Maduro se radicaliza y busca concentrar más poder
Decretó la puesta en marcha de una drástica reforma del Estado sin convocar a los partidos políticos; el plan aplaza las elecciones y elimina la Constitución de Chávez
CARACAS.- Nicolás Maduro fue fiel a su palabra: el "hijo de Chávez" decretó ayer la puesta en marcha de un proceso constituyente para "refundar el Estado y derrotar el golpe". Un bombazo político que en los hechos supone la radicalización de la revolución y la liquidación de las estructuras del Estado. Venezuela se asoma de esta forma a un laberinto de final desconocido.
El anuncio, una reforma hecha a la medida del gobierno, fue desconocido por la oposición, que llamó a rebelarse contra la medida y mantener la presión en las calles.
El anunciado "detonante histórico" para combatir a la oposición comenzaría con unas elecciones a la medida, "sin partidos ni elites", donde se elegirían 500 constituyentes para redactar una nueva Carta Magna. Un proceso que se prolongaría durante al menos dos años, durante los cuales el mandatario se mantendría al frente del país, y que simula las elecciones en segundo grado que se realizan en Cuba.
"Yo convoco al poder constituyente originario para que sea el pueblo con su soberanía quien imponga la paz", dijo Maduro, que con este radical golpe de timón amenaza con disolver de forma vertiginosa el Parlamento, elegido en las urnas hace 17 meses. Y no sólo eso, también daría por acabada la V República que puso en marcha su "padre" político.
"Ha llegado el día, hermanos, no me fallen. No le fallen a Chávez, no le fallen a la patria... El poder que me entregó Chávez se lo entrego a ustedes, vamos a ganar la batalla", subrayó el presidente, que pretende así salir del atolladero político provocado por la inédita presión internacional, la rebelión de la fiscal del Estado y, sobre todo, por un mes de protestas de la oposición.
Hasta el momento 34 personas murieron y centenares han resultado heridas tras la represión de las fuerzas de seguridad, la actuación de colectivos paramilitares, conatos de violencia e, incluso, saqueos. Más de 1600 personas fueron arrestadas, lo que de momento ha disparado la cifra de presos políticos a 183.
"Yo soy un demócrata... No queremos una guerra civil, ahora queda en la mano de ustedes", lanzó a sus seguidores, reunidos en la avenida Bolívar para conmemorar el primero de Mayo, mientras miles y miles de opositores sufrían la represión indiscriminada de las fuerzas policiales al otro lado de la ciudad.
Este nuevo proceso supondría la eliminación de raíz la propia Constitución de 1999, la "niña bonita" de Hugo Chávez, santo y seña de la revolución bolivariana desde su aprobación en 1999. Y también de las elecciones pendientes (a gobernador) y de las presidenciales previstas para el año que viene.
Maduro esbozó algunas de las trampas que contiene su decreto, un verdadero salto al vacío cuando ya estaba mirando desde hacía tiempo el precipicio. Se trataría de unas elecciones a la medida, donde la mitad de los constituyentes serían elegidos a través de movimientos sociales y sectores laborales, con especial influencia de los obreros, y la otra mitad por circunscripción municipal de la mano de las comunas.
O sea, unas elecciones sin partidos y con previo acondicionamiento del sistema de elección, para que no se plasmen en el resultado final el 68% en contra y 32% a favor que sufre el chavismo ahora mismo.
"El gobierno no convoca una Asamblea Nacional Constituyente. Convoca un fraude constitucional que profundiza el golpe de Estado. Pretende convocarse una Constituyente popular que concentre todas las funciones", aclaró el constitucionalista José I. Hernández, tras una decisión que cayó como una bomba en el país.
Maduro basa este trascendental movimiento político en el artículo 347 de la actual Carta Magna, pero el constitucionalista Gerardo Blyde explicó ayer que para llevarse a cabo debería contar con la ratificación del país, llamando a votar en un referéndum que Maduro obvió en su anuncio.
"Es el golpe de Estado más grave de la historia... Maduro propone que en Venezuela no tengamos más elecciones libres", clamó Julio Borges, presidente de la Asamblea, que llamó al pueblo de Venezuela a "rebelarse". "Maduro no llama a la Constituyente establecida en la Constitución, maquilla su continuación de golpe de Estado contra la democracia", añadió Borges.
"No podemos cansarnos, no podemos frenar, mañana, tarde, noche para hacer valer nuestros derechos", insistió quien sería, según el decreto de Maduro, el último presidente de la actual Asamblea.
La opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) convocó para hoy mismo la primera protesta temprano en la mañana, después de que anoche volvieron a resonar las cacerolas.
Las reacciones de los dirigentes opositores se sucedieron al instante, tras un anuncio que, pese a conocerse de antemano, no acababa de creerse. "Frente al fraude constitucional, pueblo a la calle y a desobedecer semejante locura", remarcó el gobernador opositor Henrique Capriles.
Pero no fueron sólo los opositores los que mostraron su repulsa. "Nuestra Constitución de 1999 es la mejor del mundo. Hagámosla cumplir y no perdamos más tiempo en discusiones estériles", protestó el general Miguel Rodríguez Torres, uno de los favoritos de Chávez y hoy crítico de Maduro.
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