Pese a que las denuncias llegaron a la justicia, Rajoy dijo que no va a renunciar
Bárcenas ratificó la financiación ilegal del PP denunciada por la prensa; "Voy a cumplir el mandato que me han dado los españoles", se defendió el jefe de gobierno
MADRID.– España entró ayer en emergencia política cuando el ex tesorero del Partido Popular (PP) ejecutó sin piedad su anunciada venganza. Luis Bárcenas declaró ante la justicia haberle entregado, hasta 2010, sobres con dinero negro al presidente Mariano Rajoy, confesó un plan sistemático de financiación ilegal y presentó los documentos que, según se jactaba, "harían caer al gobierno".
Acorralado, Rajoy rompió el silencio en el que se había refugiado desde que Bárcenas, al caer preso por corrupción, decidió desafiarlo. "Voy a cumplir el mandato que me han dado los españoles", anunció en una incómoda conferencia de prensa. Allí admitió el intercambio de SMS entre él y Bárcenas que se conoció anteayer y que movió a la oposición a exigir su "renuncia inmediata". Explicó que esos mensajes con un hombre investigado por fraude fiscal representan la prueba de que "el Estado de Derecho no se somete a chantaje", ya que su ex colaborador terminó en la cárcel.
Bárcenas seguía delante del juez Pablo Ruz mientras Rajoy enfrentaba a la prensa en el palacio de gobierno al lado de su par polaco, Donald Tusk. Desde los tribunales, varios de los abogados querellantes filtraban la declaración por Twitter.
Rajoy leyó su respuesta sin disimulo. "El principal valor que hoy tiene España es su estabilidad política y no voy a ponerlo en riesgo", enfatizó. La conferencia de prensa terminó en un revuelo porque los periodistas denunciaron que se había roto el pacto sobre quiénes harían las dos preguntas permitidas. El presidente se saltó las reglas habituales y le dio la palabra al representante del diario ABC: la pregunta encajaba perfecto con el mensaje preparado por la Moncloa.
Lejos de aceptar la explicación, los partidos de la oposición insistieron anoche en reclamar la salida de Rajoy y adelantaron que negociarán la mejor forma de conseguirlo, pese a que el PP tiene mayoría absoluta para bloquear una ofensiva parlamentaria.
El drama había empezado temprano. Una camioneta de la Guardia Civil recogió a Bárcenas en la cárcel de Soto del Real a las 8.30. Con el pelo engominado y traje, el ex tesorero pidió permiso para ponerse una corbata lila (prenda prohibida en la prisión).
Cuando se sentó frente al juez en la Audiencia Nacional dijo que estaba dispuesto a contar todo lo que había negado en nueve declaraciones anteriores. Le entregó a Ruz una pila de papeles y un pendrive bloqueado con clave de seguridad en el que figurarían todos sus registros de la contabilidad ilegal del PP. "Describió una orgía de dinero negro", resumió el abogado Enrique Santiago, de Izquierda Unida (IU).
Bárcenas reveló rápidamente su objetivo: apuntarle a Rajoy a la cabeza. Contó haberle dado en mano sobres de papel madera con un total de 45.000 euros en sus últimos tres años como jefe de las finanzas del PP (2008, 2009 y 2010). Negó conservar recibos. También dijo haberle pagado trajes y corbatas al líder con fondos del partido.
Hasta ahora, Bárcenas había acusado a Rajoy de cobrar sobresueldos cuando era ministro de José María Aznar, a fines de los 90. Es una diferencia sustancial: un pago en negro de años recientes podría constituir un delito no prescripto. El juez y la fiscalía deben analizar ahora si esos elementos justifican una causa contra la conducción del partido, incluido el presidente.
Además, Bárcenas dijo haberle entregado sobres a María Dolores de Cospedal, jefa del gobierno de Castilla-La Mancha y secretaria general del partido. Y presentó un recibo en teoría escrito a mano por el jefe de la filial manchega del PP por un supuesto soborno de 200.000 euros. "Son calumnias y mentiras. Jamás cobré nada en negro", bramó Cospedal a la noche, en una conferencia de prensa convocada de urgencia en la sede nacional del PP, cuatro pisos debajo de donde Bárcenas tuvo durante 20 años su reino con caja fuerte.
Cospedal volvió a negar la veracidad de los famosos "papeles de Bárcenas", que se conocieron por primera vez el 31 de enero pasado, cuando los publicó El País. El ex tesorero negó su autoría mientras la justicia avanzaba en su contra por la aparición de cuentas millonarias a su nombre en Suiza. En paralelo, negociaba protección política, como se desprende de los SMS que cruzó con Rajoy hasta marzo.
Hace 10 días, ya preso, Bárcenas rompió con sus antiguos jefes y empezó a confesar todo al diario El Mundo. Ayer ratificó que iba en serio. Las anotaciones de la contabilidad negra registran supuestos aportes que vulneran la ley de financiación de los partidos, unas veces por ubicarse encima de los topes permitidos y otras porque procedían de personas que tenían prohibido dar dinero por ser contratistas del Estado. Agregó que el partido gestionaba contratos públicos a favor de los donantes.
En otro tramo de la declaración, contó que las anotaciones de 2010 se las llevó a Rajoy poco antes de ser cesado en su cargo por las investigaciones en su contra. "Lo pasó por la máquina de cortar papeles", relató, según uno de los testigos. Cinco horas duró la confesión. Bárcenas volvió a la cárcel con vistas a la sierra madrileña con la certeza de haber dejado un incendio a su paso.
Más leídas de El Mundo
Insólito decreto. Ecuador suspende la jornada laboral por dos días por una histórica crisis eléctrica
Cocinó y repartió comida. Guillermo retomó sus actividades públicas por primera vez tras el anuncio del cáncer de Kate
Alarma. La impresionante erupción de un volcán en Indonesia provocó evacuaciones y una alerta de tsunami