Francia. Mientras crece el escándalo, Hollande enfrenta a la prensa
Está obligado a dar explicaciones de su romance, en una conferencia ya agendada
PARÍS.- El presidente francés, François Hollande, proyectaba utilizar su conferencia de prensa de hoy para imprimir un nuevo impulso a su gobierno, con una serie de anuncios espectaculares en materia económica. Pero el escándalo provocado por su romance con la actriz Julie Gayet tomó tales proporciones que estará obligado a dar explicaciones.
Durante gran parte del fin de semana y toda la jornada de ayer, el jefe de Estado estuvo reunido con sus equipos para preparar este encuentro con 600 periodistas franceses y extranjeros.
Un año y medio después de llegar al poder, y con una popularidad casi nula (24% de opiniones favorables), Hollande proyectaba desarrollar y dar gran relieve al llamado "pacto de responsabilidad", propuesto a las empresas -en forma sintética- en su mensaje de fin de año. Esa iniciativa prevé reducir los costos laborales para mejorar la competitividad de la industria, a cambio de un aumento de la contratación de mano de obra.
Pero todos esos proyectos corren el riesgo de resultar "parasitados" por el "ruido mediático" de la crisis que atraviesa su pareja. Una crisis de orden privado que se desplazó al terreno político cuando quedó en claro que, en las semanas que duraron los encuentros con su amante en un departamento a escasos 200 metros del Palacio del Elíseo, ni Hollande ni sus servicios de seguridad tomaron la más mínima precaución en términos de seguridad.
"Creo que el presidente está mal protegido. Hay un problema de seguridad y para encontrarse con Julie Gayet asume riesgos", señaló Sébastien Valiela, autor de las fotos comprometedoras. "Absolutamente nadie lo protegía cuando estaba adentro del departamento. Cuando entraba, la seguridad partía", afirmó.
Valiela y sus colegas de la revista Closer, que publicó las fotos, habían alquilado un piso justo enfrente del pied-à-terre de Gayet en el 20 de la rue du Cirque. Durante los seis días en que montaron la guardia, ni los servicios del Elíseo ni del ministerio del Interior parecen haber sospechado la existencia de esa operación: una falta profesional que desató un tsunami de críticas en los medios políticos.
Pero eso no es todo. Porque el departamento donde tuvieron lugar los encuentros románticos, está relacionado de forma indirecta con la banda mafiosa Brisa de Mar, una de las más activas de Córcega. El Elíseo reconoció ayer que (tampoco) nadie en el entorno presidencial investigó los antecedentes de esa propiedad.
Esa serie de monumentales errores es tan asombrosa que muchos se preguntan si no hubo una mano negra que intervino en el estallido del escándalo. Las miradas se tornan con insistencia hacia el ex presidente Nicolas Sarkozy. Al parecer, los rumores sobre esa relación secreta habrían sido develados por varias redes cercanas al ex presidente, en la cúpula policial y en el servicio de seguridad del Elíseo.
El ministro del Interior, Manuel Valls, deslindó toda responsabilidad de su parte. "Esto no es Estados Unidos: si un ministro o un político decide no aceptar un dispositivo de seguridad, no se le puede imponer nada", precisó.
Por su parte, la actual primera dama, Valérie Trierweiler, permanecerá hospitalizada algún tiempo más. Sus allegados afirman que, aunque "muy afectada", estaría "dispuesta a perdonar". Esa versión bastó para fortalecer la convicción de muchos colaboradores presidenciales que evocan la existencia de "un chantaje afectivo" orquestado por la compañera de Hollande.
En esas condiciones, no es arriesgado pensar que el futuro del gobierno de Hollande se jugará hoy a la partir de las 16.30 (hora de París) en el Elíseo. Si ese intento desesperado no prospera, los próximos tres años y medio serán difíciles de sobrellevar para el presidente y, sobre todo, para los franceses.
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