El mensaje sobre el Estado de la Unión. Presionado, Bush intentará hoy relanzar su gestión
Tras su peor año en la Casa Blanca
WASHINGTON.- Después de su peor año en la Casa Blanca, el presidente George W. Bush intentará hoy revigorizar su agenda nacional e internacional y darle otra oportunidad al Partido Republicano en las elecciones legislativas previstas para fines de este año.
Bush aprovechará el tradicional mensaje anual sobre el Estado de la Unión, ante todos los miembros del Congreso, para trazar sus prioridades para 2006: Irán, Irak y la Autoridad Nacional Palestina en el frente externo, y los desafíos energéticos y la reforma de los sistemas de salud y de las jubilaciones, en el frente interno.
El discurso, cuyo comienzo está previsto para las 21 (hora local), será transmitido en directo por las principales cadenas de televisión estadounidenses. Bush anticipó ayer uno de sus temas centrales: la lucha para impedir que Irán construya una bomba nuclear. "Vamos a continuar trabajando con nuestros amigos y aliados para presentar un frente unido ante los iraníes. El mensaje es éste: renuncien a sus ambiciones de tener armas nucleares", destacó.
La estrategia estadounidense consiste en aumentar la presión sobre Teherán junto al Reino Unido, Alemania y Francia hasta que el presidente iraní, Mahmoud Ahmadinejad, ceda en sus objetivos. Pero la Casa Blanca también apunta a debilitar al fundamentalismo. "Queremos que el pueblo de Irán pueda vivir en una sociedad libre", dijo Bush.
También se espera que Bush analice el futuro de Irak y de las fuerzas militares norteamericanas allí desplegadas, a casi tres años de la invasión, y que actualice, además, la llamada "hoja de ruta" entre israelíes y palestinos tras el triunfo del grupo terrorista Hamas.
Las últimas encuestas muestran, por lo pronto, un creciente rechazo entre los estadounidenses a la política seguida por la Casa Blanca para promover la democracia en Medio Oriente. Pero la mayoría también considera que sería más peligroso aún para la región y para los Estados Unidos iniciar una retirada inmediata de las tropas.
En ese contexto, destacan analistas independientes y de ambos partidos, Bush tiene una oportunidad múltiple para esbozar una visión de mediano plazo, para explicar a los ciudadanos sus prioridades y sus programas, y para impulsar a los candidatos republicanos en las elecciones legislativas previstas para fin de año.
"El presidente es el que fija la agenda", explicó ayer el senador republicano Lamar Alexander. "Y el [mensaje sobre el] Estado de la Unión es la mejor oportunidad para trazar esa agenda [cada año]."
Este mensaje anual ante los miembros de la Cámara de Representantes y del Senado es el foro de algunos hitos en la historia de este país. En 1823, James Monroe fijó la doctrina sobre política exterior que lleva desde entonces su nombre, y en 1862 Abraham Lincoln inició su ataque contra la esclavitud.
El propio George W. Bush trazó un punto de inflexión en los últimos años, cuando, en enero de 2002, en su primer mensaje anual tras los ataques de 11 septiembre de 2001, dijo que Irán, Irak y Corea del Norte "y sus aliados terroristas, constituyen un eje del mal".
Cuatro años después, la incógnita es si Bush reiterará objetivos ya trazados antes -como su plan para reformar la seguridad social- o si renovará sus planes, por ejemplo, intentando liderar la lucha contra la corrupción y fijando nuevas pautas éticas para los grupos de lobbistas en Washington, encarnados en Jack Abramoff.
"Pienso que ellos [por los asesores y funcionarios más cercanos a Bush] quieren un elemento de sorpresa", dijo el analista del Consejo de Liderazgo Democrático y ex asesor del senador John McCain, Marshall Wittmann. Y en medio del escándalo que provocó el caso Abramoff, cree, Bush "intentará estar al frente del desfile por la reforma".
Para los funcionarios, el discurso también representa la primera posibilidad de determinar las prioridades anuales de la administración, que se complementa con el armado del proyecto de presupuesto nacional.
Así, mientras algunos ejes de la agenda interna del discurso son aún una incógnita -si aludirá a América latina para algo más que la reforma del sistema inmigratorio, por ejemplo-, otros ya se dan por descontados. Entre ellos, la marcha de la economía y los desafíos en el mundo globalizado; el programa de vigilancia y escuchas clandestinas; el recorte de impuestos; el programa energético, y la situación en el Golfo de México después del devastador paso del huracán Katrina.
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