Problemas fuera de control
WASHINGTON.- En las elecciones de este año lo que importa es la economía, ¿no es así? Díganselo al resto del mundo. El presidente Barack Obama está recibiendo una nueva dosis de realidad: los hechos que están más allá de su control pueden determinar si podrá conservar su cargo.
Obama está presionando a Israel para que no lance un ataque sobre Irán que podría arrastrar a Estados Unidos a una nueva guerra. También se está esforzando para convencer a las potencias de que se unan para detener la masacre en Siria. Y se encuentra a la defensiva respecto de la presencia norteamericana en Afganistán, después de que aparentemente un soldado norteamericano asesinó en masa a civiles afganos.
En el frente interno, donde reina la cuestión económica, todo el mundo habla del precio de la nafta, que, como Obama no se cansa de repetir, por el momento nadie puede controlar.
Los candidatos republicanos no tienen necesidad de preocuparse demasiado por estas cuestiones porque no tienen la responsabilidad de gobernar, un beneficio que a Obama le gusta mencionar, aunque él mismo lo disfrutó cuando fue candidato.
Para Obama, cuyas chances de ser reelegido parecen mejorar después de un mes de mayor crecimiento del empleo, el riesgo político es por lo menos quedar a la zaga de los acontecimientos. Eso es precisamente lo que ocurrió anteayer, cuando Obama y la Casa Blanca se desvivieron por enfocarse en el tema energético, mientras la noticia dominante del día era la horrenda masacre en Afganistán.
El principal temor de Obama es que todos estos eventos externos conspiren para agriar el ánimo de la opinión pública, lo que podría allanar el camino a los republicanos. Que los presidentes no puedan controlar algunos problemas no significa que no se los culpe por ellos.
"Ahora los problemas son muchos, y muy graves", dijo Barbara Perry, experta en cuestiones de la presidencia norteamericana de la Universidad de Virginia. "A la gente puede no importarle lo que esté haciendo Israel o incluso lo que haga Irán, pero debido a la dependencia norteamericana del petróleo de Medio Oriente, esos hechos tienen un impacto directo en la billetera de la gente. ¿Es inevitable que estos temas afecten la campaña? Por supuesto", agregó.
El palpable crecimiento del empleo es la noticia del mes, pero esa tendencia no está garantizada hasta el día de las elecciones. Obama sigue preocupado por la estabilidad económica, una desaceleración de China, y las turbulencias entre Irán e Israel, que podrían hacer disparar aún más los precios del petróleo.
La semana pasada, cuando Obama se presentó por primera vez en el año a una conferencia de prensa, nadie le preguntó por la economía. Las preguntas se centraron en la amenaza de un ataque preventivo de Israel. Ahora la atención está puesta nuevamente en la guerra de Afganistán.
Así son las cosas para los presidentes. Los grandes problemas del día tienen cobertura en los medios, son evaluados por los encuestadores y considerados a la luz del contexto eleccionario. De todos modos, se espera que la campaña se reduzca finalmente a cuál de los contendientes tiene las mejores respuestas para la gente que busca empleo, un modo de conservar su vivienda y una sensación de mayor seguridad.
"Los tres temas más relevantes de estas elecciones son la economía, la economía y la economía", dijo el asesor de campaña de Obama, Robert Gibbs. La Casa Blanca no pretende que las elecciones se centren en la política exterior, pero Gibbs aseguró que "no estaría mal" que el debate fuera en esa dirección. Obama tiene resultados que mostrar con el abatimiento de Osama ben Laden, la finalización de la guerra de Irak y la presión sobre Irán. El manejo de la guerra en Afganistán también estaba en esa lista, pero ahora se ha transformado en un interrogante.
El día de la conferencia, algunos periodistas fueron invitados a la Casa Blanca para hablar del tema energético, pero presionaron a Obama para que respondiera sobre el retiro de las tropas norteamericanas de Afganistán. El presidente dijo que Estados Unidos no debe apresurarse en retirarse de ese país.
Por lo tanto, el cronograma sigue tal cual lo planeado: la fecha límite para que los norteamericanos abandonen Afganistán es a fines de 2014.
Y hay otra fecha que también permanece inalterable: quedan menos de nueve meses para que cualquier problema del mundo complique las chances de Obama de ser reelegido.
Traducción de Jaime Arrambide
Ben Feller
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