Pese a los escándalos, se consolida el apoyo a Trump y ahora hasta suena para el Nobel
WASHINGTON.- Su "círculo rojo" es investigado por la Justicia. Una exactriz porno que cobró 130.000 dólares para mantener su romance en secreto lo demandó y contó todo en una de las entrevistas más vistas en la televisión de la última década. Más de una docena de mujeres lo acusaron de abuso sexual. Su gobierno está envuelto en un aura de caos, y su gabinete, en acusaciones de abusos o corrupción.
Para cualquier presidente, tan solo uno de estos escándalos podría ser suficiente para destruir su imagen. Pero para Donald Trump nada parece alterar el fiel respaldo de sus seguidores.
El apoyo a la gestión de Trump persiste en niveles históricamente bajos para una presidencia tan joven. Pero, así y todo, el respaldo que cosecha el magnate entre los norteamericanos se ha estabilizado en torno al 40 por ciento, según los promedios de sondeos de los sitios RealClearPolitics y FiveThirtyEight, una muestra de la solidez del vínculo que forjó con la coalición de votantes que construyó entre 2015 y 2016, y un claro síntoma de la profunda grieta ideológica que divide a Estados Unidos.
"El país está muy polarizado, y si bien el presidente no es popular, conserva buenas calificaciones con los republicanos, lo que generalmente mantiene su aprobación alrededor del 40%", explicó Kyle Kondik, del Centro para la Política de la Universidad de Virginia.
Un dato en el que coinciden todos los sondeos aporta un contexto histórico al fenómeno: entre los republicanos, Trump es el presidente más popular desde Ronald Reagan. Gallup, una de las empresas que realizan un relevamiento periódico, llegó a recabar en febrero último un apoyo del 90% para el magnate entre los votantes que se identifican con su partido. Ese sólido respaldo apenas menguó al 82% en el último sondeo, de mediados de abril. Del otro lado de la grieta, apenas un 10% de los demócratas respaldan su gestión, junto con uno de cada tres votantes entre quienes se consideran "independientes".
El principal sostén del respaldo de Trump está en la economía. El buen desempeño que ha tenido la primera potencia global, que comenzó en la presidencia de Barack Obama, ha profundizado la caída del desempleo y ha sacado a los salarios de los trabajadores de un larguísimo estancamiento. A eso se suman logros concretos que son exclusivos de la gestión de Trump. En concreto, dos: una fuerte política desregulatoria -muy bienvenida por el establishment corporativo- y los recortes de impuestos, que favorecieron, sobre todo, al 1% más rico del país y a las empresas.
"En cierto modo, es de destacar que sus calificaciones sean tan bajas dado que la nación está en paz y los números económicos son buenos. ¿Qué pasaría si entráramos en una guerra mal concebida? ¿Qué pasaría si la economía fuera para abajo? La aprobación de Trump probablemente caería más", estimó Kondik.
La política exterior también le ha dado oxígeno a Trump. La mayoría de los norteamericanos creen que Trump no ha hecho más seguro el mundo, pero respaldan la negociación con el régimen de Kim Jong-un y el último bombardeo a Siria, según mostró un sondeo reciente de la Universidad Quinnipiac.
Trump ha presumido de la aprobación a su gestión, aunque siempre tomando la encuesta más favorable (de Rasmussen, que lo pone arriba del 50%) e ignorando los sondeos menos favorables. Un sondeo de Gallup indicó incluso que hoy sus posibilidades de ser reelegido en 2020 no están tan alejadas de las que tenían Obama o Bill Clinton al inicio del segundo año de su presidencia.
Con todo, los republicanos temen que el respaldo actual de Trump sea un ancla para las próximas elecciones legislativas, donde podrían perder la mayoría que posee en ambas cámaras del Congreso.
A sabiendas de que una porción del electorado nunca le dará su visto bueno, Trump ha buscado fortalecer y profundizar el vínculo con su núcleo duro de seguidores, "su base", como suele decirse en la jerga política. Anteayer se dio un baño de popularidad en Washington, Michigan, en un acto que tuvo el color calcado de su campaña presidencial, salvo por un mensaje nuevo que despuntó en el escenario: "Promesas cumplidas". Trump intercaló logros y falsedades con sus ya típicos ataques, en otro monólogo frenético que tuvo una pausa cuando, al hablar de los avances en Corea del Norte, su público comenzó a gritar: "¡Nobel! ¡Nobel! ¡Nobel!".
Trump sonrió y agradeció a su público, confirmando la continuidad del idilio: "Eso es muy lindo, gracias. Es muy lindo", dijo.
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