Para Venezuela, una cifra trágica: 21.692 homicidios
El Observatorio de Violencia reveló la cantidad de asesinatos que se cometieron este año en el país
lanacionarCARACAS (Para LA NACION).– Fernando Castelmar vivió muchas muertes en una sola vida. Es un reportero de novela, creado por Eloi Yagüe para retratar el sueño negro de cualquier escritor: Venezuela y Caracas, territorios ideales para el género literario que mejor hurga en las miserias sociales.
El país sudamericano sufre una realidad tan salvaje que los grandes narradores clásicos serían felices con las historias extremas que tiñen de sangre sus diarios. Los periodistas, en cambio, apenas pueden cubrirlas todas. La última cifra aportada por el Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) es tan contundente que ella sola hace el titular: 21.692.
Tal es el número de homicidios con el que el país cierra 2012 (a razón de 73 muertes violentas por cada 100.000 habitantes, frente a las nueve del promedio mundial), que duplica el de México y triplica el de Colombia, con peor fama y más población.
Venezuela es el segundo país más salvaje del mundo, detrás de Honduras, y de los pocos en América latina que sigue creciendo sin parar en el rubro homicidios. Aunque sea una comparación lejana, durante 21 meses de guerra civil en Siria murieron unas 45.000 personas, 30.000 de ellas civiles.
En Venezuela nadie declaró una guerra que sobre todo castiga a los barrios pobres. En 2011 la cifra fatal rondó las 19.000, una cantidad ya disparatada; en 2010, 17.600, y en 2009, 16.047. En total, desde que Hugo Chávez llegó al poder en 1999 y se comenzaron a disparar las cifras, murieron de forma violenta 177.269 personas. "Pobres matando pobres", como le gusta repetir a Roberto León Briceño, presidente del OVV y uno de los investigadores sociales más prestigiosos del país.
Caracas lidera todas las estadísticas: 122 muertes violentas por cada 100.000 habitantes, a razón de un homicidio cada dos horas. "La violencia sigue aumentando porque hay una política pública equivocada: o no se hace nada o lo que se hace está conceptualmente equivocado. En Venezuela no se ha logrado revertir esta tendencia", reflexiona Briceño, intelectual detestado por el oficialismo.
La política pública no sólo se equivoca, sino que premia al que más se equivoca. El ex ministro del Interior y Justicia, Tareck El Aissami, lideró la fracasada lucha contra la inseguridad durante seis años. Ahora acaba de tomar posesión de la gobernación de Aragua, tras ganar sin problemas en las elecciones del 16 pasado.
Bajo su mandato murieron más de 90.000 personas. Los 11 ministros anteriores lo hicieron igual de mal. En total, 20 planes, cada uno más ineficaz que el otro. Sólo en 2012 Chávez ordenó un incremento de la inversión militar en un 130%, frente al exiguo 30% contra el delito.
El gobierno lleva nueve años sin publicar cifras oficiales sobre homicidios. A los investigadores les toca ir a las distintas morgues, donde todos los días se lloran parecidas historias con nombres distintos.
Tres ejemplos: la chica sin nombre sólo tenía 13 años. La acuchillaron, descuartizaron y enterraron en pedazos. Sin escrúpulos, sin lamentos. ¿Su delito? Unas palabras de más tras presenciar un triple homicidio cerca de Caracas. Una falta inocente, tan glosada en las páginas negras de la literatura universal. ¿Por qué no matar cuando en Venezuela sólo se detiene al 9% de los homicidas?
José Martínez ya había cumplido 18. Ni siquiera le dejaron hacer las valijas de su nueva vida. El mayor portento del fútbol sala nacional preparaba su viaje al sueño europeo, pero ocho balazos destrozaron su cuerpo de atleta. ¿El pecado? Dos años antes había mirado a la chica de otro.
El policía caraqueño Miguel Rincón acaba de ser asesinado en el Cementerio del Sur mientras visitaba la tumba de su madre. Lo reconocieron y lo mataron, porque para los malandras es un motivo de orgullo. Rincón es el agente 105 que muere en el Gran Caracas este año.
Venezuela cerrará 2012 con 21.692 historias más o menos parecidas. Todas reales, todas sangrientas. Aquí se mata y se muere todos los días a ritmo de vértigo, con su propia Cosecha roja y sin Dashiell Hammett. Asesinos sin rostro como los de Henning Mankell. Policías tan corruptos que los californianos de James Ellroy parecerían chicos traviesos. Vecinos iracundos que quieren tomarse la justicia por su mano, deseando transformarse en el nuevo y colectivo sheriff Nick Corey, inventado por Jim Thompson para sus 1280 almas .
¿Novedades en este año? Los factores se repiten: proliferación de armas en la calle, 18.000 bandas que actúan por todo el país, impunidad, fracaso del sistema judicial, corrupción e ineficacia policial, y consolidación del narcotráfico. El cóctel es tan explosivo que parece difícil superarlo. Pero hay un elemento que lo hace más amargo: la crueldad. Las ejecuciones, muchas de ellas sin enfrentamientos ni provocaciones de por medio. Únicamente las ganas de matar.
A Chávez le falló la ecuación. Apostó por inversión social, no reprimió el delito y además promovió un discurso violento. Un panorama aterrador para el que Briceño busca soluciones: "Una política diferente, que no divida al país, que despolitice la seguridad, que cumpla y haga cumplir normas y leyes. En fin, que refuerce la institucionalidad, no que la siga destruyendo".
El epílogo es de la ex jueza y perseguida política María Afiuni. Ayer, al conocer el nuevo récord, disparó palabras en su Twitter. A ella no le gustan las balas: "21.692 asesinados cuyo pecado era vivir en Venezuela".
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