Lula insiste en la vía judicial y la candidatura del PT sigue en suspenso
RÍO DE JANEIRO. Desde su celda, Luiz Inacio Lula da Silva ordenó al Partido de los Trabajadores (PT) apretar el botón de pausa. A pesar de que su polémica candidatura para los comicios del 7 de octubre fue impugnada el viernes pasado por el Tribunal Superior Electoral (TSE), el encarcelado expresidente se negó a lanzar ya mismo la postulación de quien será su sustituto, el exalcalde Fernando Haddad, y prefirió apelar el fallo judicial ante la Corte Suprema y recurrir también a la Organización de Naciones Unidas (ONU).
"Le expusimos a Lula todas las posibilidades jurídicas a su disposición y él tomó la decisión, a través de sus abogados, de solicitar a la ONU que se manifieste sobre la sentencia de las autoridades electorales brasileñas, y presentar dos recursos de medida cautelar ante el Supremo Tribunal Federal (STF), tanto en la esfera electoral como en la criminal", informó a la prensa un visiblemente decepcionado Haddad, tras visitar al exmandatario en su celda de la Superintendencia de la Policía Federal en Curitiba, junto al equipo de defensa de Lula y a la presidenta del PT, la senadora Gleisi Hoffmann.
Haddad, actualmente candidato a vice, había llegado al lugar temprano, de muy buen humor y acompañado por su esposa, Ana Estela, listo para hacer una suerte de presentación en sociedad de la pareja que aspira a residir en el Palacio de Alvorada. Pero sus planes fueron frustrados por la obstinación de Lula en mantenerse al frente de la fórmula presidencial petista pese a que cumple una pena de 12 años de cárcel por corrupción en una causa vinculada a la operación Lava Jato.
Según la legislación electoral vigente -la ya famosa ley de ficha limpia, ninguna persona condenada en segunda instancia por un órgano colegiado puede competir por un cargo electivo. Así lo entendieron la semana pasada seis de los siete jueces del TSE; el voto divergente aceptó a último momento una "recomendación" del Comité de Derechos Humanos de la ONU -no confundir con el Consejo de Derechos Humanos, que toma decisiones vinculantes para los Estados miembros- para que se permita a Lula ejercer sus derechos políticos hasta que el caso sea juzgado por las instancias superiores, es decir, la Corte Suprema.
Las filas petistas están muy divididas acerca de cuál es la mejor estrategia a seguir. En tanto algunos sectores pragmáticos exhortan a que la candidatura de Haddad sea lanzada de inmediato para aprovechar al máximo el horario gratuito de propaganda electoral en radio y televisión, los líderes más veteranos del partido creen que hay que agotar todas las posibilidades de que Lula sea el candidato y mientras tanto usar el tiempo de propaganda para reforzar la narrativa victimizadora de Lula; creen en ir presentando a Haddad ante el electorado poco a poco, con la esperanza de que la imagen y voz de Lula (en spots grabados por el expresidente antes de quedar preso en abril) sea más eficiente en la eventual transferencia de votos hacia el exalcalde paulistano.
El recurso ante la ONU presentado ayer mismo no prevé ninguna medida concreta del organismo internacional que pueda revertir la sentencia del TSE, pero sí busca amplificar en el exterior el discurso de "persecución política" de Lula. En tanto, la apelación al STF que será interpuesta hoy supone una jugada riesgosa: una decisión de la Corte puede demorarse varios días -tiempo que se pierde en promocionar a Haddad y solo resultaría eficiente si el caso recae en alguno de los jueces más proclives al PT que decida juzgar el caso de manera individual en vez de llevar el asunto a la discusión del plenario.
Las interminables maniobras petistas ya empiezan a generar hartazgo en el propio TSE, que había permitido que Lula aparezca en los anuncios de propaganda solo como "soporte" o "simpatizante" de Haddad, y por lo tanto con un tiempo limitado a 25% del aviso. Pero el exmandatario básicamente es el gran protagonista de varios spots y Haddad es reducido a un simple "representante" de Lula. Así que después de varias quejas, ayer el TSE prohibió dos anuncios de propaganda en los que Lula aparecía más tiempo del debido.
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