Pompeo insistió en Rusia en que el Kremlin retire el apoyo a Maduro
Reunido con Putin y el canciller Lavrov, el secretario de Estado reafirmó su reclamo por el fin de la alianza con el régimen
SOCHI, Rusia.- Mientras en Caracas el chavismo daba otro paso hacia la demolición de la dirigencia opositora con la toma de la Asamblea Nacional, que rodeó de hombres armados, el destino de Venezuela también se jugaba ayer en la ciudad rusa de Sochi, donde el jefe de la diplomacia norteamericana, Mike Pompeo, insistió sin éxito en que cese el respaldo del Kremlin al régimen de Nicolás Maduro.
"Esperamos que el apoyo ruso a Maduro se termine", declaró Pompeo, tras reunirse en esta ciudad a orillas del Mar Negro con el canciller Sergei Lavrov, que mantuvo con firmeza el auxilio de Rusia al chavismo, al que sostiene con asesoramiento militar y apoyo diplomático. Más tarde, Pompeo también se reunió con el presidente Vladimir Putin.
Pompeo dijo que Maduro debe renunciar para que "termine el sufrimiento del pueblo venezolano" y clamó por un cambio en la agenda rusa con respecto al país caribeño, aunque las diferencias fueron explícitas y se mantuvieron en las líneas establecidas.
Estados Unidos, junto con más de 50 países, reconoce al líder opositor y presidente de la Asamblea Nacional Juan Guaidó como el presidente encargado de conducir la transición democrática. Pompeo afirmó que la postura de Washington es que sean los venezolanos los que elijan a sus dirigentes.
"Estados Unidos y más de 50 países consideran que ha llegado la hora de que Maduro deje el poder", dijo en la conferencia de prensa que siguió a la cumbre, donde además abordaron la situación en Ucrania y el programa nuclear de Irán, entre otros temas.
El enviado de Guaidó en Washington, Carlos Vecchio, anunció anteayer que solicitó una reunión en los próximos días con el almirante Craig Faller, jefe del Comando Sur, la unidad militar norteamericana responsable de América Latina. De concretarse, sería el primer contacto directo conocido entre el entorno de Guaidó y el Ejército norteamericano.
"No se puede instaurar una democracia por la fuerza", dijo Lavrov, y acusó a Washington y a Guaidó de recurrir continuamente a las amenazas de una intervención militar. "Eso no tiene nada que ver con la democracia", denunció.
Quedaba así en evidencia que si bien las discusiones de Sochi habrían sido "francas y útiles", según declaró el hombre del Kremlin, en el caso venezolano hubo una rotunda negativa a soltarle la mano a su aliado.
Prejuicios
Pompeo y Lavrov, que se mostraron distendidos, buscaron disipar "sospechas y prejuicios por ambas partes". Lavrov, por su parte, dijo que espera que los dos gobiernos "empiecen a construir un nuevo marco constructivo para la manera en que los dos países se visualizan mutuamente".
Pompeo señaló a su vez que viajó a Rusia porque el presidente Donald Trump se "comprometió a mejorar esta relación" a pesar de las diferencias sobre Siria, Irán, la crisis en Venezuela y otros asuntos que separan a las dos potencias en el plano global.
Moscú debe "demostrar" que interferir en las elecciones "es cosa del pasado", dijo Pompeo sobre la injerencia rusa en la campaña de 2016, otro de los asuntos que enfriaron la relación en los últimos años.
Los jefes diplomáticos mostraron también distancias sobre el programa nuclear iraní, pero Lavrov no cerró la puerta a la posibilidad de llegar a un acuerdo.
Lavrov fue incluso más allá y dijo que vería "positivamente" una petición norteamericana para que los presidentes Trump y Putin se reúnan durante la cumbre del G-20, en junio próximo. Luego fue el propio Putin quien elevó las expectativas al declarar, al reunirse con Pompeo, que quiere "restaurar totalmente" las relaciones entre Washington y Moscú.
Agencias AFP, AP y Reuters
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