Malestar de París por el proceso a un francés
PARIS.- Los franceses todavía no pueden creer que el primer hombre a ser enjuiciado por la tragedia del 11 de septiembre en los Estados Unidos es un compatriota de origen marroquí, Zacarias Moussaoui.
A la sorpresa inicial se ha sumado ahora el temor, no sólo sobre su destino, sino sobre el futuro de las relaciones entre Francia y los Estados Unidos y hasta de la cooperación antiterrorista entre los dos hemisferios por cuanto su caso ha exacerbado las diferencias en un tema que ya era la "espina en el talón" de las relaciones entre la administración Bush y Europa: la pena de muerte.
El fiscal general norteamericano, John Ashcroft, hizo coincidir el anuncio del procesamiento formal de Moussaoui, de 33 años, con los actos de recordación de los tres meses pasados desde los ataques.
En una conferencia de prensa acusó al francés, detenido en Minnesota el último 16 de agosto por una infracción inmigratoria, de "conspirar con Osama ben Laden y Al-Qaeda para asesinar a miles de personas inocentes". En total son seis los cargos presentados en su contra, cuatro de los cuales son pasibles de merecer la pena capital.
Pero la ministra de Justicia francesa, Marylise Lebranchu, advirtió ayer que su país hará todo lo posible para impedir que la justicia norteamericana pueda aplicar esa sentencia.
Durante un emotivo diálogo radial con la madre de Moussaoui, la ministra prometió todo el apoyo oficial: "Su hijo, como cualquier ciudadano francés, se beneficiará de la protección consular".
"A mi no me sorprende que haya sido arrestado porque de acuerdo con las informaciones que teníamos era algo previsible -señaló Lebranchu-. Nosotros respetamos las investigaciones realizadas. Pero su hijo no debe ser ejecutado."
Francia abolió la pena de muerte hace 20 años y, como la mayoría de los 42 países del Consejo de Europa, se niega a conceder la extradición de procesados a países donde pueden sufrir ese castigo.
Gestiones en Europa
Ashcroft inició ayer justamente una gira por la Unión Europea con la intención de convencer a los europeos de que levanten esa restricción cuando se trata de terroristas y que reconozcan los tribunales militares que Bush ha instaurado para enjuiciar a los terroristas.
En su primera escala, Londres, el fiscal general norteamericano dio muestras de espíritu negociador: "Es bien conocido que en los Estados Unidos, la mayoría de los Estados y el gobierno federal tienen leyes cuya violación pueden desembocar en una condena a muerte. Pero los individuos y países con los cuales estamos en contacto por el tema de la extradición han puesto preguntas caso por caso y esa me parece que es la mejor forma de proceder".
La madre de Moussaoui, que por miedo a sufrir represalias se hace llamar "Amina", no confía en sus palabras. "Cuando me mostraron fotos tomadas de mi hijo en prisión no pude reconocerlo. Tiene una mirada dura que jamás le he visto -señaló al periódico Le Parisien-. Los norteamericanos se niegan a decir dónde está encarcelado y el abogado de oficio que le colocaron todavía no se puso en contacto conmigo".
Lo único que le ha llegado es una carta de cuatro páginas -publicada en noviembre pasado en Le Monde- donde Zacarías clama su inocencia. "Van a tratar de fabricar pruebas y testigos en mi contra pero yo tengo verdaderas pruebas y testigos y Alá ridiculizará el complot", señaló.