Reverenciado y odiado a la vez, todo pasa por el premier
JERUSALÉN.-Los tres meses de campaña electoral en Israel han sido una montaña rusa de difamaciones y escándalos. Sin embargo, en la cabeza de los votantes que mañana acudirán a las urnas predomina un solo nombre: Benjamin Netanyahu.
En el fondo, la elección no es otra cosa que un referéndum sobre la figura de Netanyahu, que domina la política de Israel desde hace tres décadas. Si gana, hacia fines de este año su nombre pasaría a integrar el libro de los récords como el primer ministro israelí con más años de desempeño en el cargo, superando al padre fundador David Ben Gurion.
Una derrota probablemente marcaría el fin de su carrera política, justo cuando ocupa el primer plano de un creciente movimiento global de líderes de discurso nacionalista sin concesiones liderado por su íntimo amigo, el norteamericano Donald Trump.
"La posición internacional de Israel nunca ha sido más sólida. Los mandatarios del mundo hacen fila para visitar Israel y reunirse con el primer ministro", dice Yechiel Leiter, exjefe de gabinete de Netanyahu y actual miembro del Kohelet Policy Forum, un centro de estudios conservador con sede en Jerusalén. "En todas partes del mundo saben quién es Bibi", dice Leiter usando el apodo con que se conoce a Netanyahu.
Los fanáticos seguidores de Netanyahu lo reverencian con el título de "rey Bibi", un amigo de los poderosos del mundo y garante de la seguridad de Israel a pesar de sus peligrosos vecinos. Sus opositores lo pintan como un hedonista corrupto que ha dividido al país con sus incitaciones contra los árabes y cuyas políticas hacia los palestinos están empujando a Israel al precipicio.
En los últimos días de campaña, los márgenes son demasiado estrechos para adelantar un resultado, ya que Netanyahu enfrenta el fuerte desafío de Benny Gantz, un popular exjefe del Ejército. Según las últimas encuestas, el Likud, el partido de Netanyahu, y el nuevo Partido Azul y Blanco, de Gantz, están cabeza a cabeza. Los sondeos le dan al Likud una leve ventaja a la hora de armar una coalición de gobierno con partidos afines más pequeños.
Hijo de un historiador judío y marcado a fuego por la pérdida de su hermano en una operación de rescate de rehenes realizada por fuerzas de Israel en el aeropuerto de Entebbe, Uganda, en 1976, Netanyahu, que actualmente tiene 69 años, suele describirse a sí mismo y a su país en términos históricos. Sus discursos siempre están jalonados de referencias a la historia judía, relatos de heroísmo judaico y advertencias sobre los más siniestros enemigos de Israel que acechan en cada esquina. Y suele comparar a Irán, principal blanco de sus diatribas, con los enemigos bíblicos de su pueblo o incluso con los nazis.
Aunque es un millonario formado en el Instituto Tecnológico de Massachusetts y habla un impecable inglés con acento norteamericano, Netanyahu se las ha ingeniado para parecer un marginal que se hizo de abajo. Asegura ser un perseguido de los medios, los jueces y otras "elites" hostiles, un mensaje que lo hace querible para su base de sustentación política: la clase obrera y religiosa.
"Es un hombre de dotes sin precedente. Es competente, tiene cintura política y es el comunicador político más eficaz de la historia de Israel -dice Yohanan Plesner, presidente del Instituto de Democracia de Israel, un grupo no partidario-. Y su vocación de poder no tiene límites".
La campaña electoral de Netanyahu se ha basado básicamente en tildar a sus oponentes de "izquierdistas" débiles que conspiran en su contra junto a los partidos árabes del país. Los opositores lo acusan de demonizar a la minoría árabe de Israel, que representa el 20 por ciento de la población.
"Netanyahu nos hostiga más que nadie, y siempre rompe su propio récord", escribió en Twitter el destacado abogado árabe Ayman Odeh. Es una fórmula que ya le funcionó anteriormente, pero esta vez el líder israelí tiene otra carta de triunfo: el presidente norteamericano Donald Trump.
Desde que llegó a la presidencia, Trump no dejó de hacerle ofrendas a Netanyahu, como el reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel, el retiro de Estados Unidos del acuerdo nuclear con Irán y el recorte de asistencia a los palestinos.
Como gesto de respaldo, el mes pasado Trump recibió a Netanyahu en la Casa Blanca y reconoció la anexión de Israel de los Altos del Golán. Este fin de semana, Netanyahu anunció que si era reelegido, anexaría los asentamientos judíos de Cisjordania, una medida que muy probablemente aniquile las últimas esperanzas de una solución de dos Estados con los palestinos.
Anshel Pfeffer, autor del libro Bibi: The Turbulent Life and Times of Benjamin Netanyahu ("Bibi: la turbulenta vida y época de Benjamin Netanyahu"), dice que el líder israelí logró sacar partido de cada gran acontecimiento geopolítico de los últimos años. La economía de Israel es floreciente, el país expande sus lazos diplomáticos por todo el mundo y no recibió ningún castigo por ignorar la bomba de tiempo del asunto palestino.
Al convertir a los palestinos en un "espectáculo de segundo orden", Netanyahu incluso logró establecer vínculos detrás de escena con los países del Golfo Pérsico. "No es que los israelíes estén volcándose a la derecha: es que Netanyahu ganó la pulseada", dice Pfeffer.
Tras su visita a la Casa Blanca, la semana pasada Netanyahu viajó a Moscú para reunirse con Putin, y el líder ruso reconoció que ayudó a localizar los restos de un soldado israelí desaparecido en acción en el Líbano hace 37 años. Fue otro regalo electoral para Netanyahu, que reforzó su mensaje habitual de que el país está bien resguardado y en buenas manos.
Pero esta campaña no tiene nada de habitual. Acompañado por otros dos exjefes militares en la boleta electoral, Gantz es uno de los pocos candidatos con credenciales para poner en jaque a Netanyahu en lo relativo a la seguridad, un asunto siempre crucial para el votante israelí. Gantz se burló del fracaso de Netanyahu para detener los lanzamientos de cohetes desde la Franja de Gaza, gobernada por Hamas.
Sin embargo, Gantz se dedicó fundamentalmente a poner el foco de atención sobre Netanyahu mismo, y apuntó su furia contra el aluvión de acusaciones de corrupción contra el primer ministro. "Basta de Bibi", dicen los videos de campaña de Gantz.
La campaña electoral ha sido particularmente sucia. Netanyahu etiquetó a su adversario de "izquierdista" débil y la propaganda del Likud pinta a Gantz como un desequilibrado mental.
Gantz, de 59 años, acusa a Netanyahu de llevar al país "a lo más bajo". Y el descubrimiento reciente de una red de trolls del Likud que ensucian a Gantz solo profundizó las hostilidades.
El firme estilo retórico de Netanyahu le ha dado buenos resultados en su larga carrera. Y a sus seguidores, los escándalos no les producen ningún efecto. Pero si el fiscal general presenta cargos formales tras la elección, Netanyahu corre el riesgo de que se le caiga el techo encima.
Pfeffer predice un "gran enfrentamiento" judicial y dice que Netanyahu buscará el modo de desestimar los cargos o de aprobar una ley que le asegure inmunidad. "En los próximos meses, Israel sufrirá una profunda crisis constitucional", asegura.
Traducción de Jaime Arrambide
Josef Federman
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