El Papa llegó a Bangladesh en medio de la preocupación por el secuestro de un cura católico
Se trata de la segunda etapa de su complejo viaje por el sudeste asiático
DACCA.- Después de una hora y media de vuelo desde Myanmar, el Papa llegó hoy a Bangladesh, segunda etapa de su complejo viaje por el sudeste asiático. Cuarto país con mayor población musulmana del mundo -detrás de Indonesia , Pakistán e India -, Francisco comenzó aquí otra “misión imposible”.
Este país de 160 millones de habitantes en un territorio equivalente a la provincia de Mendoza , con la octava mayor densidad poblacional del mundo, vive momentos en que el auge del extremismo islamista genera temor en la minoría cristiana, que representa menos del 0,5% de la población.
De hecho el Papa llegó justo cuando la comunidad católica -de apenas 375.000 fieles- vive horas de angustia por la desaparición de un sacerdote. Desde el lunes se teme que padre Walter William Rosario haya sido secuestrado por un grupo jihadista, justo en vísperas de la llegada de Francisco.
Padre Walter, de 40 años, es un sacerdote de la diócesis de Rajshahi y trabaja en el distrito de Natore, en la zona nordoccidental de Bangladesh, cerca de la frontera con la India. No se tuvo más contacto con él desde que el lunes por la tarde, cuando estaba trasladándose en auto a la parroquia de Bonpara, donde es responsable de una escuela católica, una de las tantas instituciones educativas que tiene aquí la Iglesia. Bonpara ya fue teatro de acciones violentas de parte de islamistas: en junio pasado fue degollado un comerciante católico, Sunil Gómez. Mientras la policía lo está buscando, sus familiares dijeron que recibieron un llamado en el que pidieron un rescate de 3000 euros, según el Daily Star de Bangladesh.
Francisco llega también en medio del drama de más de 600.000 rohingyas que se refugiaron aquí, escapando de la represión desencadenada en agosto pasado en su contra por el ejército de Myanmar, en lo que se considera una de las peores crisis humanitarias en Asia en lo que va del siglo. Los rohingya viven hacinados en campos de refugiados de Cox Bazar, a 450 kilómetros de esta capital.
Francisco llegó a Dacca poco antes de las 15 locales (las 6 de la mañana de la Argentina), después de una hora y medio de vuelo desde Myanmar. Allí, en su última cita de tres días, celebró por la mañana una misa en la catedral de Rangún ante jóvenes, a quienes llamó a “no tener miedo de hacer lío” y “de aprender de sus errores”.
Con el termómetro marcando 27 grados (menos calor que en Myanmar), en el aeropuerto el Papa, que se convirtió en el tercer pontífice que pisa Bangladesh después de Juan Pablo II en 1986 y Pablo VI en 1970 -cuando este país aún era parte de Pakistán oriental-, fue recibido con todos los honores.
A los pies de la escalerilla del avión -un Boeing de Bangaldesh Airlines-, lo esperaba el presidente, Abdul Hamid y dos niños en hábitos tradicionales que le ofrecieron flores y una fuente de tierra, que bendijo. Además, algunas autoridades políticas, los 10 obispos del país, 25 fieles y 40 chicos que lo deleitaron con danzas típicas. Luego de un piquete de la guardia de honor, la exhibición de los himnos, un homenaje a las banderas y la presentación de la delegación, el Papa enseguida se trasladó al Memorial Nacional de los Mártires, ubicado a unos 35 kilómetros al noroeste de esta caótica capital de 18 millones de habitantes. Se trata del monumento más importante del país, levantado en honor a los mártires de la “guerra de liberación” de 9 meses gracias a la cual Bangladesh (antes Pakistán oriental), en 1971, se separó de Pakistán occidental.
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