Rocallosas: el eco de la inmigración rebota en la frontera
PHOENIX.- Héctor Salinas, de 21 años, nació en esta ciudad, pero creció en México . Nancy Herrera, de 31 años, nació en México, pero ingresó ilegalmente en Estados Unidos cuando tenía 3 años y recién legalizó su situación al casarse con un estadounidense, hace 10 años.
Ambos son compañeros de trabajo en Mi Familia Vota, un grupo extrapartidario sin fines de lucro que ayuda a los latinos a obtener la ciudadanía y registrarse para votar. "Cuando hablamos de derechos de los inmigrantes y reforma inmigratoria, la gente nos para y nos pregunta dónde tiene que firmar, porque este año quieren votar para que Trump no sea presidente", dice Salinas.
Arizona es al mismo tiempo un punto candente de la batalla por la inmigración y un microcosmos de los cambios que se están produciendo en el país. Uno de cada tres habitantes es de origen latino y uno de cada cuatro latinos está en edad de votar. Y mientras la población blanca envejece -43 años promedio-, los latinos promedian los 26 años.
Los hispanos son mayoría en las escuelas públicas. "Los votantes del mañana", dice Joseph Garcia, director del Instituto Morrison de la Universidad Estatal de Arizona.
¿Pero irán a votar los hispanos este año? Las elecciones de noviembre contienen un aliciente único: no sólo estará Trump en la boleta, sino uno de sus más abiertos defensores, Joe Arpaio, el fanfarrón sheriff del condado de Maricopa que busca su reelección y que este mes fue declarado en desacato en la corte por desafiar la orden de un juez federal que lo obligaba a dejar de perfilar a los latinos.
Las elecciones de 2012 ofrecieron un buen panorama de cómo influyen la cuestión étnica y etaria. Mitt Romney ganó el estado por unos nueve puntos, con dos de cada tres votos de los blancos y un 71% de los votantes de más de 65 años. Obama fue el elegido del 63% de los votantes de menos de 30 años y cosechó casi tres de cada cuatro votos latinos.
En el siempre indeciso estado de Arizona, los latinos bien podrían definir a favor de los demócratas. Pero si hay algo en lo que están de acuerdo la izquierda y la derecha locales es que probablemente con los latinos no alcance.
Los demócratas también necesitarán del apoyo de los republicanos moderados y de los independientes, que en conjunto representan el bloque electoral más fuerte del estado.
Ahora que Clinton pierde fuerza entre los propios demócratas, pelear los votos de centro y centroderecha no será tarea fácil.
Todos buscan capitalizar la animosidad contra Trump y Arpaio, especialmente entre los votantes jóvenes, que crecieron oyendo las cruentas historias del trato que el sheriff les propina a los latinos.
El condado de Maricopa, cuya capital es Phoenix, concentra al 60% de la población total de Arizona.
Fernanda Santos
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