EE.UU. Otro escándalo acorrala a la estrella republicana
Christie, gobernador de Nueva Jersey, está ahora bajo sospecha por el uso de fondos tras el paso del huracán Sandy
WASHINGTON.- Casi una semana después, el escándalo que jaquea la posible candidatura presidencial del republicano Chris Christie se mantiene como una espada de Damocles, a la que ayer intentó dejar atrás con una promesa firme de "colaborar decididamente" con todas las investigaciones que se quieran abrir.
"Claramente se cometieron errores. Estoy dispuesto a colaborar decididamente con cuanta investigación se abra", dijo ayer el gobernador de Nueva Jersey, en un discurso de agenda política con el que intentó recuperar la iniciativa.
Sin embargo, desde que el caso salió a la luz, Christie quedó bajo sospecha y fue sometido a un escrutinio que va más allá del escándalo y que ahora abarca, también, al uso que les dio a los fondos federales que recibió para enfrentar la crisis generada por el paso del huracán Sandy.
En particular, según indicó la CNN, las autoridades investigan si Christie usó incorrectamente esos fondos de ayuda para hacer una campaña publicitaria de turismo en la que aparecían él mismo y su familia como protagonistas.
Su discurso de ayer apuntó más al futuro de su agenda para Nueva Jersey que al escándalo que lo tiene en jaque. Pero las escasas menciones que hizo fueron lo suficientemente significativas como para dejar en claro su compromiso con la clarificación de los hechos.
Christie, el favorito para ocupar la candidatura presidencial por los republicanos cuando se ponga en juego la sucesión del demócrata Barack Obama, ve su futuro empañado por un escándalo que lo pone en el centro de una maniobra para perjudicar a ciudadanos de una ciudad gobernada por demócratas.
El hecho se refiere a la clausura parcial de carriles del puente Washington, que comunica la isla de Manhattan con Nueva Jersey. Esa maniobra, decidida por colaboradores directos de Christie, convirtió en un verdadero infierno la vida cotidiana de Fort Lee, una ciudad gobernada por un alcalde demócrata.
"Es hora de que sufran un poco", decía uno de los comprometedores mensajes que intercambiaron colaboradores de Christie al decidir la maniobra. Una de ellas fue nada menos que su jefa de gabinete y mano derecha, a la que, días atrás, despidió sin contemplaciones. "Me mintió", dijo.
"Todo lo que ahora haga Christie parece quedar bajo revisión", señalaron colaboradores del popular gobernador y estrella ascendente en el ala moderada de su partido. De hecho, el discurso con el que ayer presentó ante la Legislatura estatal su plan de gobierno fue televisado en directo por las principales cadenas, a la espera de referencias sobre lo ocurrido. No hubo forma de evitarlas, si bien intentó acotarlas todo lo posible.
"Ciertamente, se cometieron errores y, como resultado de ellos, decepcionamos al pueblo que confiaba en nosotros para servirlo. Sé que nuestros ciudadanos se merecen algo mejor. Mucho mejor", aceptó.
Fue entonces cuando prometió "colaborar decididamente" con cuanta investigación quiera abrirse al respecto. Tarea que, según trascendió, sumó la participación del FBI para determinar responsabilidades.
Las opiniones están divididas sobre el impacto que lo ocurrido puede tener sobre el futuro político del gobernador. Medios locales insinuaban ayer que el escándalo se estaba "sobredimensionando" en perjuicio de su posible candidatura.
Otros, sin embargo, abrían decididamente espacio para la duda legítima. "Simpatizo mucho con Christie y me cae decididamente bien", dijo el ex gobernador republicano de Nueva Jersey, Thomas H. Kean.
"Pero, por otro lado, no puedo dejar de mirar el conjunto y preguntarme si realmente quiero a alguien con estas características para la presidencia", añadió el ex líder y hoy figura reverenciada dentro del partido.
Es muy temprano para especular con lo que pueda ocurrirle a Christie. Pero, aun así, sí parece claro que si el gobernador decidiera retirarse de la eventual carrera por la candidatura, se fortalecerían las aspiraciones de referentes mucho más radicales.
Entre ellos, el ascendente diputado por Texas, Ted Cruz, famoso por su fallida maratón parlamentaria contra la reforma del sistema de salud del presidente Barack Obama.
"Muchos están exagerando lo ocurrido. Ya casi lo tratan como si hubiese sido el asesinato de [el ex presidente Abraham] Lincoln", ironizó el ex gobernador de Mississippi Haley Barbour, uno de los referentes entre los sectores moderados del partido.
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