Fuerte interna familiar en el grupo Odebrecht: el padre echa a su hijo de la compañía
RÍO DE JANEIRO.- La pelea familiar dentro del grupo Odebrecht escaló hasta un punto inesperado. Por orden de Emilio, su padre, la compañía despidió hoy a Marcelo Odebrecht, expresidente de la empresa y uno de los protagonistas del escándalo de corrupción del Lava Jato.
La información fue publicada por el columnista Lauro Jardim del diario O Globo y confirmada a LA NACION por la asesoría de comunicación de la compañía.
"Marcelo Odebrecht fue desvinculado de Odebrecht, siguiendo los rituales de liderazgo del grupo", respondió la empresa por email, sin brindar más detalles.
La orden habría surgido de Emilio Odebrecht, padre de Marcelo, molesto por los cuestionamientos de su hijo sobre el manejo de la empresa en los últimos años.
En un segundo comunicado, enviado hacia el final de la tarde, la empresa justificó el despido. "La desvinculación atendió a una recomendación hecha por los veedores externos del Ministerio Público Federal y del Departamento de Justicia de Estados Unidos que actúan en la empresa hace dos años y medio", dijo la empresa en un segundo comunicado.
"Marcelo mantiene su condición de socio minoritario indirecto de Odebrecht y su relación con el grupo será de ahora en adelante en el ámbito de los accionistas", agregó la asesoría de comunicación.
El expresidente de la empresa, la mayor constructora de América Latina, había sido condenado a 19 años y cuatro meses de prisión por corrupción, lavado de dinero y organización criminal en 2016. Pero apenas dos años y medio más tarde, tras haber firmado con la justicia un régimen de "colaboración premiada" por el que comprometió entre otros al expresidente Lula, el expresidente de la constructora pasó a un régimen semiabierto.
En septiembre de este año, Marcelo, de 51 años, recibió un nuevo beneficio y su pena fue alterada a un régimen semiabierto. A partir de entonces, volvió a la escena pública con dardos para su padre y otros directivos, dispuesto a recuperar el manejo de la compañía.
El expresidente llegó incluso a visitar la sede de la empresa en Sao Paulo, movimiento que habría incrementado la desconfianza de su padre sobre sus intenciones de volver a influir en el manejo de la compañía.
"Es fácil decir que lo que quebró Odebrecht fue el Lava Jato. Sí, fue el gatillo para nuestra caída, pero la empresa quebró por manejos internos, no apenas por eso", había dicho Marcelo esta semana en una entrevista con el diario O Globo.
En los últimos días, las diferencias se profundizaron e hicieron públicas. Según publicó el diario Folha de S. Paulo, Marcelo había enviado e-mails a familiares y directivos de la empresa acusando a su padre, Emilio, a su cuñado, Mauricio Ferro, y al actual presidente, Ruy Lemos Sampaio, de ser los culpables del derrotero de la empresa en la justicia y la actual situación económica.
Lemos Sampaio, nombrado este lunes como presidente, recogió el guante y dijo en una entrevista con el diario Valor económico publicada hoy que Marcelo practicó "chantaje" con la empresa.
Además, aseguró que el expresidente recibió cerca de 60 millones de dólares de la empresa para firmar el acuerdo de colaboración premiada con el ministerio público en la causa del Lava Jato. Fue el último cruce público antes del despido.
Pese a que ya no cumplía funciones ejecutivas desde 2015, Marcelo Odebrecht continuaba recibiendo un salario cercano a los 30 mil dólares.
La compañía quedó en el centro del escándalo de corrupción del Lava Jato, que desde 2014 reveló el sistemático pago de sobornos a políticos de varios países a cambio de asegurarse contratos de obras públicas.
Fundada en 1944 en Salvador, Bahía, la constructora atraviesa un proceso de recuperación judicial. Sofocada por las deudas, la empresa presentó a la justicia en septiembre un plan de recuperación mientras intenta renegociar sus obligaciones con sus acreedores. De acuerdo con el plan presentado, el grupo debe cerca de 25.000 millones de dólares.
En diciembre de 2016 Odebrecht se declaró culpable de corrupción y alcanzó un acuerdo con las autoridades de Estados Unidos, Brasil y Suiza para el pago de una multa de 3.500 millones de dólares.
La empresa, con cerca de 40 mil empleados, ha citado al Lava Jato como uno de los motivos principales que la ha conducido a la crisis.
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