Macron busca sellar su favoritismo en un ballottage clave para Europa
Según las encuestas, se impondría hoy a la ultraderechista Le Pen con más del 60% de los votos; el hackeo a la campaña del candidato liberal agitó el tramo final
PARÍS.- Unos 47 millones de franceses son esperados hoy en las urnas para votar en la segunda vuelta de unas elecciones presidenciales que son seguidas con atención en toda Europa. Además de decidir entre el favorito y social-liberal Emmanuel Macron y la candidata de extrema derecha, Marine Le Pen , los electores escogerán entre dos modelos diametralmente opuestos de país.
Si los sondeos no se equivocan, Macron -cuya campaña se vio agitada con el hackeo de datos de su equipo revelado anteayer- ganaría ampliamente este ballottage: las encuestas le adjudican 63% de los votos contra 37% para Le Pen. En ese caso, el ex banquero de 39 años, casi desconocido para el público hace 24 meses, habrá ganado la apuesta política más formidable de la Francia contemporánea desde los desafíos del general Charles de Gaulle en 1940 y en 1958.
Europa y el mundo esperan los resultados con ansiedad, porque algunas grandes naciones cedieron recientemente a los demonios del miedo, el odio y el repliegue. En ese sentido, más que la elección de un modelo, se trata de saber si los franceses serán capaces de preservar o de dar la espalda a los valores humanistas que fundaron esta vieja nación, quinta potencia económica mundial, y voz singular que suele hacerse oír a través del planeta.
Pero el futuro presidente no tendrá demasiados motivos para alegrarse. Por un lado, heredará un país profundamente dividido. Por el otro, el Frente Nacional (FN) de Le Pen habrá obtenido el mejor resultado de su historia.
En un país donde los candidatos de los extremos -tanto de izquierda como de derecha- obtuvieron cerca de 50% de los votos en la primera vuelta, todo el desafío de este ballottage para Macron consiste en obtener la victoria más amplia posible -superior al 60%- frente a la extrema derecha. De esa diferencia dependerá en gran parte su capacidad de obtener una mayoría, poder gobernar y reformar.
Como en la primera vuelta, estos comicios se realizan bajo impresionantes medidas de seguridad. Para proteger las 67.000 oficinas de voto, se movilizaron más de 50.000 policías y gendarmes, que se sumarán a los 7000 militares de la operación antiterrorista Sentinelle.
La campaña, que los franceses califican de larguísima, violenta y extenuante, concluyó antenoche con el anuncio de un pirateo masivo del sistema informático del equipo de Macron. Miles de documentos aparentemente sin valor fueron subidos a Internet por sitios supremacistas y cercanos a la extrema derecha norteamericana, que desde hace semanas trabajan abiertamente por el triunfo de Le Pen.
Los franceses no conocieron, sin embargo, el contenido de esos archivos antes de ir a votar: su existencia fue revelada cinco minutos antes de que el país entrara en período de veda electoral.
A partir de esta noche una nueva página se abrirá en la cumbre del Estado francés, prologada por un diluvio de interrogantes sobre la forma en que Macron podría aplicar sus promesas de reforma y su visión social-liberal del país. Eso, sin contar con el gigantesco esfuerzo suplementario que requerirá conducir sus tropas hacia la victoria en las legislativas del 11 y 18 de junio próximos para obtener la mayoría en el Parlamento y poder aplicar su plan de gobierno.
La segunda opción -en la que no cree ningún estudio de opinión- es la de una victoria sorpresiva de Le Pen. En ese caso no se trataría de un shock. Sería un terremoto internacional de imprevisibles consecuencias para Europa y el mundo.
Ese escenario es posible solamente en un caso: una fortísima abstención y una movilización excepcional de los electores de la derecha dura.
Debido a que el voto no es obligatorio, los sondeos anticipan un aumento de la abstención -alrededor del 25%- justificado por este fin de semana largo y por la ausencia de aquellos electores de la extrema izquierda y de la derecha, que no se identifican con los candidatos.
Cerca del 50% de los franceses que votarán hoy por Macron afirman hacerlo sin adherir a su programa o a su personalidad. Por fantástica que haya sido su aventura, la victoria del ex ministro de Economía de François Hollande podría ser la de "un presidente por defecto", frente a un país fracturado.
Sin embargo, un primer sondeo publicado anteayer indicó que el partido ¡En Marcha! podría obtener la mayoría en las legislativas de junio. Si las encuestas acertaran, su fabulosa aventura presidencial podría continuar a través de otros bienaventurados temblores.
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