Para Guaidó, la Argentina puede ser clave en la solución de la crisis venezolana

CARACAS.- "La labor de la Argentina puede ser clave para destrabar el juego". El líder opositor Juan Guaidó respondió, de forma indirecta, a la sorpresiva propuesta lanzada el viernes por el presidente venezolano, Nicolás Maduro, que situó al gobierno argentino en medio del embrollo venezolano.

Así lo anunció el presidente encargado transcurridas 24 horas desde que el jefe revolucionario reclamara a sus "países amigos", entre los que incluyó a la Argentina junto a España, México, Panamá y la Unión Europea (UE), que favorecieran el diálogo en Venezuela, a sabiendas de que para Maduro el diálogo es una herramienta para atornillarse en el poder.

Pese a los antecedentes, el presidente del Parlamento mostró su confianza en que ahora el gobierno de Alberto Fernández pueda ayudar "a que la dictadura entienda que la única alternativa que tiene es generar garantías para unas elecciones realmente libres".

Se dice que en política no existen los milagros, hasta que llegan. Guaidó aprovechó la nueva ofensiva diplomática chavista para darle un nuevo giro a la situación. El Palacio de Miraflores decidió el año pasado acabar de forma abrupta las negociaciones directas con la oposición, patrocinadas por el gobierno de Noruega, ante los avances que se dirigían hacia una convocatoria de elecciones presidenciales.

Maduro ordenó sustituir estas negociaciones por una pantomima política que denomina Mesa del Diálogo Nacional (MDN). En ella solo participan el chavismo y unos pequeños partidos colaboracionistas que giran alrededor y sobreviven en la órbita del poder.

La semana pasada el chavismo recibió a dos de sus principales aliados, el canciller ruso, Serguei Lavrov, y el expresidente del gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero, que fueron a Caracas para avalar la MDN. Los rusos, incluso, se ofrecieron como acompañantes electorales para los comicios parlamentarios de este año.

Maduro pretende resucitar ahora algo parecido al Grupo de Contacto formado por la UE y países de la región, el cual no avanzó un solo centímetro en sus gestiones del año pasado.

"Es público y notorio que nosotros le hemos propuesto al gobierno argentino oficialmente que participe de un conjunto de gestiones y acciones para ayudar al diálogo nacional de Venezuela", dijo Maduro durante una conferencia de prensa el viernes. El Gobierno aseguró a LA NACION que no recibió tal solicitud, aunque el Presidente mantiene su postura de "colaboración" y de "búsqueda de una solución pacífica".

La certeza del líder opositor no implica que en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) exista confianza alguna en el manejo político de Cristina Kirchner, que ponen a la misma altura del vicepresidente español, Pablo Iglesias, líder de Podemos.

"Es evidente que la vicepresidenta tuvo relación directa con el madurismo y con el chavismo. Entiendo la situación compleja ahí. Pero también han sido muy claros en que hay una emergencia en Venezuela, en que hay que buscar una solución", aclaró Guaidó.

La oposición democrática recibió con alivio el comunicado del canciller Felipe Solá tras el golpe legislativo del chavismo del pasado 5 de enero, donde reconocieron a Guaidó como presidente del Parlamento. Solo Rusia y Cuba apoyaron a la fraudulenta directiva impuesta por las armas.

Todas las iniciativas de diálogo abiertas por el régimen desde 2013 buscaron un solo fin: mantenerse en el poder a toda costa. Algo que el Vaticano conoce de primera mano, ya que ejerció de mediador en 2017, un proceso en el que Maduro incumplió todos sus acuerdos.

Pietro Parolin, secretario de Estado de la Santa Sede y antiguo nuncio apostólico de Caracas, recibió una oleada de insultos y descalificaciones de los jerarcas del chavismo, desde fascista a amigo de las mayores fortunas del país.

El papa Francisco escribió una carta personal a Maduro en 2018 recriminando estas actitudes y sus incumplimientos.