Santorum deja la campaña republicana
Bajo fuerte presión, el precandidato conservador se bajó de la interna y despejó el camino de Mitt Romney como rival de Obama
NUEVA YORK.- Presionado desde su propio partido, y sin posibilidades reales de forjar un triunfo, Rick Santorum renunció ayer a sus aspiraciones presidenciales y le allanó el camino a Mitt Romney hacia la candidatura presidencial de los republicanos.
Con esa decisión, Santorum marcó, en los hechos, el inicio de la campaña presidencial de Estados Unidos, en la cual el presidente Barack Obama disputará la Casa Blanca con Romney en las elecciones del 6 de noviembre próximo.
"Hemos tomado una decisión sobre el fin de semana: que si bien esta carrera presidencial ha terminado para nosotros, para mí, y vamos a suspender nuestra campaña a partir de hoy, no hemos terminado de pelear", afirmó Santorum, en Gettysburg, Pensilvania, acompañado de su mujer, Karen, y cuatro de sus siete hijos.
Con una campaña mucho más modesta que la de Romney, y sin el apoyo del ala tradicional del partido, Santorum, la gran sorpresa en la dura interna republicana, era la última opción de los conservadores, que nunca terminaron de digerir el perfil moderado del ex gobernador de Massachusetts.
Respaldado en el apoyo de los evangélicos, la gente de bajos ingresos y el movimiento ultraconservador Tea Party, Santorum logró llegar muy lejos , pero, finalmente, sucumbió ante sus propias limitaciones y la aceitada y poderosa maquinaria electoral de Romney.
Santorum estaba obligado a triunfar en la cita electoral del próximo 24 de abril en Pensilvania, el estado al que representó en el Senado. Pero la cómoda ventaja de dos dígitos que tenía allí comenzó a diluirse hasta casi desaparecer en las últimas semanas, hasta tal punto que un sondeo auguraba un triunfo de Romney, un desenlace que hubiera sido embarazoso para el aspirante conservador.
La puja comenzó a dirimirse a fines de febrero en Michigan. Allí, Romney desplegó todo su poderío financiero y logró un ajustadísimo triunfo. Una seguidilla de éxitos ya más holgados en Illinois, Wisconsin, Maryland y el Distrito de Columbia terminaron de despejar las dudas que acechaban su candidatura.
Reacciones
En un escueto y protocolar comunicado, Romney afirmó ayer que "el senador Santorum es un competidor capaz y digno", y lo felicitó por la campaña que realizó. "Ha probado ser una voz importante en nuestro partido y nuestra nación."
Santorum no lo mencionó nunca en su emotivo discurso, que tuvo dos personajes centrales: la gente que conoció durante la campaña, y su hija menor, Isabella, de tres años, que sufre de trisomía 18, una condición genética mortal, y que estuvo hospitalizada el fin de semana, aquejada de neumonía.
Cristiano devoto, Santorum se recluyó en su familia durante la Pascua. La nueva internación de su hija, por quien ya había hecho pausas antes en su campaña, lo hizo reflexionar sobre su rol de padre, afirmó. Detrás de él, su esposa, Karen, lo escuchaba con los ojos llenos de lágrimas. "Este fue un tiempo para rezar y pensar, este fin de semana pasado, al igual que lo fue, francamente, cuando decidimos entrar en esta carrera. Karen y yo y los chicos nos sentamos en la mesa de la cocina, y hablamos de nuestras esperanzas y temores y preocupaciones", recordó un calmo Santorum.
Con el paso al costado de Santorum, Romney se convirtió en el candidato republicano de facto: tiene más de la mitad de los delegados que necesita para obtener la nominación, y los otros dos candidatos, Newt Gingrich y Ron Paul, aparecen muy relegados. Entre ambos tienen menos delegados que Santorum.
El jefe de la campaña de Obama, Jim Messina, salió a atacar a Romney: “No es sorpresa que Mitt Romney finalmente fue capaz de desgastar a sus oponentes bajo una avalancha de avisos negativos. Pero ni él ni sus aliados serán capaces de comprar la presidencia con sus ataques negativos”.