Occidente acusa a Rusia de ayudar a los rebeldes a derribar el avión
Estados Unidos, Europa y Australia responsabilizaron a Moscú de brindar asistencia técnica para usar misiles como el que habría impactado en el vuelo de Malaysia Airlines; reclamos por la investigación
KIEV.- Con la precisión milimétrica del misil que derribó el vuelo de Malaysia Airlines sobre la zona de conflicto en Ucrania, los gobiernos occidentales acusaron ayer directamente a las milicias separatistas -y por elevación al gobierno ruso de Vladimir Putin, que las apadrina- de estar detrás de la catástrofe que anteayer dejó 298 muertos y estremeció al mundo entero.
La voz más acusadora fue la de Barack Obama. "La evidencia indica que el avión fue derribado por un misil tierra-aire lanzado desde un área en Ucrania controlada por separatistas apoyados por Rusia", dijo sobre el vuelo MH17 que sembró de cadáveres y escombros una vasta extensión del este de Ucrania, a sólo kilómetros de la frontera con Rusia.
"Estamos empezando a sacar conclusiones, dada la naturaleza del misil. Hay sólo ciertos tipos de misiles antiaéreos capaces de hacer impacto a 10.000 metros y destruir un avión de pasajeros", señaló Obama.
Para más detalles de la denuncia bastaba escuchar a la embajadora de Estados Unidos en la ONU, Samantha Power. Durante una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad, en Nueva York, Power señaló que el armamento utilizado contra el Boeing 777 de la aerolínea de bandera malasia era un misil ruso Buk del tipo SA-11, un sistema cuya vasta complejidad supera los rudimentarios armamentos de las milicias.
La mañana de la catástrofe "se habían localizado separatistas" en poder de ese sistema antiaéreo cerca del lugar de la caída, dijo Power, una zona rural de la región de Donetsk a sólo 50 kilómetros de la frontera.
"Dada la complejidad del sistema SA-11, es poco probable que los separatistas efectivamente operen el sistema sin asistencia de personal capacitado, por lo que no podemos descartar asistencia técnica de personal ruso", afirmó la diplomática, avanzando un casillero más en la atribución parcial de la catástrofe a los manejos del Kremlin.
El Consejo de Seguridad pidió, por su parte, "una investigación independiente internacional completa sobre el incidente". El vuelo de la golpeada Malaysia Airlines, que cubría la ruta Amsterdam-Kuala Lumpur, fue derribado por un misil ayer; todos sus ocupantes murieron, entre ellos casi 200 holandeses, 44 malasios y 27 australianos.
En línea con Estados Unidos, el embajador británico en la ONU, Mark Lyall Grant, denunció que Rusia suministra "sistemáticamente" armas, equipos y apoyo logístico a los sublevados.
También la canciller alemana, Angela Merkel, apuntó hacia el Kremlin luego de advertir que hay "evidencias" de que el avión fue "efectivamente derribado". "La responsabilidad de Rusia es clara", añadió la mandataria sobre la necesidad de alcanzar un alto el fuego en una región dominada por la violencia desde hace meses.
El más enfurecido de los mandatarios occidentales fue Tony Abbott, primer ministro de Australia (entre los pasajeros del MH17, había 27 ciudadanos de ese país). "Parece más un crimen que un accidente", dijo Abbott, y apuntó como responsables "a los rebeldes respaldados por Rusia".
En la vereda de enfrente, el embajador ruso, Vitaly Churkin, no rechazó que el misil pudiera salir, como insistían sus airados colegas, de la zona en control rebelde. Pero afirmó que la responsabilidad sería no tanto de quienes gatillaron el arma asesina, sino de Ucrania, por permitir el sobrevuelo de aviones civiles en una zona de guerra. "Cualquier persona normal se planteará por qué los controladores aéreos ucranianos mandaron un avión a una zona de combate", dijo Churkin, que a su manera alimentó las sospechas.
El gobierno de Ucrania reforzó la versión de las potencias occidentales con la difusión de una conversación en la que presuntos milicianos desplegados en el área informan a sus superiores -tras disparar un misil contra lo que tomaron por un avión de transporte militar- sobre el desastroso resultado de la maniobra. "Hay un mar de cadáveres de mujeres y niños", se lamenta una voz.
Las dudas deberían despejarse luego del resultado de las pericias a los fragmentos del avión que, de todos modos, aún no comenzaron. Unos 30 observadores de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa accedieron al lugar de la tragedia; allí los bomberos habían marcado con un palo y un pañuelo blanco los sitios con restos humanos, diseminados en varios kilómetros a la redonda. Antes debieron negociar con un grupo de rebeldes armados que custodiaban el área y que accedieron a franquearles el paso sólo después de un breve interrogatorio.
Sin embargo, pese a dejarlos avanzar, los insurgentes marcaron literalmente la cancha al acotar el radio de acción donde podían moverse. "No somos un equipo de investigadores. Estamos aquí para verificar si el perímetro es seguir y si los restos de las víctimas son tratados de la forma más humana posible", trató de razonar uno de los observadores.
En la Argentina, en tanto la presidenta Cristina Kirchner, que el fin de semana pasado recibió a Putin, y su par chino, Xi Jinping, reclamaron una investigación "justa y objetiva".
Agencias AP, AFP, Reuters, DPA y EFE
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