Manaos y el segundo colapso sanitario: ¿qué enseña sobre la inmunidad de rebaño?
RÍO DE JANIERO.– Manaos vive una secuela de su película de terror por el coronavirus. Ocho meses después, otra vez, la ciudad amazónica es una postal del horror.
Entre entierros masivos y un nuevo colapso del sistema hospitalario, el viernes pasado, el día más oscuro desde el comienzo de la pandemia, familiares de enfermos buscaban desesperadamente cilindros de oxígeno para sus seres queridos y decenas de médicos debían elegir a quiénes darles respiradores debido a la escasez de insumos. Manaos enterró ese día a 213 personas, récord desde el inicio de la pandemia: 102 murieron infectados por el SARS-CoV-2, causante del coronavirus, y otras siete fueron declaradas sospechosas de haber contraído la enfermedad.
La capital de Amazonas, una ciudad aislada por una densa floresta donde viven 2,2 millones de personas, ya había sido uno de los epicentros mundiales del Covid-19 en abril pasado, con una circulación del virus tan extendida que más tarde, cuando llegó el alivio por la disminución de casos, animó a algunos científicos a hablar de "efecto rebaño". Ahora, además de redefinir el concepto de horror, Manaos abre interrogantes a la ciencia.
¿Qué enseña la ciudad amazónica, una de las metrópolis más castigadas del planeta por el virus, sobre la llamada "inmunidad de rebaño" por vía natural? Especialistas consultados por LA NACION coincidieron en que expone que dicho efecto es inalcanzable por vía natural, incluso en una población con alta circulación del virus, siendo posible apenas mediante la vacunación.
Ester Sabino, bióloga molecular de la Universidad de San Pablo (USP), lideró un estudio publicado en la revista Science que calculó que entre marzo y octubre el 76% de los manauenses fueron infectados. Teóricamente, suele estimarse el escenario de inmunidad colectiva cuando aproximadamente el 66% de una población se contagió.
"Los anticuerpos para el Covid-19 duran poco, tienden a disminuir con el paso de los meses. Se está mostrando que la idea de que muchos infectados acaban con la pandemia de forma natural es incorrecta", dijo Sabino a LA NACION.
Para explicar el repunte de casos luego de meses de baja de infecciones, la profesora de la USP citó un relajamiento de las medidas de aislamiento, la paulatina desaparición de anticuerpos en infectados y un tercer elemento: la aparición de una nueva cepa, mucho más contagiosa –como la variante británica o sudafricana–, en el estado de Amazonas.
"Manaos es un ejemplo de lo que todavía puede suceder en otras capitales", dijo Sabino.
En un oficio enviado a la Justicia federal el sábado, el gobierno de Amazonas culpó a la nueva mutación y dijo que la segunda ola es resultado de una "infeliz coincidencia". Las autoridades omitieron la flexibilización de las medidas de aislamiento social a fin de año. El gobernador, Wilson Lima, había firmado el 23 de diciembre un decreto que imponía restricciones, pero volvió atrás luego de manifestaciones de comerciantes y empresarios.
Jesem Orellana, epidemiólogo e investigador de la fundación Fiocruz en la unidad Amazonía, sostuvo a su vez que la narrativa "falaz" de que Manaos había alcanzado el efecto rebaño aceleró el relajamiento de la población, actitud que condujo, entre otros factores, al nuevo colapso.
"Empresarios y gestores públicos compraron esa teoría y colaboraron para crear una sensación de bienestar que llevó directo a la catástrofe de hoy", dijo a LA NACION Orellana, que cuestionó además los estudios que apuntaron una incidencia de 76% del virus.
"El gran problema del coronavirus es que la respuesta inmunológica va decayendo. Después de tres, cuatro o seis meses la respuesta al agente infeccioso desaparece", coincidió Orellana con Sabino.
El investigador de la Fiocruz dijo que la aparición de la mutación, más infecciosa, se debió a que Manaos "dejó circular el virus libremente". Mencionó la falta de restricciones sumado a las fiestas de fin de año, protestas callejeras contra las medidas de aislamiento y las elecciones municipales de noviembre, que tuvieron primera y segunda vuelta.
"La ciudad deja una lección para el planeta. Dejar el virus circular libremente conforma el ambiente propicio para la aparición nuevas cepas, que podrían ser letales", concluyó Orellana, quien opinó que sólo un lockdown severo puede ofrecer un alivio en el corto plazo.
La crisis sanitaria en Amazonas elevó también la presión sobre el gobierno federal. El viernes hubo cacerolazos en las principales capitales brasileñas y referentes de la oposición comenzaron a agitar que es momento de articular un juicio político contra el presidente. "Hicimos nuestra parte", dijo Bolsonaro el viernes, defendiendo que el gobierno federal envió recursos y medios a las autoridades locales.
Naiane Moura, una ciudadana de Manaos de 30 años, perdió a su padre Elivaldo, un cartero de 58 años que era saludable, durante la primera oleada, en abril del año pasado. Como una profecía cumplida, la joven había dicho a LA NACION en mayo que se sentía desesperada por la actitud de la población en la ciudad. La gente llenaba comercios y salía a las calles como si estuviese, de acuerdo con sus palabras, en "vacaciones colectivas".
"Estaba claro que iba a pasar algo, pero nadie imaginó que sería en esta proporción", dijo Moura. "No aprendimos ninguna lección. Infelizmente, va a ser por el dolor".
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