La sucesión de Lula. Sacude a Brasil una guerra de encuestas
La diferencia entre Serra y Roussef varía mucho según la consultora; piden más regulaciones
Brasil vive su gran año electoral a pleno pulmón. Aunque todavía faltan dos meses y medio para que arranque oficialmente la campaña para los comicios presidenciales del 3 de octubre, los dos máximos candidatos a suceder a Luiz Inacio Lula da Silva afinan sus estrategias electorales. La oficialista Dilma Rousseff y el opositor José Serra tratan de ganar adeptos por todos los medios, desde los tradicionales actos partidistas hasta los mensajes telegráficos en la red social Twitter.
Una auténtica catarata de encuestas ha inundado el panorama político en los primeros meses del año. Serra, el candidato del Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB) y ex gobernador de San Pablo, lidera hasta ahora todos los sondeos. Pero su ventaja sobre Rousseff, candidata del gobernante Partido de los Trabajadores (PT) y ex ministra de la Casa Civil, varía considerablemente (entre 10 puntos y apenas unas décimas) dependiendo de qué consultora realice el sondeo. De ahí que la prensa hable ya de una "guerra de encuestas".
Serra mantuvo una amplia ventaja sobre Rousseff durante todo el año pasado, pero a principios de 2010 la candidata del PT comenzó a subir como espuma en los sondeos gracias al apoyo decidido de Lula, que llevó a Dilma de la mano en todos sus actos oficiales a lo largo y ancho del país.
La estrategia dio resultado y Rousseff fue progresivamente recortando distancias con Serra. Las alarmas se encendieron en el PSDB hace una semana, cuando una encuesta de la consultora Sensus ofrecía un empate técnico (32,7% de Serra frente a 32,4%de Rousseff) por primera vez.
La encuesta de Sensus, encargada por un sindicato de San Pablo, fue desestimada rápidamente por el PSDB. El líder del partido en el Senado, Arthur Virgílio, pidió más regulación para los institutos de opinión. "Me parece surrealista que un sindicato pueda encargar una encuesta", denunció. Otro senador del PSDB, Alvaro Dias, apuntó más lejos: "El objetivo es echar una ducha de agua fría sobre el entusiasmo de la oposición".
El entusiasmo al que se refería se sustentaba en una encuesta previa publicada por Datafolha a fines de marzo que otorgaba a Serra un 36% de apoyo frente al 27% de Rousseff. Los resultados de Datafolha, una empresa ligada al diario Folha de S. Paulo , crítico hacia el gobierno de Lula, dieron alas a una oposición en horas bajas.
A principios de abril, el instituto Vox Populi, de Belo Horizonte, volvía a acercar las posiciones y otorgaba sólo tres puntos de ventaja a Serra (34%-31%). Pero Datafolha contraatacó anteayer y divulgó un nuevo sondeo que amplía la distancia entre Serra y Rousseff a diez puntos (38%-28%). Para la dirección nacional del PT, esos datos muestran en cualquier caso que su candidata se mantuvo "estable" en una semana en la que Serra tuvo una mayor exposición en los medios por haber lanzado su candidatura.
Para Marcos Coimbra, director de Vox Populi, el repunte experimentado este año por Rousseff se ajusta a las previsiones. "No está sucediendo nada espectacular; Dilma está manteniendo las tendencias de crecimiento esperado", afirma el experto.
Las redes sociales
Volcados ya plenamente en la precampaña electoral después de abandonar sus respectivos cargos a fines de marzo, Serra y Rousseff han visto en las redes sociales la vía para captar adeptos entre los más jóvenes. Ambos cuentan desde hace meses con páginas web de apoyo creadas por simpatizantes de sus partidos. Serra lleva tiempo enganchado a Twitter, una plataforma en la que se maneja como pez en el agua, según sus colaboradores. Más de 200.000 personas siguen al ex gobernador de San Pablo, que comparte sus comentarios con políticos y periodistas.
Rousseff no ha querido quedarse atrás. Desde hace una semana, la ex ministra ya sabe cómo llegar a la gente en 140 caracteres. En tan sólo unos días, la "dama de hierro" de la política brasileña ha logrado reunir a más de 25.000 seguidores.
A pesar de los esfuerzos de los candidatos por ofrecer una imagen atractiva, el perfil de ambos no deja de ser más bien opaco, muy alejado del que exhibe el carismático Lula. De ahí que expertos como Coimbra hablen de una "despersonalización" de las elecciones. "La discusión no se va a dar por una comparación de biografías políticas, sino mediante una elección entre unos, el PT, y otros, el PSDB", afirma.
Y lo que "unos" y "otros" ofrecen no es, en principio, tan diferente. Dilma apuesta a la continuidad de la aplaudida gestión de Lula y sus programas sociales, como el de Bolsa Familia, que han logrado una significativa reducción de la pobreza. El candidato del PSDB promete mantener esa política social con un mayor crecimiento de la economía y una modernización más rápida del país. Y reconoce que si gana, el suyo será un gobierno "post-Lula", nunca "anti-Lula".