Más transparencia informativa, pero sin datos relevantes
El gobierno planteó una nueva estrategia de comunicación, que no revela datos médicos
CARACAS.- "Hay un evidente cambio en el manejo informativo de la enfermedad del presidente." Andrés Cañizález, experto conocedor del descomunal aparato comunicativo e ideológico del chavismo y autor del libro La presidencia mediática , constató ayer la sorpresa que provocaron en Venezuela las cadenas de televisión para informar sobre la cuarta operación de Hugo Chávez.
Una nueva estrategia informativa que no desvela ningún detalle médico, pero que mantiene informado mínimamente a un país que vive entre la incertidumbre y el desasosiego.
Transparencia informativa llena de oscuridad, protagonizada por el nuevo ministro de Comunicación, Ernesto Villegas. Este reconocido periodista, uno de los hijos del luchador izquierdista Cruz Villegas, es hermano a su vez de otros dos famosos profesionales de la Comunicación, Vladimir y Mario, que militan en la oposición y que se sienten tan de izquierda como Ernesto.
"Nuestro deber es informar con aplomo y serenidad", anunció ayer el ministro, sabedor de que se encuentra en medio de una tormenta que mezcla mal información y política.
Villegas sustituyó hace semanas en el cargo a Andrés Izarra, el hombre fuerte de TeleSur.
Y en tan poco tiempo renovó los equipos directivos de la televisión y de la radio públicas, apartando a la gente de Izarra y sustituyéndolos por profesionales de su confianza. Villegas dirigió durante años el periódico gratuito Ciudad CCS, "Revolución a diario", como reza en la portada.
Durante 18 meses sólo se habían hecho públicos dos comunicados sobre el cáncer de Chávez. El primero (10 de junio de 2011), tras la primera operación, supuso una sorpresa mayúscula para un país que desconocía lo que estaba pasando en Cuba. En aquella ocasión también fue Nicolás Maduro el que aireó la intervención urgente para extraer un "absceso pélvico" en la zona lumbar.
El segundo comunicado se realizó el 28 de febrero de este año, tras la tercera operación producto de la primera recidiva diagnosticada por los médicos cubanos.
La nueva línea comunicacional ("Son instrucciones" de Maduro, constató el ministro de Comunicación) mantiene vigente el secreto de Estado impuesto por el propio Chávez: sigue sin saberse el tipo de cáncer, la fase de la enfermedad, los órganos afectados y qué tipo de intervención se realizó anteayer.
Lo que debería haberse tratado como lo que es, un asunto de Estado, se transformó en secreto de Estado en favor de una estrategia política, que derivó en una catarata de rumores más o menos apocalípticos. Un secreto vulnerado, una y otra vez, por el periodista Nelson Bocaranda, que con sus exclusivas torpedeó el manejo informativo del oficialismo y que incluso obligó a comparecer a Chávez tras la segunda operación y antes de la tercera, en pleno carnaval venezolano.
"Esta opacidad intencionada sobre la enfermedad fue para evitar las consecuencias políticas que hubiera alcanzado en las urnas el 7 de octubre", denunció ayer Cañizález, que incluso se atrevió a preguntar en voz alta: "¿Cuántos venezolanos habrían votado por Chávez sabiendo que en verdad no estaba curado?".
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