La carrera a la Casa Blanca. Obama: "El camino que ofrezco no es el más fácil, pero lleva a un lugar mejor"
En su discurso en la convención demócrata, el presidente reconoció las dificultades económicas y dijo que el voto del 6 de noviembre afectará a toda una generación
CHARLOTTE, Carolina del Norte.– Lo ovacionaron como a una estrella de rock. En su discurso más difícil, el demócrata Barack Obama alertó que existen "dos visiones" en pugna sobre "el futuro" de Estados Unidos. Y, pese a reconocer que él no ofrece "el camino más fácil", habló de un nuevo plan económico y pidió cuatro años más en la Casa Blanca para tomar las "decisiones que lleven a lo mejor" en materia de bienestar, de guerra y de paz.
Con esa advertencia y las encuestas que lo aprietan, el primer presidente negro del país aceptó anoche la nominación de su partido para luchar por un nuevo período de gobierno y enfrentar al candidato republicano, Mitt Romney.
El inspirador de hace cuatro años, moldeado ahora por la realidad del ejercicio de la gestión, apeló a su mejor oratoria para prevenir que el voto del próximo 6 de noviembre encierra una "elección que influirá por décadas" en el futuro del país.
Pero en un tono por momentos sombrío alertó que todo eso "llevará más tiempo" que el esperado y pidió paciencia. "Nunca les prometí un camino fácil", se excusó, pero insistió en que la dificultad del ahora –que incluye un persistente desempleo para millones de personas– tiene un sentido ulterior si se mantiene el rumbo correcto.
"Nuestros problemas pueden ser resueltos –clamó–. El camino que ofrezco puede no ser el más sencillo, pero nos conduce a un lugar mejor." Por eso, por encima de la decepción, llamó a centrarse en lo "crucial" de la elección. "Cuando todo se haya dicho, cuando vayan a votar, enfrentarán la más clara opción que haya tenido una generación entera."
"En los próximos años, se tomarán en Washington decisiones cruciales en materia de trabajo y economía; de impuestos y déficit; de educación y energía, y, también, en el de la guerra y de la paz", describió. "Su voto tendrá enorme impacto en nuestras vidas y en las de sus hijos durante las próximas décadas."
Más de 20.000 personas se apiñaron en un estadio cubierto, pero millones lo vieron por televisión, cuando pidió tiempo para llevar adelante la transformación que había prometido en 2008.
Si entonces la tónica fue la esperanza, ahora lo fue el sacrificio. "Ustedes no me eligieron para que diga lo que quieren oír, sino la verdad. Y la verdad es que llevará más tiempo resolver los desafíos que se acumularon durante décadas", se sinceró.
Los norteamericanos, que hoy conocerán nuevas cifras sobre evolución del empleo, lo escucharon recodar a Franklin Delano Roosevelt, el presidente que lideró el país durante la depresión de la década del 30. "El único momento económico que fue peor que éste", recordó.
Como en aquellos tiempos difíciles, Obama anticipó que serán necesarios "esfuerzo común, responsabilidad compartida y perseverancia" para superar la crisis.
Llegó a la aceptación de su candidatura precedido por los elogios de su mujer, Michelle, y el decisivo apoyo del último líder demócrata en la Casa Blanca, Bill Clinton (ver aparte). La dosis de espectáculo fue obra de figuras de Hollywood. "Siento el mismo entusiasmo y orgullo que hace cuatro años, cuando voté a Obama", dijo la actriz Scarlett Johansson, una de las convocadas. "No vengo para representar a Hollywood, sino a los millones de jóvenes americanos que necesitan los programas de ayuda pública para sobrevivir", dijo.
Las encuestas lo sitúan como el presidente con más bajo nivel de aceptación (47%) que pide la reelección. Lo hizo convencido de que puede dar vuelta el cuadro. "Somos Estados Unidos. Podemos resolver nuestros problemas y estar a la altura de los desafíos", arengó.
Describió luego su propuesta para un nuevo período como "un plan concreto con objetivos en educación, seguridad nacional y economía; un plan real y alcanzable que nos permita crear nuevos puestos de trabajo, con más oportunidades y reconstruir nuestra economía sobre bases más sólidas", dijo.
Queda por ver el efecto que el llamado tiene entre sus seguidores, que son ahora los que deben salir a buscar voto a voto, ante lo ajustada que se proyecta la cita electoral.
"Estamos decididos a todo", dijo a LA NACION Marcia Hamilton, una militante de base que tenía en su cartera una lista "de todo lo que hizo Obama y que la gente se olvida, confundida por las mentiras de los otros".
Enarbola el papelito cada vez que emprende su cotidiana tarea de llamar por teléfono a decenas de personas en su Seattle natal para pedirles el voto. "La verdad, algunos no quieren escucharme", se sinceró.
El llamado de Obama transcurrió en las condiciones en las que mejor explota su oratoria: un discurso ensayado de antemano, ofrecido en un estadio donde no cabía un alfiler.
"¡Queremos entrar!", clamaron cientos de personas a las puertas del Time Warner Arena, un estadio con capacidad tres veces menor que las 74.000 plazas del originalmente planificado. La televisión se llevó las mejores imágenes: las de la masa apiñada para escuchar al líder.
La electricidad se palpaba en el aire. Como es habitual en estos casos, la noche cerró con música. Ahora, empieza la cuesta decisiva de los 60 días previos a la cita en las urnas. Antes de eso, será el debate televisivo entre los candidatos.
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