Para Carlos Fuentes, Fidel se convirtió en un insólito aliado de Bush
MADRID (GDA).- "Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia son una organización criminal", dice el escritor mexicano Carlos Fuentes, y señala el creciente escepticismo hacia la democracia como un grave peligro para América latina.
Fuentes, uno de los principales intelectuales latinoamericanos de nuestro tiempo, sostiene que la paz en Colombia pasa por la extinción del narcotráfico y se declara partidario de la legalización de la droga. No es cuestión de simple ficción. Está convencido de que una invasión de EE.UU. a Colombia -como plantea en su última obra, La silla del águila - es un escenario perfectamente posible.
El escritor, que presentó en Madrid su novela, condenó la posición colombiana de respaldo a la intervención de EE.UU. en Irak, habló maravillas de Bogotá y criticó al presidente de Cuba, Fidel Castro.
-¿Cree posible una invasión estadounidense a Colombia, como plantea en su novela?
-Sí, es un escenario posible. Dada la naturaleza del actual gobierno estadounidense, la intervención en nombre de la guerra preventiva es posible en cualquier parte del mundo. Sólo hace falta un pretexto, como vimos en el caso de Irak, donde las famosas armas de destrucción masiva no aparecieron por ninguna parte. Estamos ante un gobierno que actúa de manera imperial, y si bien el foco de atención está hoy en otras partes, nada impide que pueda volverse hacia América latina.
-¿Cuál podría ser la excusa en el caso colombiano?
-Ingobernabilidad. Que el gobierno civil se esfume, desaparezca o ya no tenga autoridad ni poder alguno, y/o que la mayor parte del país pase a estar controlada por la narcoguerrilla y los paramilitares. En ese momento, Estados Unidos entraría a ocupar a Colombia por razones estratégicas.
-¿Qué opina de que muchos colombianos, hartos de la violencia, sueñen con esto?
-Demuestra una gran impotencia. Pero sería una aberración, porque sentaría un precedente gravísimo para la ocupación de otros países latinoamericanos. Aquí la salida es que la sociedad colombiana recupere la capacidad de gobierno.
-¿Lo ve posible?
-Claro. Mire el caso de Bogotá. ¿Por qué el alcalde de Bogotá (Antanas Mockus) ha logrado hacer de esa ciudad un islote pacífico y de una gran riqueza cultural? Allí hay una potencia cultural y social muy grande, que habría que saber organizar para crear una defensa de la república y de la democracia.
-¿Cuál es su opinión de las FARC?
-Las FARC han perdido totalmente el prestigio ideológico y libertario que pudieron tener en algún momento. Se trata de una narcoguerrilla, que se financia con el dinero de la droga. Es una organización criminal.
-¿Cómo cree que puede resolverse el problema de la droga?
-¿Cuál es la raíz del problema colombiano? Que haya millones de consumidores de droga en EE.UU. El día en que la droga se legalice, dejará de haber ese problema. Como sucedió cuando Roosevelt acabó con la prohibición del alcohol: se acabaron las pandillas y se acabó la guerra civil dentro de las ciudades estadounidenses. La clave es que hay que legalizar en EE.UU., porque es el principal consumidor.
-Colombia argumentó que su alianza con EE.UU. era prioridad estratégica, dada su situación de guerra. ¿Dónde está el error en esta posición?
-En que si América latina no tiene la defensa del derecho internacional, no tiene defensa alguna. No tenemos otro escudo. Por eso los latinoamericanos -de México a la Argentina- hemos contribuido a la creación de instituciones y de normas internacionales. Pero hoy se está sepultando el derecho internacional en pro de los intereses económicos de Estados Unidos.
-Usted ha condenado los últimos hechos de represión contra la disidencia en Cuba...
-A mí me irrita terriblemente que, habiendo una solidaridad internacional tan grande contra la política estadounidense en Irak, Castro haya salido con la detención de 78 personas y el asesinato de tres hombres que lo único que querían era salir de Cuba. Le ha hecho un favor al gobierno estadounidense. Gran paradoja: Castro ha actuado como gran aliado de Washington.
-¿Cuál es en este momento su principal preocupación con relación a América latina?
-Que la gente se decepcione de la democracia. Que la gente pueda caer en la ilusión de que los gobiernos autoritarios resuelven mejor los problemas que los gobiernos democráticos. La gente está diciendo: "Qué buena la democracia y qué bien que votamos, pero, ¿dónde está el pan, la escuela, la salud, dónde está el trabajo?".
Puede empezar a haber una impaciencia con la democracia en América latina y una nostalgia autoritaria, y eso sería gravísimo, pues implicaría un retroceso grande para la región.
-¿Hay algún punto donde ese temor sea más fuerte?
-Venezuela, claramente. Perú, en cierto grado. Donde veo esperanza es en Brasil y Chile.
-¿Y hacia dónde va EE.UU.?
-Bush representa a 60 millones de fundamentalistas: porque si hay un fundamentalismo en el mundo islámico, también lo hay en EE.UU., y es el cristiano-evangélico, que representa Bush. Creo que va a haber un conflicto interno importante en ese país: entre la masa fundamentalista cristiana y la masa liberal democrática.
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