Lula diseña una estrategia junto a Dilma para salvar al gobierno del PT
Pidió unidad al PMDB para afrontar un eventual juicio político; no descartan ofrecerle un ministerio al ex presidente
RÍO DE JANEIRO.- Controlar daños y unir fuerzas. Ésa es la misión que se impuso Luiz Inacio Lula da Silva, que, cada vez más asediado por las investigaciones en torno al esquema de corrupción en Petrobras, comenzó ayer a definir con la presidenta Dilma Rousseff y sus aliados una estrategia de defensa para él y el atribulado gobierno de su ahijada política.
Lula y Dilma compartieron anteanoche una larga cena en el Palacio de la Alvorada, luego de que el mundo político-empresarial fue sacudido por la condena a más de 19 años de prisión del ejecutivo Marcelo Odebrecht, dueño y ex presidente del conglomerado Odebrecht, una de las compañías involucradas en la red de sobornos del petrolão y con fuertes vínculos con el gobierno. El temor en Brasilia es que, a cambio de reducir la dura pena, Odebrecht acepte un acuerdo de delación premiada con la justicia e involucre directamente en el escándalo tanto a Lula como a Dilma.
Los nombres de ambos ya habían aparecido en el presunto acuerdo que negocia el arrepentido senador Delcidio Amaral, del oficialista Partido de los Trabajadores (PT), y que fue filtrado a la prensa el jueves pasado, justo un día antes de que Lula fue obligado a ir a declarar ante la justicia, sospechado de haberse beneficiado de la red de coimas.
Según el documento, Amaral habría afirmado que tanto Lula como Dilma sabían de los sobornos y desvíos pagados por grandes constructoras a directivos de la petrolera estatal y a políticos de la coalición gobernante, y también los habría acusado de intentar bloquear las investigaciones del caso, a cargo del juez federal Sergio Moro, en Curitiba.
Si estas revelaciones se confirmaran o fueran corroboradas por una eventual delación de Odebrecht, Lula podría ir preso y Dilma encararía irremediablemente un proceso de impeachment en el Congreso, donde la oposición busca su salida del poder desde el año pasado.
Ante estas sombrías perspectivas, Lula mantuvo ayer intensas reuniones con legisladores del PT y de su principal aliado en la coalición, el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB). La idea es garantizar un frente parlamentario común que bloquee cualquier intento de la oposición de reiniciar un proceso de juicio político.
El año pasado, los opositores, encabezados por el díscolo pemedebista Eduardo Cunha, presidente de la Cámara de Diputados, y por el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), dieron los primeros pasos hacia el impeachment por la manipulación de las cuentas públicas realizada por Dilma. Sin embargo, el embate fue frustrado en diciembre con la intervención del Supremo Tribunal Federal (STF), que adujo fallas de procedimiento en el trámite. Ahora, el STF debe presentar el próximo miércoles una hoja de ruta que aclare todo el proceso.
En tanto, tras las nuevas revelaciones que salpicaron cada vez más al gobierno, la oposición espera que los brasileños acudan en masa a la "megamanifestación" convocada para el domingo próximo en todo el país para exigir la salida de Dilma, cuya administración no sólo enfrenta una aguda crisis política, sino también una abismal recesión económica.
Convención
Un día antes de las protestas, el PMDB celebrará su convención anual y algunos sectores del partido -liderados por Cunha- quieren que la agrupación declare su "independencia" del PT, quedando así libres de votar a favor del impeachment. Lula, padrino político de la presidenta, buscó convencer a los dirigentes del partido de evitar ese escenario, que según él debilitaría mucho la posición del vicepresidente Michel Temer, perteneciente al PMDB.
Ante los congresistas, Lula reiteró que es blanco de una "persecución política" por parte de Moro, subrayó que el magistrado "está forzando la situación" y se comprometió a mantener movilizada a la militancia del PT en su defensa.
"A partir de ahora, si me encarcelan me convierto en héroe; si me matan, me transformo en mártir, y si me dejan suelto, vuelvo a ser presidente", señaló, según sus interlocutores, en alusión a la posibilidad de que vuelva a competir por la presidencia en las elecciones de 2018.
Tras la cena con Dilma, la prensa brasileña informó que la presidenta le habría ofrecido a Lula designarlo ministro dentro de su gabinete para brindarle así inmunidad ante una eventual orden de detención del juez Moro. En ese caso, sólo el STF podría decretar su arresto. No obstante la fuerza de esas versiones, el presidente del Senado, Renan Calheiros (PMDB), negó que fuera posible.
"Lula aclaró que no tuvo esa invitación y que él cree que para ayudar a Brasil no necesita tener el cargo de ministro", contó el senador.
Sin embargo, el secretario de Gobierno de Dilma, Ricardo Berzoini, no descartó esa posibilidad: "¿A qué equipo no le gustaría colocar a Pelé en el campo?", dijo, en referencia al habilidoso Lula. "La pelota está siempre con él; depende de lo que él quiera."
Con la mira en otra reelección
Lula Da Silva
Ex presidente brasileño
"A partir de ahora, si me encarcelan me convierto en héroe; si me matan, me transformo en mártir, y si me dejan suelto, vuelvo a ser presidente [en 2018]"
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