frente a Ecuador, Colombia y Brasil (en especial el puerto de Santos).
¿Por qué han aumentado tanto los ataques de piratas en los últimos años? Para el capitán Abhyankar, la piratería ha tenido un renacimiento en los años 90 porque el fin de la Guerra Fría llevó a que en el sudeste asiático haya menos presencia de buques de guerra y menos protección para los barcos mercantes.
"Además -señaló-, en esa zona y en otras donde los ataques se han incrementado, se produjeron profundos cambios económicos y políticos en esta década que llevaron a más gente a la criminalidad."
Para contrarrestar este nuevo auge, en 1992 se creó el Centro para la Denuncia de Piratería, financiado por un grupo de grandes firmas navieras de Malasia, Tailandia, Gran Bretaña, Alemania, Japón, Suecia y Grecia.
En actividad durante las 24 horas, su función consiste en registrar los incidentes, alertar a las autoridades competentes y proporcionar información sobre barcos capturados que pueda llevar a su recuperación.
La tarea más difícil, aseguró Choong, es convencer a los gobiernos de que se trata de un problema serio y creciente, y de que su ayuda es necesaria.
En cuanto a la legislación para combatir la piratería, sólo 43 países han ratificado la Convención de Roma sobre la Supresión de Actos Ilegales contra la Seguridad de la Navegación Marítima (1988) -impulsada por la OMI-, que haría más fácil para los gobiernos enjuiciar a los piratas.
Conferencia en Singapur
Actualmente, los piratas sólo pueden ser perseguidos por cualquiera si se hallan en aguas internacionales. Si actúan en aguas territoriales, sólo el país al que pertenecen tiene derecho a hacerlo.
En marzo último, Singapur celebró una conferencia para analizar el tema junto a otros 14 países asiáticos. Allí, Japón propuso aportar sus barcos armados para proteger los buques mercantes que surcan los mares del sudeste asiático.
Sin embargo, el resentimiento y los efectos psicológicos de ver a la armada japonesa jugar un papel que podría traer a la memoria imágenes similares a las de la Segunda Guerra Mundial pesaron más y aún no se han tomado medidas concretas. Mientras tanto, los piratas se preparan para atacar otra vez más.
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