Perú: el Congreso destituyó por incapacidad moral a Fujimori
LIMA.- Sumido en una de las peores crisis políticas en su historia, Perú inicia hoy una nueva era sin un presidente formalmente proclamado, aunque todo parecía señalar que el titular del Congreso y líder opositor Valentín Paniagua se convertiría en las próximas horas en el nuevo mandatario.
El mismo Congreso que en 1992 el presidente Alberto Fujimori ordenó clausurar, declaró anoche la "incapacidad moral" del mandatario ausente, con lo que obstaculizaría así su regreso de Japón, desde donde el domingo último anunció su renuncia.
Tras una maratónica jornada de intensos debates, graves insultos y acusaciones cruzadas, los legisladores, sin embargo, no habían definido aún esta madrugada cuándo será ungido Paniagua.
El Congreso, donde la oposición por primera vez desde 1992 tiene mayoría, recibió anteayer la renuncia de Fujimori, que desde el viernes último se encuentra en Tokio, en tierra de sus ancestros. Sin embargo, en vez de aceptar rápidamente la dimisión de quien fue uno de los mandatarios que más tiempo ha detentado el poder en América latina (después de Fidel Castro), los congresistas opositores aprobaron por 62 votos en favor, 9 en contra y 2 abstenciones, una moción para declarar la vacancia de la presidencia por incapacidad moral, como lo permite la Constitución.
De esta manera, los parlamentarios buscan que Fujimori no pueda postularse a ningún cargo público en las elecciones generales del 8 de abril próximo, posibilidad que había abierto el propio presidente saliente al insinuar que podría presentar su candidatura a congresista.
Además, la "incapacidad moral" tendría consecuencias penales, ya que el Congreso podría ordenar una investigación sobre el gobierno de Fujimori, a quien se podría llegar a declarar "reo contumaz", según dijo a La Nación el constitucionalista César Landa.
La jornada comenzó alrededor de las 8.30 con un gran revuelo frente a la sede del gobierno, la Casa de Pizarro, provocado por la partida de la hija mayor de Fujimori, Keiko Sofía, que antes de ser desalojada prefirió mudarse a casa de su abuela paterna.
El fin de un régimen
Representantes de toda la prensa local e internacional se agolparon frente a los portones del Palacio de Gobierno para obtener alguna declaración de quien actuaba como primera dama, pero la joven -con anteojos negros y sumamente nerviosa- prefirió el silencio. Eran la últimas imágenes del naufragio de un régimen que duró diez años.
Se dice que la hija mayor del ahora ex mandatario estaba "destruida y avergonzada" por la forma en que su padre abandonó el poder desde el Lejano Oriente.
Quien también prefirió el perfil bajo durante todo el día fue Alejandro Toledo, ex candidato opositor de Perú Posible, que regresó al país desde Europa, donde estaba de gira en busca de apoyos.
Pasadas las 9.30 se inició la sesión del pleno en un Congreso rodeado por policías antimotines armados con fusiles, garrotes, cascos y escudos. La presencia de tantos uniformados sorprendió a más de un peatón del centro limeño que se asomó por entre las filas de agentes a ver qué sucedía detrás del vallado. "Pues nada, se está decidiendo quién nos va a gobernar", comentó con aire despreocupado Francisco Roca, vendedor de gelatinas multicolores en vasito.
Dentro del clásico edificio, los legisladores aprobaron inicialmente la renuncia del primer vicepresidente, Francisco Tudela, quien había presentado su dimisión el 23 de octubre, en protesta por el regreso al país del ex hombre fuerte del régimen, Vladimiro Montesinos.
Pasiones políticas
Se iba luego a debatir la renuncia presentada anteayer por el segundo vicepresidente, Ricardo Márquez, en un hecho que allanó el camino para que Paniagua, el tercero en la línea de sucesión, pudiera ser proclamado.
Pero se decidió tratar los temas según el orden cronológico en que aparecieron las dimisiones, por lo que la de Fujimori pasó al primer lugar, despertando las pasiones políticas de adictos y críticos del régimen que ya da sus últimos respiros.
"No sean injustos con un presidente que ha dado la vida por el país", exhortó la fujimorista Carmen Lozada de Gamboa, que pasó a enumerar los logros del " Chino ": la lucha contra la inflación, la paz con Ecuador y el fin del terrorismo.
Casi sin excepción, los legisladores oficialistas fueron abucheados por los miembros de la oposición. Fueron pocos los que intentaron excusar a Fujimori por renunciar desde el exterior.
Y son pocos los peruanos que no están hastiados de una crisis que ya lleva dos meses y que comenzó cuando se exhibió un video en el que se veía a Montesinos -hoy prófugo- sobornando a un político opositor.
Las imágenes despertaron la furia de todos los sectores de la sociedad y los hechos se precipitaron: Fujimori convocó a nuevas elecciones para abril próximo; desarticuló -o simuló desarticular- el Servicio de Inteligencia Nacional (SIN), coto privado de Montesinos, buscado ahora por diversos delitos. El oscuro asesor se fugó a Panamá, donde pidió asilo, pero al no obtenerlo regresó a refugiarse en algún lugar de Perú, supuestamente con el visto bueno de Fujimori.
En la últimas semanas, la crisis se agudizó al descubrirse que Montesinos tiene unos 58 millones de dólares en cuentas secretas en diversos países.
Y en otra señal del cambio de clima que se respira hoy en Perú, hasta la prensa sensacionalista -uno de los pilares del fujimorismo- cambió de color. Los diarios "chicha" (tabloides populares) ayer presentaban titulares como "Fuji fugó como ladrón" (Ajá), "Se acabó el fujimorato del abuso y corrupción" (El Popular), y hasta "Fuji tendría un hijo de seis años con su secretaria" (El Tío). La libertad de prensa en su máxima expresión.
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