Para algunos sectores judíos el mensaje fue insuficiente
JERUSALEN (De una enviada especial).- "Inadecuado". Así definió ayer el mensaje del Papa en Yad Vashem Israel Lau, el gran rabino de la comunidad judía askenazi de Israel, los judíos originarios de Europa central y oriental.
Lau, que se encontró ayer por la mañana con el Pontífice, dijo que esperaba que se refiriera "no sólo a los cristianos que cometieron pecados contra los judíos, sino también a la Iglesia Católica, por haber promovido muchas veces el odio contra los judíos".
Además, hubiera querido que "mencionara al Holocausto como un pecado que requiere perdón".
Al tocar el controvertido tema del proceso de beatificación de Pío XII, quien según muchos en Israel desvió la mirada mientras Hitler exterminaba a seis millones de judíos, Lau dijo que era mejor si la Iglesia "no santifica a personas que callaron mientras se vertía la sangre judía".
El otro gran rabino de Israel, el sefardita Eliahu Baski Boron, que representa a los judíos procedentes del área mediterránea, dijo por su parte que esperaba que Juan Pablo IIpidiera perdón "sobre todo por el silencio de la Iglesia" durante el Holocausto.
Oportunidad desaprovechada
Danny Naveh, legislador israelí, hijo de un sobreviviente del genocidio nazi, también se manifestó profundamente contrariado: "La Iglesia tuvo una nueva oportunidad, que no fue aprovechada", dijo. "Su líder pudo haber expresado disculpas por el comportamiento de la Iglesia durante la Segunda Guerra Mundial", agregó.
El mensaje del Papa decepcionó fundamentalmente a los judíos que pensaban que iba a pronunciar una disculpa pública de la Iglesia Católica por la "connivencia" de algunos sectores con el nazismo, durante el Holocausto, y a las eventuales influencias de la doctrina tradicional cristiana respecto de una "base antisemita". Y fue criticado porque se refirió a actos antisemitas por parte de cristianos, y no por parte de la Iglesia Católica como institución. "Avanzó, pero no llegó hasta el final en este punto", sostuvieron algunos.
La frase del Pontífice que más molestó fue la que afirmó que "sólo una ideología sin Dios (atea) pudo planear y llevar a cabo la exterminación de todo un pueblo".
Porque, según explicaron a La Nación , esto significa que la Iglesia considera al nazismo una "ideología pagana moderna", en la que nada tuvo que ver el cristianismo.
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