Diez días antes del ballottage en Brasil: a sólo un paso de lograr la reelección. Lula lleva una ventaja casi decisiva
Según una encuesta, el presidente brasileño cuenta con el 60% de las intenciones de voto, contra el 40% de su rival, Alckmin
SAN PABLO.- Un sondeo electoral eliminó ayer la incertidumbre en Brasil: cuando faltan diez días para el ballottage, y con veinte puntos de ventaja, nada parece interponerse entre Luiz Inacio Lula da Silva y su reelección.
Una encuesta del Instituto Datafolha, que agitó el ambiente político, reveló que Lula se alejó de su opositor, el socialdemócrata Geraldo Alckmin, lo suficiente para no dejar dudas sobre su futura victoria.
Si las elecciones fueran hoy, el presidente tendría el 60% de los votos válidos -descontados blancos y nulos-, contra 40% de Alckmin.
A pesar de haber obtenido un porcentaje de votos sorprendente en la primera vuelta, el 1° de este mes, Alckmin ha caído en forma constante desde el día de las elecciones, perjudicado por una serie de errores de los estrategos de su campaña.
Lula amplió su ya consistente ventaja en la masa de 47% de brasileños que gana hasta 350 dólares por mes: llegó al 62% de la preferencia electoral. Y si Alckmin era el favorito en el Sudeste -la región más rica de Brasil-, en esta última encuesta Lula revirtió el escenario y se consolidó con el 52% de las intenciones de voto, contra el 41% de Alckmin (estos índices consideran votos blancos y nulos).
Golpeado por el último sondeo, Alckmin atacó ayer el mecanismo de la reelección, introducida por el ex presidente Fernando Henrique Cardoso, su aliado. "Yo ya fui reelegido [gobernador de San Pablo]. La reelección es más de lo mismo", criticó. Y advirtió: "Si él [Lula] es reelegido, el gobierno termina antes de comenzar. Ya empieza el mandato discutiendo el año 2010".
Después de haber quedado sorprendentemente cerca de Lula en la primera vuelta (casi 40 millones de votos contra 46,5 millones del presidente), Alckmin comenzó a perder empuje.
Ayer hasta un correligionario de Alckmin, el gobernador de Minas Gerais, Aecio Neves, parecía haber tirado la toalla. "Es muy difícil disputar la elección no contra un candidato, sino contra un mito. El presidente Lula tiene una historia de vida pública que cala hondo en el sentimiento de muchos brasileños, y creo que la fuerza de su historia es el instrumento más vigoroso para que él esté hoy, a pesar de todas las denuncias [...], mostrando que puede obtener la victoria", dijo.
Neves, reelegido con el 70% de los votos en Minas Gerais, es uno de los socialdemócratas vistos como presidenciables para suceder a Lula en 2010 -incluso con un posible respaldo del jefe de Estado-. El otro es José Serra, el gobernador electo de San Pablo.
"Dossiergate"
Lula perdió los votos suficientes para vencer en la primera vuelta en la última semana antes de la elección. No fue al debate de la TV Globo -algo que generó una cobertura negativa por parte de los medios del poderoso grupo de comunicación- y quedó envuelto en medio del escándalo del dossier .
El "dossiergate", que el coordinador de la campaña de Lula, Marco Aurelio García, le señaló a LA NACION como principal factor para no haber podido vencer en la primera vuelta, comenzó a perder efecto. O como dijo el ministro de Relaciones Institucionales, Tarso Genro: "La gente se cansó del debate sobre la ética en la política".
Con el discurso de que "el mayor perjudicado por el escándalo del dossier " fue él mismo, Lula logró revertir el impacto del escándalo.
A medida que fue disolviéndose el efecto del episodio -que involucró a asesores directos de Lula y a dirigentes del Partido de los Trabajadores en la compra de documentos con acusaciones contra la oposición-, el favoritismo del presidente volvió con más fuerza todavía.
En tanto, Alckmin comenzó a perder el aura ganadora con la que salió de la primera vuelta, cuando consiguió la "victoria" de haber llevado a Lula al ballottage.
Fue agresivo en el debate contra el presidente y eso generó la primera pérdida de apoyo en un electorado que no simpatiza con la confrontación. Luego, el oficialismo logró divulgar la idea de que Alckmin llegaría para privatizar las pocas empresas públicas que quedan -Petrobras, Banco do Brasil, etcétera- y despedir empleados públicos. Hace una semana que el candidato es obligado a responder sobre privatizaciones.
La foto de Alckmin abrazado al dirigente populista de Río de Janeiro Anthony Garotinho le generó también una pérdida de apoyo entre los que lo veían como una alternativa "ética" a Lula.
Hasta la Internet le jugó en contra al candidato opositor, que fue mostrado en una actitud antipática hacia una periodista australiana, en un video difundido por la Red. Cuando la periodista le preguntó sobre el caos de la seguridad en el estado de San Pablo, gobernado por los socialdemócratas durante prácticamente la última década, Alckmin interrumpió el diálogo al levantarse y decir: "Si era para hablar de eso ni le daba la entrevista".
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